Por: Roberto Garrone
El buque “Mar Argentino”, ingresando por la boca del puerto marplatense, acaparó esta semana todas las miradas del mundo pesquero que, con un pie en el brindis de fin de año, sigue la inercia positiva que pintó la abundancia de calamar y la recuperación de los valores del langostino entero.
Lo del barco de investigación costero del INIDEP no por repetido deja de ser paradójico. Un barco que bautizan “Mar Argentino” se enarbola la bandera española ya que fue construido en gradas de Armón, Vigo, España.
Si vinieron tres Ministros a su arribo, lo que será el acto de bautismo, previsto para el próximo 11 de diciembre en la misma Base Naval de Mar del Plata. De Alberto Fernández para abajo. Se viene más relato épico mientras más de la mitad de los científicos y técnicos del INIDEP perciben salarios por debajo de la línea de pobreza. Barcos de primera y salarios de cuarta.
El 2 de junio del 2016 se formalizó el “Acuerdo de subejecución entre el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, a través de la Unidad para el Cambio Rural y el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero”. Se adjudicó la obra a Armón, en el marco del Programa de Desarrollo Pesquero y Acuícola Sustentable,
El mismo proceso que transitó el “Víctor Angelescu”, el buque de más de 50 metros que también construyó Armón con idéntica fuente de financiamiento. En el caso del “Mar Argentino” la obra en principio tenía un costo de 7 millones de dólares pero en medio de los trabajos se decidió reemplazar la motorización del buque de 36 metros y se colocó otro diesel eléctricos. El cambio contempló una erogación adicional de 1 millón de dólares.
En las horas previas a la llegada del buque Carlos Liberman atendió la requisitoria de algunos medios locales. El Subsecretario de Pesca no rompió el molde discursivo de una gestión que bajó los derechos de exportación, luce preocupada por la pesca ilegal, y hace foco en una industria que creció pese a la pandemia. Obvio que se olvidó de la abundancia casi sobrenatural del calamar en la zafra 2020 para explicar el fenómeno.
Nada ha cambiado en la política pesquera desde el cambio de sillón de Liberman desde el Consejo Federal Pesquero a la Subsecretaría de Pesca. Sus desvelos de generar más trabajo siguen en esa condición de anhelos. El predominio de los buques congeladores en el escenario de la merluza sigue vigente.
Sobre el nuevo buque reconoció que se estaba saldando una deuda con el sector costero que ahora tendrá una herramienta fundamental para recabar datos de sus especies objetivos. Liberman también adelantó la posibilidad de construir un buque de investigación de gran altura en gradas nacionales para investigar el estado biológico de los recursos existentes más allá de la milla 200.
Pareció un anuncio oportuno para la ocasión. Tiene todas las herramientas para corregir los coeficientes de conversión de los buques factoría y quitarle sus aristas milagrosos y volverlos a la realidad. El olor nauseabundo de Dinamarca invade cada rincón donde se desarrolla la pesca nacional.
No deja de ser paradójico que mientras el “Mar Argentino” construido en Vigo llegaba al puerto y eran todos elogios al refuerzo de la investigación nacional de recursos nacionales, el “Angelescu”, también construido en Vigo, y que ya había bajado del dique de SPI, no hizo la campaña de juveniles de langostino que se completó semanas atrás.
Esa campaña la realizó el tangonero Bogavante Segundo, infaltable en este tipo de relevamientos y prospecciones. Un barco pesquero de Iberconsa, una empresa española, adquirida por un fondo de inversión estadounidense.
Cuatro barcos factoría: “Coalsa Segundo”, “Luca Mario”, “Ponte de Rande” y “Ventarrón” hasta el mes pasado, superaban, en promedio, las 7300 toneladas cada uno de merluza hubbsi. De un total de 213 mil toneladas descargadas. Terminará el año con más del 20% de la cuota en cuatro barcos. Ese modelo concentrado parece no tener grietas.
Tampoco nadie cuestiona que el “Itxas Lur”, el buque congelador de Moscuzza haya recibido cuota social de merluza de todos los rionegrinos. Hace años que San Antonio Oeste ha dejado de ser rentable para la captura y reproceso de filet de merluza con destino a Brasil.
En lugar de fomentar su recuperación, el trabajo en tierra, en definitiva, el carácter social se esa cuota, se hace todo lo contrario, se piensa en una empresa que la pesca con un barco congelador y sigue sometiendo al filet elaborado en tierra. Un verdadero despropósito que avala el Consejo Federal Pesquero.
Lo más curioso es que esas 600 toneladas que recibió el factoría de Pototo ya las pescó hace rato. El trámite administrativo sirvió para maquillar un poco sus números de captura que arrojan un excedente del 61% de la cuota asignada a principios de año. Tiene un cupo de 3148 toneladas para este 2020 pero el buque ya declaró capturas por 5086 toneladas.
Obvio que estos sinsentidos contrarios al artículo 1 de la ley federal de pesca, ese de maximizar el aprovechamiento de los recursos pesqueros, tampoco se analizó en la nueva reunión con referentes de las cámaras empresarias realizado esta semana.
La charla virtual pasó por la preocupación de la exploración off shore que nadie sabe en qué estadio se encuentra, y la necesidad de mejorar los niveles de exportación que registra el sector. Podrían arrancar con bajar el volumen de pescado entero sin procesar o con mínimo reproceso que comercializa la industria pesquera nacional.
Es cierto que el illex distorsionó los números de este año pero más del 60% del volumen exportado hasta septiembre eran productos enteros: calamar, merluza, langostino. El mayor ingreso por exportaciones pesqueras no se generará por mayor volumen.
Difícilmente se repita una zafra tan exitosa como la de calamar en el 2021. No hay otra opción que sacar el máximo valor a las capturas.