Por: Roberto Garrone

Al igual que hizo Juntos por el Cambio con las mesas de competitividad pesquera que llegó a encabezar el mismísimo Mauricjo Macri en el salón principal de reuniones del INIDEP, y que luego se replicaron en encuentros más específicos con autoridades bonaerenses, el Frente de Todos replicó en las últimas horas el mismo modelo en escala provincial.

Pareciera que cada cambio de gobierno implica comenzar de cero junto con los principales polos productivos de la ciudad en la intención de aplicar políticas productivas que prioricen el trabajo, la calidad de los derechos laborales y mejoras en la productividad para mejorar los niveles de actividad en Mar del Plata.

Así lo resumió Mara Ruiz Malec, la ministra de Trabajo bonaerense, una de las integrantes de esta “Mesa Regional Tripartita” con empresarios y dirigentes sindicales, de la que también participaron el ministro de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica, Augusto Costa y el ministro de Desarrollo Agrario, Javier Rodríguez.

El foco está puesto en el conglomerado pesquero y naval, la industria textil y del software por lo que participaron representantes empresariales y laborales de estos sectores productivos. Pero el problema no fue de representación más allá que no participó nadie del SOIP, el gremio de obreros del pescado ni que no pudo hablar nadie en representación del sector durante la reunión.

Un dato más del SOIP: Es tal vez el que más se ha visto afectado por la consolidación de un modelo productivo que centraliza las capturas de merluza en la flota arrastrera congeladora. En la última década el sector de reproceso de pescado fresco se ha reducido al punto que hoy el gremio no tiene más de 3 mil afiliados cuando llegó a tener cinco veces más.

Pero volvamos al problema… De acuerdo al power point que divulgaron las autoridades provinciales sobre lo que entienden que fue la actividad pesquera en 2020, la abundancia milagrosa del calamar inundó de positivismo el diagnóstico.

Ojalá el illex regale una temporada super abundante como la del año pasado pero depende de factores ambientales, de la naturaleza, no de un gobierno que todavía no pudo destrabar el conflicto con la Armada para poder usar el varadero de la Base Naval.

La pesca no tiene problemas de estrategia ni de visión como se reflejó en el diagnóstico de la Provincia. A 10 días del mes de enero todos los barcos están parados en muelle y no es sólo por el aislamiento tras las fiestas para prevenir casos de covid.

Pescar merluza para regalarla a 40 pesos el kilo como ocurrió en el cierre del año no es un negocio que estimule el trabajo y la producción.

“La tonelada de filet de merluza vale 2570 dólares, menos los 180 dólares de retenciones, queda a un precio de 2390 dólares”, sacaba la cuenta Fernando Rivera desde la cuenta de CAIPA en twitter. Desde la Cámara de la Industria Pesquera criticaron que se baje el arancel a los productos de la acuicultura y no al filet de merluza.

Para los buques congeladores que integran la cámara patronal, que la pescan y procesan a bordo es un número rentable todavía. Si ellos se quejan, que queda para los frigoríficos de tierra con obreros registrados que tienen un costo superior a esa cifra de venta.

Este modelo no es nuevo. Todos saben de su vigencia y consecuencias. Pero no hacen nada para modificarlo. ¿Se modificará con una mesa tripartita de la que participan los propios beneficiarios? No, no creo.

Ni hablar de la competencia desleal que aplica el circuito de la precarización y la informalidad que veda el acceso al mercado interno. Esos elementos deberían figurar en la agenda de próximos encuentros.

“La expectativa nuestra es que no sea una foto”, confesó Raúl Calamante, el delegado regional de la cartera laboral bonaerense. “La intención en la pesca es que mejore el empleo en tierra y ver cómo hacemos para que haya más pescado fresco”, dijo Calamante.

Si hubiesen incluido a los productos de la pesca en la reducción de derechos de exportación de las economías regionales plasmado en el Decreto 1060/2020 que firmó Alberto Fernández en los últimos días, el ánimo al momento de participar en la reunión hubiese sido otro.

No alcanza con la segmentación actual ni esos dos puntos porcentuales de diferencia para los productos con valor agregado. Es un incentivo insuficiente para lograr el objetivo de recuperar el trabajo en tierra.

Desde la Provincia lo único que se les ocurre es más financiamiento para un sector que ya sacó todos los créditos que pudo. “Pensamos en la innovación, en la competitividad y también en garantizar la seguridad en la producción”, dijo Rodriguez sin más pistas. Revisar el esquema impositivo que ahoga a las pymes, por ahora, no asoma en la mesa.

El año pasado la señal que generó más trabajo en tierra vino del mercado. El desplome del valor del langostino entero que se exportaba mayormente a España por el colapso del turismo a partir del covid, hizo que se exportara más “cola”, producto que no tuvo un impacto tan importante en el precio, y que genera un reproceso.

Es cierto también que desde el gobierno tienden a disminuir la cantidad de “cola en bloque” que se exporta a terceros países para completar su reproceso final.

Pero incentivando con mejores reintegros a quien exporta langostino pelado y desvenado a granel, y a quien lo hace en bolsas de 800 gramos, implicaría fomentar el trabajo mucho más que una línea de créditos.


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