Por: Roberto Garrone

La tormenta de Santa Rosa trajo el alivio a Antonio Solimeno. Registro de la Pesca emitió el tan ansiado permiso para su nueva joya. El “Luigi”, presentado oficialmente hace un mes y con sus tanques de combustible completos desde esa fecha, podrá operar de manera provisoria indistintamente como congelador y fresquero, y lo más importante, fue autorizado a pescar langostino.

Con despacho a la pesca el jueves, el viernes lo corrieron del muelle 3 al de ultramar en el 2 para hacer víveres. Ayer antes del mediodía zarpó del puerto por primera vez hacia zona de pesca.

“Se deja constancia que conforme la medida cautelar innovativa decretada y aclarada en los resolutorios de fechas 27/03/2023, 18/08/2023 y 28/08/2023, en los autos caratulados “ARPES S.A. C/CONSEJO FEDERAL PESQUERO S/AMPARO LEY 16.986”, de trámite ante el Juzgado Federal N°2, Secretaria Civil y Comercial N° 1, de la Ciudad de Mar del Plata, el buque LUIGI se encuentra autorizado a operar sobre la especie LANGOSTINO y respecto al tipo de operatoria debe ser considerado como BUQUE CONGELADOR CON AUTORIZACION PARA OPERAR COMO FRESQUERO”, dice la resolución que le llevó tranquilidad a Tony.

En unas líneas anteriores, la autoridad de aplicación refería los datos del proyecto pesquero y con un plazo definitivo autorizaron al “Luigi” a la captura anual de 525 toneladas de Granadero, 360 toneladas de bacalao austral y 4195 toneladas de todas las especies, con exclusión de langostino y de aquellas sometidas al régimen de administración mediante CITC.

Como la autorización no marca la asignación de determinada cantidad de toneladas de captura, se entiende que puede pescar de manera irrestricta, sin cupo. “Así lo dice la resolución de la Cámara de marzo pasado”, confirman desde la empresa armadora.

Desde Pesca le ordenaron también a Solimeno acreditar el desguace del “Ur Ertza” con un plazo hasta el 30 de diciembre del 2023… o en su defecto, recibir un permiso de pesca por transferencia o reformulación de proyecto pesquero, el que deberá provenir de otro buque de mayor antigüedad y de igual o mayor capacidad de pesca. El “Ur Ertza” no será desguazado.

Cómo es posible que el Registro de la Pesca actúe en contra de lo que determinó el propio Consejo Federal Pesquero, desde donde apelaron el fallo de Cámara que le abrió la puerta al “Luigi” para pescar en el tablero del marisco en aguas nacionales.

Desde la propia Subsecretaría aseguran que el recurso federal extraordinario interpuesto no tiene efectos suspensivos y no quedó otra alternativa que cumplir con el fallo. De ahí lo “provisorio” hasta que defina la Corte Suprema, vaya a saber uno cuándo.

Solimeno logró todo lo que se propuso. Que el “Ur Ertza”, el barco que le cedió el permiso al “Luigi” sea considerado como congelador y autorizado a operar como fresquero. Y que el complemento de bodega que sumó con el fresquero “Mayoral”, incluya la captura de langostino.

No hay ningún antecedente, entre todas las documentaciones que presentó Solimeno en este proceso administrativo que le permita al “Luigi” poder pescar langostino. Al menos no lo encontró el CFP ni la jueza Arias, quien rechazó en primera instancia el recurso de amparo presentado por la empresa.

Ni siquiera le podía ceder el permiso como congelador al Luigi porque la propia armadora había rechazado esa operatoria por un jugoso motivo. Como fresquero pudo recibir cuota de merluza.

Pero con sus firmas, los camaristas Alejandro Tazza y Eduardo Giménez, confrontan con las políticas pesqueras que dicta el Consejo sobre planes de manejo y autorizaciones de captura, a contramano de la propia Ley de Pesca.

Obvio que antes que el “Luigi” pasaron otras anomalías groseras que terminaron sobre alimentando el esfuerzo pesquero sobre el langostino. La propia defensa de Solimeno lo expuso en el expediente.

Exhibieron el desmanejo con los cupos compensatorios que recibieron Chubut y Santa Cruz por cerrar el Golfo San Jorge superaron ilegalmente las 20 mil toneladas; modificación de bodegas en la flota de Rawson, reformuación de permisos que posibilitaron nuevos ingresos a la pesquería, las modificaciones en la ley de pesca en Chubut y el reciente fondo de fomento productivo vendido al mejor postor.

Lo curioso es que todos estos casos “sospechosos” parecerían una confesión de parte. Que le hace una lancha más al Tigre… “Quién me lo va a impedir”, había avisado Solimeno al momento de la presentación en sociedad del “Luigi”. Nadie Tony, lamentablemente, nadie.

Hay algo peor en toda esta historia. La hendija judicial que abrió el traje a medida que confeccionaron Tazza y Giménez podría tener males mayores. Los barcos “Andrés Jorge”, “San Andrés Apostol” y “Ponte Coruxo” hoy afuera de la pesquería de langostino, podrían seguir la misma ruta de la felicidad que transitó Solimeno y entrar por la ventana.

Buen domingo


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2 Comentarios

  1. Mientras tengan materia prima como llenar las valijas verdes, los jueces seguirán de fiesta!!!

  2. Tenemos que pensar que si un barco se construye en la Argentina se merece tener el permiso de pesca, porque genero un monton de trabajo en la industria naval, el 60 / 70 % de los barcos congeladores se importaron generando desocupación y obteniendo permisos de pesca vía cancilleria
    Creo que le tenemos que facilitar las cosas a la gente que invierte en el pais

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