Por Noelia Salomone

“En la clínica hay uno que se cree Robinson Crusoe, otro que dice que es Napoleón… ¡Yo les digo que soy Maradona y no me creen!”

Diego A. Maradona

¿Qué será la felicidad? A Jean Jacques Rousseau le gustaba decir “Todo hombre quiere ser feliz; pero, para llegar a serlo, habría que empezar definiendo que es la felicidad”.

Consciente o inconscientemente, con acierto o sin él, todos aspiramos a ser felices. Sea mediante el trabajo o el ocio, mediante las pasiones o la tranquilidad, la aventura o la rutina diaria. Todos los días dedicamos tiempo y energía en emociones, sensaciones y tareas para “obtener más” y de ese modo darnos algo mejor a sí mismos y a los nuestros.  Ahora bien,  ¿nos llevará “obtener más” a la felicidad? o ¿la felicidad será dinero? (aquí me aventuro a pensar, que quienes sean muy conocedores del tema podrán diferenciarlo) o, ¿la felicidad serán momentos de plácida intimidad familiar, un título de grado, un bello paseo, un coche, la recompensa por el esfuerzo, viajar, una deliciosa comida, amigos, un buen cuerpo, un negocio exitoso, vencer una prueba deportiva, no morirse, regresar a casa?. Es decir, breves espacios de tiempo donde la alegría parece posible, momentos irremplazables, para quien lo vive, en el cual desaparece todo lo demás. Será entonces, ¿la felicidad vivir en plenitud atencional una experiencia en presente, en el aquí y el ahora?

Quienes amamos las letras (y quienes la utilizan para dominar) conocemos del embrujo que producen las palabras; por esa razón vamos a revisar algunas de las definiciones de felicidad y observar bajo que hechizos nos encontramos. Los filósofos griegos, que eran personas que se ocupaban de la mente y enseñaban a vivir mejor construyendo buenas relaciones; la definieron como eudaimonìa. Era algo así como serenidad gozosa, un estado de sentirse bien durante tiempos prolongados y desde ese estado hacer el bien naturalmente.

Freud, en otro momento de la historia (de grandes castraciones colectivas) algo más contemporáneo, definía a la felicidad como “El plan de la creación no incluye el propósito del que el hombre sea feliz”.

» Llamamos felicidad a algo complejo y confuso, a uno de esos conceptos que la humanidad ha querido dejar en el terreno de la vaguedad para que cada cual lo precise a su manera”

Henri Bergson

No agotaré al lector por aburridos caminos áridos, como diría Borges. Simplemente observar las múltiples y raras cualidades que se le han atribuido a la felicidad. Hechizos (o conceptos) que la ubican en sentimientos ocasionales, fugaces, sin consecuencias, alejados de nuestro control y sujeto a si a la persona le guste o no la vida que lleva. Idea brillante para el mundo del consumo y decadente para la humanidad.  El placer pasó a ser la vía regia hacia la felicidad y la eudamonia aristotélica una frase alucinada de algún texto filosófico.

Ahora bien, ¿por qué es importante hoy hablar de la felicidad?. El mundo está fraccionado, se rompió. Cada país está viendo de qué lado se van a posicionar. La tercera guerra mundial ya se desató. No se presenta tanto por aire, mar, tierra, ciberespacio, sino en la mente humana. Se la llama guerra cognitiva o neurocortical. La mente es nuestro punto más débil, porque somos muy influenciables (no es casual el influencers como modelo- algunas veces muy extraño-  a seguir).

Profundicemos un poco más, hay un mundo físico y otro virtual. El punto de unión de esos dos mundos es nuestra mente. Y, una vez que se la conquista de modo colectivo se la puede llevar a cualquier estado o lado (según la preferencia conceptual) pues,  somos naturalmente más manipulables como grupo que como individuo; la historia de la humanidad es un harto dato empírico de lo mencionado. Lo que enfrentamos es una evolución energética, no física.

Datos clínicos refieren, que vivimos a nivel mundial, una pandemia de padecimiento mental en jóvenes. La tecnología avanza muy rápido al servicio, muchas veces, de un bajo nivel de conciencia. Y, nuestro desarrollo de conciencia, es muy lento, semejante a neandertales. Por esa razón es necesario, más que nunca, cuidar la mente, tomar decisiones que nos fortalezcan, desarrollar habilidades mentales que se centren en nuestro bienestar. Dar espacio-en la mente – a la felicidad y la alegría, pues son grandes escudos de protección, aceptando además,  que no somos débiles.

¿Por qué la información geopolítica?. Porque estamos afectados directamente y sino cuidamos y fortalecemos nuestra mente nos achicharran. ¿Cómo? Entre otras cosas; chip en la cabeza, mezcla de implantes artificiales ( pro-maquina), casco de realidad virtual para la mitad de la población que pueda pagarlo, seres casi zombies entrenados durante años con shock dopaminicos sistematizados cada 15 segundos. Generaciones narcisistas y ególatras. Cuerpos en postura de sumisión o “inclinación” frente a la pantalla, con problemas óseos, musculares, depresión, ansiedad; pagando además para recibirlo.  Y lo más preocupante;  la aceptación pasiva y comunitaria del sometimiento. Quienes crean esas armas de achicharramiento cerebral, no permiten que sus hijos coman de esas cucharas.

Bien, regresemos a la felicidad. La felicidad no son breves momentos de placer, eso es placer. La felicidad es armonía de la mente en comunicación permanente  con el corazón. No se decreta, ni se encuentra fuera. Se elabora en el mundo interno y  luego se proyecta al mundo externo. No es ególatra. Boudeliere nos diría” somos la mejilla y el golpe”.

Debemos tomarnos en serio esto de proteger nuestras mentes- corazones y la de los demás (pues de otro modo vamos a buscar desesperadamente ser parte de quienes se enchufan a un casco de Apple 18 horas diarias, porque la realidad, o mejor la representación de la realidad que conocemos, va a ser insoportable). La vida humana es orgánica, no sintética.  La tecnología para evolucionar se encuentra dentro de cada uno y la única moneda de intercambio metafísico para la evolución es al amor, el amor atencional en todo lo que hacemos, en presencia o en presente.

La felicidad es la expansión del corazón, es el debilitamiento gradual de las emociones negativas (cultivando, además las positivas) y el cese de los caprichos del ego. El placer, por el contrario es de naturaleza inestable, ilimitada, egocéntrica en su mayoría. Orientado hacia lo que ya tuvimos o tienen los demás. No son enemigos, son experiencias mentales diferentes.

Químicamente se los estudia por separado. En el caso de la felicidad, la serotonina es quien intervine como mecanismo de acción, y la dopamina en el placer.  La dopamina acelera las neuronas hasta llevarlas a la muerte (adicción). La serotonina, por el contrario desacelera la comunicación neuronal (brindando serenidad a largo plazo o felicidad). La dopamina inhibe a la serotonina, por ello el ajetreo mental –o placer sistemático – desencadena la sensación de infelicidad.

Ahora bien, habitar en la felicidad no es simple (en el placer sí, solo revise el tiempo que paso su dedo y el de los suyos tocando una pantalla) Requiere tomar decisiones en salud física, mental, emocional y trascendental. Y, en ocasiones, podemos sentir “fracasar”. Practicamos la introspección a través de la meditación, pensamientos positivos, nos alejamos de quienes o situaciones que nos dañan, cuidamos nuestro cuerpo y decisiones, y cuando levantamos la vista en la realidad nada cambio. Y, esa interpretación errónea nos hace desertar, volvemos a sentirnos débiles, pues creemos que la situación es irremediable y regresamos al estado anterior. Abandonamos la confianza en el amor y nos achicharran nuevamente

Pero es el momento de estar más atentos y positivos, de ser responsables y continuar. La mente se divide en una parte consciente y otra subconsciente (mente biológica o reactiva), y son independientes. La consciente es creativa, la que trabajo a favor de la felicidad. La subconsciente es maquinal y está al mando de la consciente el 95%  del tiempo y es la que rechaza el viaje de la consciente .Y, como para interpretar la realidad no necesita de la supervisión de la consciente, nos presenta la realidad (y esfuerzos) como un fracaso. Pero allí hay que seguir, incluso trascendiendo el pensamiento positivo (dar lugar al amor en todo lo que hacemos). Una creencia sólo se reemplaza con otra, y lleva tiempo y esfuerzo.  Tal vez, como Maradona estamos dentro de una gran clínica, en la que nos dicen todo el tiempo que no somos quien en verdad somos.

 “Debemos meditar sobre lo que proporciona la felicidad, pues, “estando ella presente, lo tenemos todo, y estando ausente, lo hacemos todo para alcanzarla”

Epicuro

Noelia Salomone
@mindfulnes.ns


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