Por: Luis Gotte – Coautor de Buenos Ayres Humana I: La hora de tu comunidad (Ed. Fabro, 2022), Buenos Ayres Humana II: La hora de tus intendentes (Ed. Fabro, 2024), y en preparación: Buenos Ayres Humana III: La Revolución Bonaerense del Siglo XXI, las Cartas Orgánicas municipales. luisgotte@gmail.com
El 8 de mayo de 2025, la Iglesia Católica anunció la elección del cardenal Robert Francis Prevost como nuevo Papa bajo el nombre de León XIV. Nacido en Chicago en 1955, pero con una profunda impronta hispanoamericana por su largo trabajo pastoral en Perú, León XIV se convierte en el primer pontífice oriundo de América del Norte.
Sin embargo, su perfil sugiere mucho más que una representación geográfica: es un Papa fronterizo, tanto cultural como espiritualmente, que podría reconfigurar el papel del Vaticano en la escena global. Su elección marca un punto de inflexión en la geopolítica religiosa, en un mundo donde las tensiones entre bloques económicos, el ascenso del sur global y las disputas morales se entrelazan con los desafíos propios de la Iglesia.
Su experiencia en América Hispana -específicamente en Chiclayo, donde fue obispo durante años- y su fluidez en español le permiten tender puentes con América del Sur en un momento donde el vínculo con Estados Unidos está marcado por recelo y dependencia. Como figura que combina raíces estadounidenses y sensibilidad hispanoamericana, León XIV puede convertirse en un mediador entre el Norte y el Sur del continente. Temas como la migración, la variación climática y la desigualdad podrían hallar en él un defensor coherente de una ética social cristiana alejada de los intereses imperiales.
No obstante, su nacionalidad estadounidense también genera dudas en sectores que temen una posible alineación con el poder de Washington, algo que deberá disipar con decisiones claras y gestos simbólicos de autonomía.
Bajo su liderazgo, el Vaticano puede consolidar su rol como actor geopolítico, apoyando causas como la justicia social, el desarrollo sustentable y la dignidad humana. La Santa Sede, que ya oficia como observador permanente ante organismos internacionales, puede recuperar una voz moral fuerte en temas sensibles si logra combinar tradición doctrinal con sensibilidad contemporánea.
La creciente gravitación de África y Asia en la demografía católica encuentra en León XIV a un líder abierto al sur global. En África, donde el catolicismo crece con intensidad, su apuesta podría centrarse en el fortalecimiento de estructuras eclesiales comprometidas con el desarrollo. En Asia, la relación con China será una de sus pruebas diplomáticas más delicadas. El acuerdo provisorio sobre el nombramiento de obispos sigue siendo un terreno incierto que exigirá equilibrio entre firmeza doctrinal y apertura pastoral.
En cuanto a Europa, León XIV hereda una Iglesia envejecida, secularizada y políticamente dividida. A diferencia de papas europeos anteriores, su perspectiva externa le permitirá observar a Europa no como el centro de la catolicidad, sino como una región más del mundo que debe ser reevangelizada. Su relación con Europa podría ser de contraste, pero también de reforma: podría tensionar a las conferencias episcopales acomodadas al statu quo, al mismo tiempo que impulsa una renovación desde las bases, valorizando el testimonio de comunidades pequeñas, migrantes y empobrecidas.
Frente a la burocracia vaticana tradicional y al escepticismo de élites políticas europeas, León XIV podría posicionarse como un “Papa incómodo”, que desafía la tibieza de las instituciones desde una ética encarnada en los pobres. En una Europa tentada por los algoritmos y el nacionalismo, su palabra puede resonar como una alternativa espiritual a la fragmentación social.
A nivel interreligioso, su experiencia multicultural lo convierte en un interlocutor apto para continuar el diálogo iniciado por Francisco con líderes judíos y musulmanes. Consciente de la importancia de la convivencia religiosa en contextos frágiles, podría impulsar iniciativas concretas para combatir el antisemitismo y la islamofobia, al tiempo que sostiene la centralidad del mensaje evangélico.
En su relación con el llamado “estado oculto” o deep state -concepto que refiere a las redes de poder transnacional que operan más allá de la política formal-, León XIV deberá maniobrar con sabiduría para preservar la autonomía del Vaticano. Si bien su nacionalidad y trayectoria podrían prestarse a sospechas, su historia pastoral en zonas de pobreza estructural sugiere que no será un instrumento de las élites globales. Su desafío será sostener la coherencia entre su predicación y sus alianzas institucionales, manteniendo la misión espiritual de la Iglesia por encima de las presiones de gobiernos, corporaciones o lobbies ideológicos.
Con una agenda marcada por la cercanía a los pobres, el diálogo intercultural, la sostenibilidad ambiental y la reforma administrativa del Vaticano, León XIV inaugurará un pontificado donde tradición y cambio no se enfrentan, sino que se abrazan. El tiempo dirá si será recordado como un Papa de transición o como el artífice de una nueva etapa en la Iglesia, más conectada con las periferias y más crítica del poder concentrado. En un mundo en busca de sentido, su palabra -si es fiel a su historia- puede tener el peso de una esperanza.
Fuentes
. – El Español, “León XIV, el primer Papa de EEUU de la Historia”.
. – Vatican News, “Pope Leo XIV delivers his first Urbi et Orbi Apostolic Blessing”.
. – LISA News, “La religión católica y el Papado en la geopolítica”.
. – Levante-EMV, “Radiografía de la Iglesia católica que heredará el nuevo Papa”.
. – Perfil, León XIV, el primer Papa de Estados Unidos, es crítico de las políticas migratorias de Donald Trump
. – Infobae, Conociendo a León XIV: Estilo, costumbres y agenda pendiente para una era nueva