Por: Roberto Garrone

A una semana de conocidos los detalles de la resolución 9 del Consejo Federal Pesquero que modificó algunos Artículos de la Resolución 7 dictada en el 2018 sobre la pesquería de langostino la confusión en Chubut sigue vivita y coleando.

En la provincia primero le apuntaron al Consejo Federal Pesquero, en particular a Carlos Liberman, el subsecretario de Pesca con quien Awstin mantiene o mantenía, una prolongada amistad.

Creen que la nueva norma pone en riesgo los miles de puestos de trabajo que la pesca genera en la jurisdicción. Fundamentalmente con el langostino, desde que su sobre abundancia multiplicó por cinco los desembarques en menos de dos décadas, por encima de las 200 mil toneladas.

Pero en los ocho artículos de la norma, en las disposiciones relativas al control y fiscalización de la pesquería ni en las disposiciones transitorias surgen elementos explícitos que abonen las sospechas de las autoridades provinciales.

Chubut quería medidas más restrictivas para la operatoria de los barcos fresqueros marplatenses en aguas nacionales, la zafra que aporta la mayoría de las capturas del marisco y del que también toman parte barcos factorías que capturan y congelan el langostino entero.

Las sugerencias no fueron escuchadas en la sesión que el Consejo tuvo en Mar del Plata. Desde ahí arrancó la cruzada. A caballo de la defensa de un trabajo que cada vez cuesta más trabajo mantener, paradojas al margen, primero los apuntados fueron los armadores de la flota fresquera y luego el modelo de producción y las ventajas comparativas que generan la informalidad y precarización laboral, sellos distintivos de la industria local.

De las palabras y los cuestionamientos pasaron a los hechos. Incentivados por un Gobernador que desconoce o miente sobre los alcances de la Ley Federal de Pesca y la propia Constitución, y asegura suelto de cuerpo que el langostino es exclusividad de Chubut y debe reprocesarse en la provincia.

Otro actor clave en esta historia es el STIA. El sindicato de la alimentación esta semana acordó un ajuste paritario del 83% con CAPIP. Antes y después de la firma con al patronal, envalentonados con las palabras de Arcioni, llegaron a la ruta 3 para bloquear el tránsito del langostino fresco y hasta tirar alguna piedra a los camiones que intentaban pasar el corte.

“Nuñez malinterpretó la Ley Federal de Pesca”, me dijo Awstin a modo de justificación en la semana. Nuñez es el secretario General del STIA y cuesta creer que se no sepa los alcances de la ley. El dirigente es una fuente de consulta permanente de la legislatura para actualizar la ley provincial de pesca.

El acuerdo paritario produjo una implosión dentro de la cámara patagónica porque algunas empresas no estuvieron de acuerdo con el nivel de actualización y pegaron el portazo. Hoy es una incógnita saber si el trabajo está garantizado en los frigoríficos de la provincia, si sigue el paro o solo dejan trabajar en las empresas que firmaron. Hasta ayer a la mañana los bloqueos se mantenían activos. Como la confusión reinante en ámbitos pesqueros.

Es curioso el razonamiento de las autoridades provinciales. Por un lado pretendían restringir la actividad de la flota fresquera marplatense y por otro les preocupa defender las fuentes laborales. Hasta ahora la mayoría de las descargas del langotino pescado por los barcos marplatenses se reprocesaba en Chubut. Una merma en su actividad implicaba menos trabajo para sus obreros.

En Chubut tienen otro razonamiento. Aseguran que el año pasado los barcos fresqueros entregaron mucho langostino roto, apretado y/o manchado para reprocesar a las fábricas. Incluso que alguna porción debió tirarse a la basura porque no se podía manipular. Con este antecedente, la idea de algunos industriales era apuntar a que se mejore la calidad para hacer un máximo aprovechamiento del recurso. Esa apuesta se jugó en el Consejo Federal pero la Resolución 9 no cambió nada.

En Mar del Plata cuestionan las incongruencias de la administración pesquera de Chubut. Revelan que no dejan salir langostino fresco de nación pero hasta el año pasado salía anchoa y merluza que terminaba activando el empleo en Mar del Plata, el modelo productivo que ahora cuestionan pero al que le venden los recursos que no pueden reprocesar en la provincia porque el langostino transformó a la industria en mono especie.

En realidad este año la anchoa no salió porque no se la pudo pescar. Algunos capitanes de la flota costera de Rawson se negaron a salir a pescar porque pretendían un valor de cajón que representaba más del 100% de lo cobrado el año pasado.

Para pasarlo en claro: oficiales que no querían ganar 2 millones de pesos por mes dejaron sin materia prima a obreros de la industria que a duras penas llegaban a los 100 mil. Los armadores se plantaron y no salieron a pescar. A nadie le importó mucho porque en Chubut no hay industria conservera y los que se quedaron esperando eran trabajadores marplatenses.

Por estas playas no hubo críticas ni acusaciones. En realidad las autoridades locales y bonaerenses parecen autistas a la coyuntura de la industria. Se acuerdan cada vez que hay elecciones. Para sacarse fotos o manguear para la campaña. Las cámaras empresarias que el jueves divulgaron el comunicado hubiesen preferido sentirse más acompañadas.

Los armadores marplatenses prometieron no volver a descargar en puertos de Chubut hasta que se levanten los cortes de ruta. En el medio se movieron 80 mil cajones de langostino fresco (1300 toneladas). La gran mayoría pensaba reprocesarse en Chubut. Terminó en Caleta Paula, San Antonio Oeste, Bahía Blanca y Mar del Plata.

A una semana de la Resolución el viernes Arcioni se reunió con funcionarios y representantes de las cámaras pesqueras de la Provincia. Es tal la confusión que reina en Chubut que mientras el Gobernador siguió con la defensa de los puestos de trabajo en una provincia “que está en una competencia desleal con Mar del Plata con recursos nuestros», según reprodujo el Diario Jornada.

Tras la misma reunión, el mismo medio reprodujo declaraciones de Gabriel Aguillar, secretario de Pesca, quien fue por un carril conciliador. “Debemos analizar qué posibilidades tenemos de incentivar a los barcos de Mar del Plata a que se queden y procesen ese producto acá”.

Si la posición de Aguilar prospera, deberían analizarlo pronto porque desde hace una semana vienen haciendo todo lo contrario. Alimentan el fantasma del desempleo que, en comunicados y entrevistas tanto Awstin como Arcioni confiesan combatir.

Desde hace una semana, uno tras otro, no dejan de pegarse tiros en los pies.


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