Por: Néstor Troiano – Presidente COPEBO Mar del Plata/Batan

La inseguridad en la provincia de Buenos Aires no es un problema reciente, sino el resultado de años de pésimas gestiones que permitieron el avance del delito y el narcotráfico. Axel Kicillof enfrenta una crisis sin respuestas, con homicidios en aumento y zonas liberadas. En Mar del Plata, Guillermo Montenegro atraviesa una realidad similar: pese a su promesa de combatir el crimen, «La Feliz» sumó 43 asesinatos el pasado año y lleva 8 en lo que va del 2025. Es tan deficiente su tarea, que la ministra de Seguridad Nacional Patricia Bullrich, viajó a la ciudad para blindarlo ante los medios.

Según datos del medio www.Chequeado.com, en el año 2023 se registraron 2012 homicidios en todo el territorio bonaerense, de ese total, 852 víctimas fueron hombres y 133 mujeres, lo que equivale a 2,3 muertes diarias.

El problema es histórico, funcionarios de diferentes banderías políticas jamás estuvieron a la altura de las circunstancias y convirtieron a la provincia de Buenos Aires en la más pobre del país. Desde el radical Alejandro Armendáriz en 1983, con la hiperinflación a flor de piel; pasando por Felipe Solá y su memorable frase: «Hay que aprender a hacerse el boludo»; o el «Pichichi» Daniel Scioli, (hoy parte del gobierno nacional) y una gestión calamitosa; sin olvidarnos de la «Heidi» del PRO, María Eugenia Vidal, mucho ruido y pocas nueces, entre otros personajes que abandonaron el territorio el cual se encuentra desbordado por cocinas de droga y el narcomenudeo.

Hoy el apuntado es el gobernador bonaerense Axel Kicillof. Durante su gestión los homicidios no solo se han incrementado, sino que fue incapaz de dar una respuesta efectiva ante la magnitud de la crisis. Las continuas muertes a manos de menores en algunos casos liberados minutos antes de cometer un nuevo ilícito (ideología Zafaronista), provocó en las últimas horas el fastidio de los platenses, que no solo intentaron ingresar a la Municipalidad por la fuerza reclamando justicia por la muerte de una niña de 7 años, sino que como venimos alertándolo, la ciudadanía se está armando debido a la inacción policial y sobre todo dirigencial, con promesas efímeras y para nada efectivas.

Asimismo, y aprovechando la debilidad en la materia del ex niño mimado de Cristina Fernández de Kirchner, el presidente de la Nación Javier Milei, propuso una alocada jugada: intervenir el territorio bonaerense con la renuncia del gobernador (inviable por donde se lo analice), con la sola intención de copar la provincia y soñar a futuro con un triunfo en las próximas elecciones.

Por su parte, Mar del Plata no es un caso aislado en materia de inseguridad. En poco más de dos meses ya cuenta con 8 muertes más todo tipo de robos o escruches. Zonas que antes se consideraban seguras se transformaron en tierra de nadie. Por eso no podemos eximir de responsabilidad al intendente Guillermo Montenegro, ya que la ciudad está bajo su gestión en su segundo mandato, y como tal, debe rendir cuentas por la creciente ola de violencia a la que parece querer hacerle frente con pistolas de CO2.

Por más que confronten en su ideología política, tanto Montenegro como Kicillof poseen un denominador común: son responsables de la incapacidad a la hora de tomar decisiones de fondo para combatir este flagelo. Solo en el Conurbano, Mar del Plata y La Plata, el 62,4% de los homicidios se suscitaron en la vía pública, mientras que, en el interior de la provincia, el 55,8 % ocurrieron en viviendas. Todo un dato para entender que las calles son propiedad de los malvivientes.

Vale aclarar que la falta de recursos para con el personal policial y la ausencia de éstos en las calles, son factores que contribuyen al caos y a la sensación de abandono que sentimos los bonaerenses. Por eso es hora que tanto Kicillof como Montenegro, asuman sus responsabilidades ya que, por acción u omisión, están permitiendo que Mar del Plata y toda la provincia se conviertan en un territorio marcado por la impunidad y la violencia extrema.


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