Por: Roberto Garrone

El pasado 15 de diciembre, cuando sesionó el Consejo Federal Pesquero, la Argentina ya se encontraba en las puertas de una nueva final de la Copa del Mundo.

Entre las corridas de Julián Alvarez, las gambetas de Messi y el despliegue de Alexis Mc Allister, combinación perfecta del Negro Enrique y Juan Román Riquelme, por las calles todavía se escuchaban los ecos de los festejos ante Croacia y se palpitaba el cruce con los franceses. Al país no le importaba otra cosa.

En el Acta 38 que rubricaron los miembros del Consejo aparece, entre decisiones de manejo sobre by catch de langostino en buques fresqueros de altura, asignación de un volumen adicional de cuota de merluza y un informe técnico del INIDEP que fijó posición sobre la asignación de la captura máxima permisible de abadejo y merluza austral, se estableció un fondo de Asignación para el Fomento Productivo (FAFP) que estará vigente hasta el 2028, inclusive.

Dicho Fondo se integrará con 5 mil toneladas anuales de langostino, sujetas a la evaluación del estado del recurso, y será asignado total o parcialmente con el voto unánime de todos los integrantes del CFP, con posterioridad al 15 de agosto de cada año o a la asignación de al menos el 80% de los cupos sociales de Chubut y Santa Cruz.

Esa era la recompensa para las provincias patagónicas, que acaba de renovarse, por decidir cerrar el Golfo San Jorge a la pesca comercial del marisco desde el 2018 cuando se dictaron las nuevas medidas para el funcionamiento de la pesquería, especialmente los 47 metros de eslora del “José Américo”, el barco de Moscuzza.

El punto 3 que enmarca la creación del FAFP (espero que tenga menos polémica y fuego cruzado que el extinguido FAP) encierra lo que para este cronista es novedoso y que pasó absolutamente desapercibido.

Dicho punto establece la incorporación a la medidas de administración de la Resolución CFP N° 7/2018 (como Artículo 19 bis) la prohibición de realizar operaciones comerciales de arrastre de fondo dirigidas a la especie langostino dentro del Area Interjurisdiccional de Esfuerzo Restringido (AIER).

Esta pequeña área vedada, limitante con las aguas provinciales de Chubut, hasta no hace mucho eran un campo de batalla entre los intereses patagónicos y marplatenses, desde donde repetían intenciones de querer entrar a pescar cuando el langostino se concentraba en aguas más próximas a la costa.

Es cierto que esa polémica ha bajado de tono. Es cierto que desde hace 4 años el área permanece cerrada y en las últimas zafras las mayores abundancias se mostraron hacia el este, lejos del AIER. “No era necesario dejarlo por escrito”, refieren armadores marplatenses a los que no se les pasó por alto la medida pero relativizaron su trascendencia. “Se dejó de mirar el AIER cuando las mayores concentraciones del recurso comenzaron a darse más afuera”, remarcaron.

Del lado de Chubut, en la CAFACH, la cámara que agrupa a los barcos costeros que ahora animan la zafra en aguas provinciales, se les dibuja una sonrisa cuando repasan el texto. Ya el año pasado todo el sector fresquero provincial había pedido a Liberman mantener las políticas de protección sobre el langostino en la zona para dejarlo crecer.

“Es importante porque garantiza el futuro de la pesquería y nos pone más cerca de la certficación”, analizaron. Con la excusa de analizar el avance de dicho proceso fue la reunión que, un día antes que se publicara el Acta del Consejo, compartieron Marcelo González, presidente de la cámara de costeros de Rawson, con el propio Carlos Liberman y Adrián Awstin, el representante de Chubut en el Consejo.

Las crónicas del encuentro no dicen una palabra de la certificación, aunque tampoco de la negociación por el cierre del AIER que fueron a sellar González y “Chuchi”. La moneda de cambio fue renovar el 20% de by catch de langostino cuando los fresqueros marplatenses operan a merluza sobre el 41ºS entre los últimos días del verano y los primeros del otoño.

En Chubut apoyaron la iniciativa más allá que sospechan que es un poco más del 20% lo que traen en bodega. También saben que ese langostino es un recurso que ya no vuelve a aguas de Chubut. El balance del toma y dame para ellos es más que auspicioso.

“El langostino es un recurso migratorio y es responsabilidad de todos cuidarlo”, subrayaron en Playa Unión mientras algunos barcos habían comenzado a quedar parados por una medida de fuerza de la estiba.

Hay abundancia de langostino pero se ha resentido la cadena de pagos. Tal vez una estrategia para que el langostino fresco baje de los 2,90 dólares que se llegó a pagar en las primeras semanas de zafra.

“Lo del voto por unanimidad es histórico”, insistían desde Rawson los armadores costeros. Tan entusiasmados estaban leyendo el Acta que por un momento pensaron en emitir un comunicado destacando el logro de la administración pesquera provincial. Finalmente aceptaron la sugerencia de Liberman y la alegría fue de puertas para adentro.

Con casi todos los barcos amarrados a muelle hasta el año que viene, en Mar del Plata ningún adjetivo rimbombante los corre por estos días de la palanca “Fin de año”. “Que la cierren, no nos parece mal. Queremos poder pescar donde está el langostino, hacerlo bien, sin trabas ni obstáculos que van en desmedro de la calidad que todos buscamos”, era el razonamiento que los unía.

En los mandos medios de empresas armadoras y frigoríficas el modo “fin de año” viene con tensión e incertidumbre. Los encargados de cargar los datos al módulo de “transacciones comerciales”, que arranca mañana lunes, se persignan en varios idiomas.

Buen domingo. Feliz Navidad para todos


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