Buenos Aires, 23 de junio de 2025 – El consumo de sustancias psicoactivas durante la concepción, gestación y lactancia conlleva un importante riesgo para la salud del bebé. Entre otras, los especialistas destacan afecciones en el sistema nervioso central, el cardiovascular, el renal y el cutáneo, con peligro de desencadenar complicaciones obstétricas relacionadas con estas sustancias como el retraso de crecimiento intrauterino (RCIU), abortos, partos prematuros, eclampsia, entre otros trastornos, que pueden comprometer la vida del binomio (madre e hijo).

La afirmación surge de un documento reciente elaborado por el Grupo de Consumos Problemáticos y el Comité de Estudios Fetoneonatales (CEFEN) de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP). En el trabajo, los pediatras aseveran que son situaciones evitables y prevenibles, y destacan el importante rol de los efectores de salud para evitar enfrentar estas complicaciones.

“Cuando hablamos de sustancias psicoactivas, tanto sintéticas como naturales, nos estamos refiriendo a sustancias como alcohol, marihuana, cocaína, éxtasis y ácido lisérgico, entre otras. Su uso, en cualquier medida -porque no hay una dosis segura con este tipo de productos- siempre va a atentar contra la salud del bebé y también contra la de la propia madre”, afirmó la Dra. Guadalupe Albornoz, médica pediatra y neonatóloga, Secretaria del CEFEN de la SAP.

 “Tengamos en cuenta que son sustancias mayoritariamente psicotrópicas, que tienen la característica de ingresar con facilidad tanto al cerebro como, en la mayoría de los casos, a la leche humana; por eso también es una alerta para aquellas mamás que amamantan”, sostuvo la Dra. Silvia Cabrerizo, pediatra y toxicóloga, Secretaria del Grupo de Trabajo de Adicciones de la Sociedad Argentina de Pediatría.

El documento explica que este tipo de sustancias ‘suelen afectar el comportamiento de las personas que las consumen o provocar afecciones que representan un riesgo para el lactante como alteraciones en la talla y el perímetro cefálico, alteraciones en el neurodesarrollo, infecciones e incluso Síndrome de Muerte Súbita del Lactante’.

Para la Dra. Sandra Machado , médica neonatóloga Prosecretaria del CEFEN, y autora del documento junto con las Dras. Albornoz y Cabrerizo, “es importante tener en cuenta que este tipo de adicciones generalmente están asociadas a condiciones ambientales y a determinadas características de la persona que contribuyen a aumentar aún más el riesgo para la salud del bebé”, entre las que enumeran los embarazos adolescentes, bajos niveles de educación, malnutrición y un control prenatal inadecuado, entre otros factores. 

El trabajo describe además que en muchas ocasiones se observa un poli consumo que incluye sustancias legales nocivas, como el tabaco y el alcohol que llevan a incrementar conductas de riesgo que predisponen también a contraer infecciones como el VIH o hepatitis B y C. ‘En todos los casos descriptos, las personas recién nacidas tienen un alto riesgo de sufrir diversos problemas médicos, psicológicos y del desarrollo’, afirma.

“En estos casos, para la atención tanto del bebé como de la mamá, es fundamental un abordaje multidisciplinario, que incluya profesionales de ginecología, obstetricia, neonatología, pediatría, toxicología, salud mental y servicios sociales”, agregó la Dra. Albornoz. 

Respecto de la lactancia, el documento aclara que ‘ante la presencia de estudios que confirmen el consumo activo, es importante suspender la lactancia hasta evaluar la situación de la madre, de su bebé, la situación que van a afrontar al alta, la red probable de contención social y familiar y que ambos presenten una evolución clínica, de salud mental y toxicológica estables’, completó la Dra. Cabrerizo

“Se deben considerar los beneficios documentados de la leche humana y sopesarlos cuidadosamente frente a los riesgos asociados con la sustancia a la que el bebé puede estar expuesto durante la lactancia. Idealmente, cuando existe consumo problemático de sustancias se debería ofrecer una atención médica integral desde el período preconcepcional y el embarazo, consignó la Dra. Albornoz.

El documento finaliza recomendando que ‘para una persona con esta problemática, asumir las tareas de crianza es una oportunidad de transformación y de salida en relación con el abandono de las prácticas de consumo que merecen ser acompañadas. Contar con equipos de salud capacitados, con perspectiva de género, con un abordaje integral para cuidar y acompañar a estas personas y su contexto durante el embarazo, parto, postparto y crianza, que no mantenga actitudes punitivas, permite, en muchos casos alcanzar los objetivos de estas madres’.

“Es fundamental trabajar en la prevención del consumo problemático desde la niñez y la adolescencia, para alcanzar el momento de la concepción de la manera más saludable”, concluyó la Dra. Machado


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