Por Esp. Enrique Casanueva, docente de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral y médico consultor del Servicio de Infectología Infantil del Hospital Universitario Austral.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef, el retroceso de la región en materia de inmunización ha dejado a 2,4 millones de niños y niñas menores de un año desprotegidos frente a enfermedades prevenibles, mediante vacunación. Dicen que «ojos que no ven, corazón que no siente», y estas enfermedades no siempre se ven venir hasta que es demasiado tarde.
En enero de 1804, en Puerto Rico, el Dr. Balmis y su equipo trajeron al continente americano la vacuna contra la viruela. Pensaron que serían recibidos con honores dados los estragos que estaba produciendo la viruela en estas poblaciones. No fue así. Les dijeron que la población, pocos días antes, había comenzado a inmunizarse con una vacuna que se había transportado en hilos impregnados en linfa (líquido que sirve de intermediario en los cambios nutritivos entre la sangre y los tejidos) vacunal. Días después observaron que la epidemia continuaba y aquellos que se creían protegidos empezaban a mostrar síntomas de viruela. ¿La causa? Esa forma de transporte del virus vacunal perdía efectividad con el calor; además de no haberse previsto procedimientos adecuados para evaluar si la vacuna había «prendido» en los vacunados. Es así como solicitaron la vacuna al Dr. Balmis que la transportaba en los brazos de niños, y luego se extraía para vacunar a otros. Lo que hoy se conoce como «la expedición de la vacuna» tuvo un éxito rotundo.
Han pasado 219 años desde ese momento y la viruela fue erradicada. Sin embargo, recordemos que en el siglo XX murieron aproximadamente 300 millones de personas por este virus. Además, siguen existiendo otras enfermedades olvidadas, que reaparecen en distintos países de América: difteria, tos convulsa, sarampión, varicela, meningococo y meningitis por haemophilus influenzae. ¿La causa? Bajas coberturas de vacunación y contacto con viajeros. A esto se agregan nuevos desafíos como el dengue, covid y la «culebrilla», en donde ya se están aprobando nuevas inoculaciones.
Hay vacunas para todas las edades y en nuestro país tenemos acceso a ellas a través del calendario nacional de inmunizaciones. Las vacunas actuales son bastante diferentes a esa primera vacuna contra la viruela. Las hay inactivadas, atenuadas, recombinantes… y una extensa red de vacunatorios públicos y privados a lo largo del país garantizan que sean seguras y eficaces. Por eso es importante saber qué vacuna debemos recibir en forma oportuna y adecuada a nuestra edad y condición clínica. En los tiempos que corren, también podemos informarnos a través de las redes sociales y, por supuesto, con los profesionales de la salud.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que cada año las vacunas están evitando la muerte de unos 2,5 millones de niños, además de reducir las secuelas por estas enfermedades. En otras palabras, «las vacunas salvan vidas».
La vacunación es, además de una medida de protección personal contra diversas infecciones, un acto de solidaridad hacia aquellos que no pueden ser vacunados por distintas razones o en los que las vacunas no funcionan tan bien por su edad o sus enfermedades de base. Cuando nos vacunamos, nos convertimos en «escudos» que impiden que las epidemias progresen.
Aprovechemos la Semana de la Vacunación de las Américas. «Ponte al día» del 22 al 29 de abril 2023. (Telam)