Un nuevo informe de Argentinos por la Educación revela un panorama preocupante sobre la convivencia en las escuelas primarias del país: el 63 % de los alumnos de 6° grado asegura haber sido víctima de alguna forma de agresión, ya sea en el entorno escolar o a través de redes sociales.
El estudio, titulado «Desafíos de convivencia en la escuela primaria: discriminación y conflictos entre pares», se basa en los cuestionarios complementarios de la prueba Aprender 2023 y fue elaborado por Mercedes Sidders (Innovations for Poverty Action), María Sol Alzú y Leyre Sáenz Guillén.
El análisis pone en evidencia situaciones cotidianas de exclusión, violencia entre pares y discriminación, así como las limitaciones de las respuestas institucionales ante estos conflictos.
Si bien una mayoría de los estudiantes declara tener amigos y sentirse contenidos en la escuela, los datos revelan que más de la mitad (51 %) se ha sentido excluido en algún momento. Además, el 40 % dijo haberse sentido «fuera de lugar» y un 36 %, directamente solo.
Uno de los datos más significativos del informe indica que el 36 % de los estudiantes encuestados se sintió discriminado. Las razones más frecuentes fueron el aspecto físico (13 %), los gustos personales (11 %) y la orientación sexual o identidad de género (9 %). Un 17 % mencionó causas no contempladas en las categorías establecidas, lo que sugiere la necesidad de ampliar las herramientas de diagnóstico.
La violencia entre pares también aparece con fuerza: el 34 % de los estudiantes reconoció haber agredido a un compañero y el 56 % fue testigo de episodios violentos. Las agresiones identificadas incluyen desde insultos, amenazas y mentiras hasta daños físicos y ciberacoso. En total, el 63 % manifestó haber sido víctima directa de alguna forma de agresión en el último año, tanto en la escuela como en redes sociales.
En cuanto a las respuestas institucionales frente a los conflictos, el 87 % de los estudiantes dijo que se recurre al diálogo con docentes o directivos. Sin embargo, herramientas con mayor potencial preventivo, como talleres reflexivos (28 %), actividades colaborativas (11 %) o la intervención de equipos de orientación escolar (11 %), tienen una presencia marginal. Solo el 10 % afirmó que las situaciones directamente «se dejan pasar».
Los datos también muestran disparidades según la región y el tipo de gestión escolar. Las provincias con mayores niveles de percepción de discriminación fueron Chaco (49 %), Santiago del Estero (46 %) y La Rioja (45 %). En promedio, el 42 % de los alumnos de escuelas estatales dijeron haberse sentido discriminados, frente a un 21 % en escuelas privadas.
Expertos en la materia advierten que, más allá de los números, el problema está instalado a nivel nacional y afecta el derecho básico a la educación. Para Pablo Mainer, fundador de la ONG Hablemos de Bullying, el impacto de la violencia sostenida, como el bullying, se traduce en deterioro emocional, aislamiento y bajo rendimiento académico. «Cuando un chico la pasa mal, no aprende», resumió.
La investigación propone avanzar hacia enfoques preventivos e integrales. Modelos aplicados en otros países, como el enfoque de escuela completa (whole-school approach), han demostrado reducir la violencia hasta en un 42 %. Para eso, especialistas como Alejandro Castro Santander sugieren incorporar habilidades socioemocionales —como la empatía, la regulación emocional y la resolución pacífica de conflictos— en el currículo, al mismo nivel que Lengua o Matemática.
El informe plantea un diagnóstico concreto: la convivencia escolar enfrenta tensiones complejas y múltiples formas de agresión, y aunque existen recursos para abordarlas, su implementación sigue siendo desigual y, en muchos casos, insuficiente. (Ámbito)