La pandemia cambió lógicas y hábitos. El cuidado colectivo se impone como premisa y la carrera contra reloj de científicas y cuentificos del mundo en centra en encontrar la vacuna que evite muertes y nos devuelva un poco a la “normalidad”.

La pandemia también evidenció y recrudeció las desigualdades que quiebran ciudades en todos los países del mundo: el privilegio de un techo digno y un salario cada mes es lejana para los grandes bolsones de pobreza. Y dentro de la marginalidad/invisibilización de grandes masas de población, las niñas, niños y adolescentes se nos presentan como un sector especialmente vulnerado en sus derechos: a estudiar, a jugar, a ser cuidadas y cuidados, a no tener que salir a trabajar.

Este sábado, 12 de junio, se conmemora el Día mundial contra el Trabajo Infantil , y desde la Mesa Interinstitucional contra la Trata de Mar del Plata/Batán alerta sobre el impacto que la pandemia por la Covid 19 puede generar en niñas, niños y adolescentes, a quienes la normativa vigente en el país y el mundo, nos impone obligaciones especiales de cuidado.

Desde Unicef alertaron que anteriores crisis sanitarias han dejado especialmente expuesta a esta población, ante el peligro de ser víctimas de explotación, violencia y abuso, cuando las escuelas cierran, muchas veces se interrumpen los servicios sociales en los barrios y se restringen los desplazamientos.

Un análisis compartido entre la CEPAL y la OIT fue en el mismo sentido: podría generarse un aumento significativo del trabajo infantil en América Latina y el Caribe ante el impacto devastador de la pandemia, que genera una reducción en los ingresos y altos niveles de inseguridad económica en las familias. Actualmente en el mundo son 168 millones los niñas, niños y adolescentes en situación de trabajo infantil.

Desde la Mesa alertan la especial vulnerabilidad de las niñas, en tanto muchas veces se encuentran sometidas no sólo a situaciones de explotación sino también al acoso sexual por parte de sus explotadores, y aún en el ámbito familiar; así como también recaen en ellas tareas domésticas y de cuidado, en base a los roles estereotipados que rigen aún en la sociedad.

Ante ello, plantean la necesidad de poner el esfuerzo en proteger los derechos de niñas, niños y adolescentes en el marco de la ley 26.390, más aún en el contexto de pandemia en que nos encontramos y el impacto económico que acarrea, especialmente en las poblaciones más vulneradas.


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