Rusia inició su largamente anunciada ofensiva terrestre en la región del este de Ucrania conocida como Donbass, dijeron autoridades ucranianas, a casi dos meses del inicio de la invasión y en medio de intensos combates y de bombardeos rusos en localidades de esa parte del país europeo, con al menos ocho civiles muertos.
«Ahora podemos decir que las tropas rusas han comenzado la batalla por el Donbbas, para la que se estuvieron preparando durante mucho tiempo. Una gran parte de todo el Ejército ruso se dedica ahora a esta ofensiva», dijo el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, en declaraciones en Telegram.
Minutos antes, autoridades del Donbass informaron de fuertes enfrentamientos y bombardeos rusos en varias localidades de Lugansk y Donetsk, las dos provincias que forman el Donbass, una región industrial fronteriza con Rusia donde la mayor parte de la población habla ruso.
Las declaraciones de Zelesnki llegaron al término de una jornada que había comenzado con ataques rusos con misiles contra instalaciones militares en la occidental ciudad ucraniana de Lviv y otros numerosos objetivos en otras partes del país, interpretados como un esfuerzo por reducir las capacidades militares de Ucrania antes de lanzar su asalto en el Donbass.
A fines de marzo, y anunciando el fin de la primera etapa de su invasión, Rusia retiró sus tropas de Kiev y otras regiones del norte de Ucrania para abocarlas a la «liberación» del Donbass, donde separatistas rusoparlantes controlan extensos territorios y combaten al Ejército ucraniano desde 2014, en rechazo a la destitución del entonces Gobierno prorruso por una ola de protestas.
Más de 14.000 personas murieron en ese conflicto, según la ONU, y el presidente ruso, Vladimir Putin, dice que uno de los fines de la ofensiva en Ucrania es proteger a la población rusoparlante del Donbass del «genocidio» que, según él, cometieron allí las nuevas autoridades prooccidentales de Kiev, a las que tilda de «neonazis», en los últimos ocho años.
«No importa cuántos soldados rusos traigan hasta aquí, lucharemos. Nos defenderemos», aseguró Zelesnki.
Rusia no hizo comentarios inmediatos sobre las afirmaciones de Zelenski.
Poco antes, el gobernador de Lugansk, Serguei Gaidai, informó de «combates incesantes» en varias ciudades de la provincia.
«Esto es un infierno. Ha comenzado la ofensiva de la que llevamos semanas hablando», dijo en Facebook. «Hay combates en Rubizhne y Popasna, combates incesantes en otras localidades pacíficas», afirmó en Telegram, informó la agencia de noticias AFP.
Más temprano, el Departamento de Defensa de Estados Unidos dijo que Rusia sumó artillería, decenas de miles de soldados y otras capacidades militares en días recientes para su ofensiva en el Donbass, y que podría disponer aún de más tropas si termina de conquistar -algo que parece inminente- la sureña ciudad portuaria de Mariupol, ubicada en esa región.
Aunque completamente devastada por siete semanas de asedio, bombardeos y enfrentamientos callejeros, la estratégica Mariupol está controlada casi por completo por el Ejército ruso, y los últimos combatientes que la defienden, estimados en unos pocos miles, están atrincherados y rodeados en una enorme planta de producción de acero.
La captura de Mariupol sería de gran importancia para Rusia, pues le permitiría liberar a miles de soldados para que se sumen a la operación en el Donbass.
Los soldados, que llegaron a Mariupol por el suroeste desde la península ucraniana de Crimea, podrían avanzar, tras la eventual caída de la ciudad, hacia el noreste, hacia la retaguardia de las fuerzas ucranianas en el Donbass, que quedarían encerradas entre ellas y otras tropas rusas y los separatistas prorrusos.
Rusia se anexionó Crimea en 2014. Mariupol se encuentra sobre el mar de Azov, que a su vez es parte del mar Negro. Con la conquista de la ciudad, Rusia controlaría los puertos más importantes de Ucrania salvo Odesa, ubicada más al oeste, virtualmente bloqueando la salida al mar de Ucrania e impidiendo la mayor parte de sus exportaciones.
La mayor parte de la ciudad está en ruinas, y sus autoridades calculan que la ofensiva rusa provocó al menos 21.000 muertos.
Se estima que unas 100.000 personas permanecen atrapadas en Mariupol -que antes de la guerra tenía una población de 450.000-, sin agua, alimentos, luz ni calefacción. (Telam)