Por Nerella García

Licenciada en Nutrición (MP 3025), matriculada en el Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires.

Para este Día Mundial de la Salud, la Organización Mundial de la Salud (OMS) planteó como lema “Mi salud, mi derecho”. Esta expresión refiere dos aspectos para resaltar: por un lado, reivindica, como en años anteriores, a la salud como necesidad humana básica e universal y por el otro intenta transmitir la importancia de reconocer que este derecho, promovido desde los Estados a lo largo de la humanidad, pertenece a cada uno de nosotros y se debe seguir luchando por defenderlo. 

Además, enfatiza en su planteo la centralidad que posee la accesibilidad a otros derechos como aspecto necesario para que la salud sea posible como son la educación, a la alimentación adecuada, a un medio ambiente sano, a la no discriminación, al trabajo digno, entre otros.

La Organización Mundial de la Salud reconoce que la forma en que viven y se relacionan los pueblos determina cómo se transita la salud y también como enferman y mueren las personas. Este proceso se encuentra determinado por las políticas ejecutadas ya que ellas definen la distribución del poder y los recursos de los países. Jaime Breilh, reconocido epidemiólogo crítico latinoamericano, plantea que “no hay enfermedades de la pobreza, hay enfermedades de la riqueza con desigualdad” ya que las enfermedades son generadas por un sistema social que necesita a la desigualdad en las condiciones socioeconómicas de la población para sostenerse.

Argentina posee un marco legal suficiente que garantiza la concepción de la salud como un derecho humano y se expresa en nuestra Constitución Nacional, bajo los artículos 14 bis, 33, 41, 42 y 75 inciso 22. Este último incluye a todos los tratados de derechos humanos con otras naciones y organizaciones internacionales y le otorga a los mismos jerarquía superior a las leyes, entre los que se pueden mencionar: el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo; la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial; la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, entre otros.

En medio de una de las más grandes recesiones económicas y una profunda crisis social por la que atraviesa el país se hace dificultoso pensar que una salud para todos sea posible y se encuentre garantizada.

Hoy más que nunca es fundamental recordar, fortalecer y reivindicar a la salud como derecho humano. Para que ello sea posible es necesario un Estado que garantice un presupuesto en salud pública que respete a la Constitución Nacional y a los compromisos que se han tomado a nivel internacional poniendo a disposición los recursos necesarios para lograr el más alto nivel de salud que permita vivir con dignidad.


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