Por: Roberto Garrone

El reciente viaje que una comitiva de empresarios vinculados con la actividad pesquera completó en Brasil a partir de una agenda promovida por Daniel el Embajador, marca el regreso del mercado del país vecino en la agenda de prioridades de la pesca nacional, o mejor dicho, de los exportadores de langostino, el negocio más próspero y rentable que exhibe hoy la actividad.

Brasil en los últimos años había quedado relegado a los exportadores de merluza, básicamente empresas frigoríficas de Mar del Plata que paulatinamente fueron perdiendo terreno al competir con la merluza congelada a bordo en barcos congeladores, de mayor calidad que la generada en tierra, y que podía siempre valer un poco menos, como les gusta pagar a los importadores brasileños.

Con China casi bloqueada por las trabas sanitarias y el regreso del coronavirus en bastas regiones, el incipiente mercado ruso que se desplomó tras la invasión a Ucrania, el costo del flete marítimo que casi se ha triplicado desde el inicio de la pandemia y ha crecido a un ritmo mucho más veloz de lo que se recuperaron los precios del langostino, y la recuperación de la economía brasileña donde el Real se ha apreciado frente al dólar en los últimos meses, son motivos suficientes para que los exportadores del marisco hayan vuelto a mirar cerca.

En esa lista faltó el motivo más importante: las empresas abocadas al negocio del langostino miran Brasil porque pueden. Desde el año pasado que levantó las barreras para arancelarias que mantenía desde hacia más de un lustro y permite la importación de langostino patagónico. Otro logro del Embajador estrella que hoy busca posicionarse como sucesor de Alberto. Solo en Argentina…

Claro que la hipótesis que trazaron las empresas cuando se recuperó el negocio estuvo lejos de cristalizarse. Pese a la cercanía y a la demanda satisfecha solo por el langostino que ingresaba de contrabando por la frontera misionera, Brasil no figura entre los 10 primeros destinos de las exportaciones de langostino.

La industria tenía expectativas con la venta de “enteros” pero ese producto se consume en sectores de hotelería y gastronomía vinculado a una industria del turismo que todavía no se ha recuperado de la pandemia. Las “colas” no tuvieron demanda porque las empresas argentinas tenían destinos que pagaban más que lo que ofrecían los brasileñós.

Scioli organizó una ronda de negocios con casi 40 importadores brasileños para intentar acelerar las ventas que seguían deprimidas en este primer bimestre del año, donde el país vecino no aparece entre los primeros nueve destinos del langostino. Se desdibuja en el grupo “otros destinos” con un porcentaje ínfimo de participación tanto en producto “Entero” como “cola” .

Más allá de las buenas sensaciones con que regresó el mismo jueves a la noche la comitiva, el mayor logro de la visita, vaya paradoja, fue para los exportadores de merluza, que seguían el itinerario por redes sociales porque nadie del sector había tomado parte. El único que fue de la cámara de frigoríficos exportadores fue una empresa de capitales chinos que reprocesa langostino en Patagonia.

Para no sufrir desabastecimiento en este período de cuaresma la autoridad sanitaria brasileña determinó flexibilizar las importaciones de merluza congelada argentina, o marplatense que es casi lo mismo.

La carga ha tenido problemas para cruzar la frontera desde el segundo semestre del año pasado. Brasil tiene un código sanitario mucho más celoso que otros mercados en cuanto a niveles de sodio y PH tolerantes para la carne de merluza. Y esta el tema de parásitos, algo común en una especie salvaje, que también fue motivo de rechazos.

SENASA ha relativizado la crisis pero los exportadores denuncian que Brasil rechaza carga hasta por productos mal etiquetados o rotulados. Las empresas volvieron a pedir a los representantes argentinos en Brasil que haya reglas claras y perdurables. En estos días autoridades de SENASA viajarán para pulir las nuevas condiciones.

La decisión brasileña por ahora es exclusivamente coyuntural. Más allá que demuestra que cuando necesitan la mercadería tanto riesgo sanitario no encierra la merluza argentina, generará impacto sobre todo en la frontera donde comenzaban a juntarse camiones en espera.

Para ver el impacto que la gira tendrá en los pedidos de langostino habrá que esperar que avance el calendario. La semilla ya fue sembrada.


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