¿Bajo qué supuestos determinan quién vuelve y quién no?….
Es una de las tantas preguntas llenas de incertidumbre que se hacen actualmente los Argentinos varados en España que sufren esta realidad. No son ricos, fueron con mucho esfuerzo a capacitarse al exterior para volver a nuestro país con mejores herramientas y servir en nuestra sociedad, pero los sorprendió esta tormenta.
Hola, mi nombre es Daniela Cavalli, soy argentina, oriunda de la ciudad de mar del plata, tengo 34 años y soy odontóloga… Esa era la forma en que me presentaba hasta hace poco más de dos meses al mundo. Hoy me toca alterar este discurso diciendo: hola, soy una de las 20.000 Argentinas/os varadas en el extranjero por el coronavirus; una de las tantas/os ciudadanas/os que hoy es caratulada/o como “Ricos que trajeron el virus al País”, y por tanto, con semejante connotación sobre mis hombros (la cual nada tiene que ver con mi realidad) me toca enfrentarme a esta crisis sufriendo sus efectos a ambos lados del Océano Atlántico.
Partí de Argentina a España el 18 de febrero,en ese momento, ambos países estaban lejos de hablar de una posible cuarentena, incluso, ni siquiera la OMS había declarado aún la situación de Pandemia, recién el 11/3 fue cuando en Ginebra se proclamó como tal, y viaje sólo por motivos de capacitación profesional, para llevar a mi país nuevos conocimientos que beneficiarían a mis pacientes.
Para poder realizar económicamente este viaje conté con la ayuda de mi familia, de mis colegas y de mi equipo de trabajo en Mar del Plata. Mi pasaje inicial era de Iberia, comprado a través de la plataforma Despegar.com, con fecha de regreso para el 23 de marzo, día que finalizaría mis estudios.
Frente a la Pandemia, primero se suspendieron los cursos (cuestión que significaba una pérdida económica enorme, más allá de haber sentido que perdí el tiempo), luego se canceló mi vuelo de regreso, siendo por completo e imposible comunicarme con un ser humano que me asistiera para dar una respuesta o solución. Horas y horas perdidas a través de las mal logradas asistencias on-line, que me derivaban de chat en chat con robots de todas las compañías e instituciones, que sólo sirvieron para hacerme sentir mas lejos de la posibilidad de volver a casa.
Luego la repatriación dispuesta por el Estado hizo que volviéramos a sentir fe y pensamos que solo era una cuestión de organización, mientras tanto los que quedamos varados, nos comunicamos con la Embajada para encontrarnos tristemente sólo con una encuesta que tenía como función conocer el estado particular de cada uno de nosotros, no ofreciendo ninguna clase de apoyo en términos de dónde dormir y de cómo solventar el alimento durante este periodo de tiempo. Nada, a la deriva, en dependencia de los escasos recursos económicos que cada quien tuviera de manera particular, un verdadero sálvese quien pueda…
Más irónico aún, fue recibir unos días mas tarde, un mail del consulado que serviría como nula respuesta, con una lista de hoteles a valor promedio de 60 euros por día, y la indicación de que cada quién renueve sus servicios de salud y asistencia al viajero con empresas particulares, lo que significaba que si enfermábamos en el exterior estaríamos desprotegidos, salvo que pudiéramos pagar un servicio de cobertura médica al viajero.
Por indicación del consulado, pido a Iberia que me emitan un voucher para que el mismo le valga a Aerolineas Argentinas, y me lleven de regreso. Pero me lo niegan. Luego solicité el reembolso del mismo, para poder comprar con ese dinero un pasaje nuevo, y me lo negaron nuevamente. Ya mi familia preocupada por mi delicada situación de techo y comida en España, (que se va resolviendo día a día de la mano de quien puede ayudarme, conocidos y desconocidos), deciden hacer el esfuerzo y comprar un nuevo pasaje por Aerolineas Argentinas, que ya se encontraba vendiendo nuevamente sus aéreos. Entonces saco pasaje para el 13 de abril.
Con este horizonte temporal en mente, vuelvo a prestar atención a lo que acontecía en Mar del Plata, como decirlo… solo el crédito hipotecario se puso en stand by, el resto, no se vió alcanzado por ninguna medida significativa de ayuda para respaldarnos en un momento así.
Ni los impuestos provinciales, ni el Colegio, ni el Circulo, y mucho menos la Caja… Tristemente admito que no esperaba menos de estas entidades que bajo el supuesto manto de protección de la profesión y del profesional, no han hecho, desde siempre, mas que realizarnos cobros obligatorios y tiránicos resguardados en sus leyes provinciales para vaya a saberse, el beneficio de quienes.
Una vez más siento que se me acabaron las opciones.
Y para colmo de males, soy monotributista de categoría intermedia, por lo tanto el Estado tampoco dará una mano ahí. Lo que quiere decir que es solo cuestión de semanas para que se consuma por completo mi pequeña reserva de ahorros, y si algún día me dejan regresar, lo haga en total ruina económica.
Vuelvo a mi realidad en España. Voy al supermercado a comprar comida, y pago con mi tarjeta de débito (ya casi estoy sin efectivo) y veo que me cobran el impuesto país, ¡¡¡con el 30% de recargo!!! ¡¡¡Como si ya no fuera difícil y suficiente para un argentino sobrevivir pagando en euros!!!… ¿Cómo es posible que bajo estas circunstancias de pandemia y crisis económica se siga manteniendo en pie esta medida castigo??? ¡Ah cierto! Somos todos ricos…
Se siguen sumando los golpes bajos y esta vez con la noticia de la cancelación del vuelo del 13 de abril, ya no sé qué hacer, a quien llamar, cómo seguir, y después me entero que abren dos vuelos: uno para el 14 y otro el 16.
Si alguien fuera tan amable de explicarme qué sentido tiene esto, no estaría bajo una crisis desesperante de incertidumbre…
¿Bajo qué supuestos determinan quién vuelve y quién no? ¡¿Y por qué al comprar un vuelo se conforma un contrato lleno de responsabilidades unidireccionales para el viajante pero en cambio las aerolíneas no indemnizan cuando lo cancelan?!
¿Será que en el trascurso de estas cuantas semanas de pandemia a los que estamos afuera nos doblegaron, nos removieron todos los derechos y las libertades y ya lo normalizamos?… Otra vez esta sensación de abandono, empieza a resquebrajar el espíritu, el ánimo, la esperanza de que algún día tuvimos para hacer de este tiempo algo que sume, que valga la pena, o por lo menos que no te deje sumirte en una tremenda sensación de soledad y de opresión…
A la semana otro correo re programando el vuelo para el 23 de mayo, lo tomo en total desesperación, ya no se puede elegir, no hay opción aparente, y mientras tanto mis contactos me bombardean con supuestos aéreos que parten el 26 de abril. ¡Qué ironía! A las 72 hs me lo cancelan nuevamente, esta vez sin ninguna re programación de momento, y si así la hubiera, a mis ojos carecería totalmente de valor realista.
Que decir, que bajo este supuesto de “Ricos esparcidores del Virus”, nos están castigando a todos, cuando yo trabajo de manera formal e informal desde que tengo 13 años. Siento el Estado no le importa yo sea ciudadana argentina, por más impuesto que pague, por más bien social y productivo que haga, por más buena conducta y acatamiento de normas sociales, respeto hacia mis congéneres, mis pacientes y respeto a la Constitución Argentina, ¿Por qué siento que me estás abandonando Argentina? Desearía poder enviar un mensaje directo al Presidente, para que escuche, para que tome medidas más prontas, pero sé que eso que deseo yo, también lo están deseando todos los otros Argentinos, o al menos, creyendo se merecen ser escuchados por alguien más que una simple conmutador telefónico.
Señor presidente, señores ministros, no se olviden que también somos argentinos y que podemos exigirle nuestros derechos sean respetados. Más no deseo apelar por su atención, deseo apelar a su patriotismo, que sé hoy más que nunca se ve reafirmado. Señor presidente, la Nación no es territorio, es lo que se lleva uno dentro cada vez que sale de su tierra. Y yo soy de nacionalidad Argentina antes que nada.
Esta carta no tiene más que la intención de ser canal de esta vivencia, que seguro es compartida por miles de Argentinos en situación como la mía, y en algunos casos peor aún, como los que quedaron durmiendo sobre cartones en Barajas, a la espera de alguna oportunidad de último momento o simplemente por no tener a donde ir… Esta carta es para que quien está del otro lado alce la voz por nosotros, para pedir que no se nos olvide, que las consecuencias desde acá se sufren doblemente, y que solo queremos volver a casa.
Daniela Cavalli DNI: 31821601
Mail: dcavalli12@hotmail.com