Desde Humana Ciudad realizaron la 2° edición del Mes de la Niñez. Al respecto Francisco Senno evalúa el ciclo de charlas y abre las puertas a la discusión política.

¿Cómo evalúan el Mes de la Niñez, con qué te quedas?
– Estuvo muy nutrida la agenda en cuanto a las temáticas. Y con la virtualidad, pudimos escuchar voces de otros lugares del país, incluso desde Chile. Fueron encuentros algunos muy movilizantes, como el de grooming y el de abuso sexual infantil. Y otros muy prácticos como el de salud. El del programa “envión” me gustó mucho, sobre todo por los referentes que participaron. Tal vez la decepción fue el que proponía evaluar las políticas públicas, ya que sólo dos bloques del concejo deliberante participaron, y nadie desde el ejecutivo, lo que nos afirma en las certezas de que la niñez no importa.

¿Por qué no participaron?
– Porque no garpa. Sólo Ciano del FR y Taccone de AM estuvieron. Los demás ni siquiera dieron una explicación. Y del ejecutivo lo mismo. Creo que tienen muy poco para mostrar y no se bancan las críticas. Pero no es novedad, ya en su momento presentamos propuestas para nuevas políticas públicas y la recepción fue muy pobre de todo el arco político. Nos quedamos con el entusiasmo de los operadores, que son realmente los que sostienen todo el sistema evitando que esto colapse. Si la gente supiera como trabajan, entenderían mucho mejor porqué pasan las cosas que pasan.

– ¿Qué te deja más preocupado y más entusiasmado de las charlas?
– Lo más preocupante es que seguimos sin una política integral de niñez y adolescencia, con falta de recursos, de personal y de lugares físicos para llevar adelante toda una contención en esta pandemia, con vulnerabilidades de derechos que no sabemos incluso que es lo que está pasando. Sería lógico que hubiera un aumento de ciertas problemáticas, pero frente a ese panorama, no vemos un plan de acción, cosa que no es nueva, siempre decimos que esto atraviesa las gestiones políticas.

– ¿Y por qué esa ausencia de políticas en la niñez?
-No les interesa. Porque están permanentemente pensando en lo electoral, en mantenerse en un cargo. Así es que no se va a fondo con muchas cuestiones. Pero no sólo en la niñez, podrías pasear la mirada por género, discapacidad y otras temáticas y verías lo mismo. Es más rentable hacer anuncios ampulosos, tirar granza en unas calles, intervenir las esquinas del centro y ya está, pero de fondo no cambia nada. Acá lo que deberíamos preguntarnos es cómo es posible que en otras ciudades de este mismo país están mucho mejor y tienen algunas cosas resueltas desde hace décadas.

– Según vos, por donde debiera empezarse, incluso ahora con la pandemia vigente…
– Es difícil hacer ahora lo que no se hizo en su momento, como por ejemplo trabajar con las organizaciones sociales, no solo políticas, sino confesionales, artísticas y deportivas. Pero también tenés que apoyarte en la planta de personal, haciéndolos protagonistas. Debe haber una cogestión entre el poder político elegido y quienes llevan adelante las acciones del Estado, y obviamente en coordinación con el privado. Tiene que haber una idea superior que encarne en todos nosotros y que implique que solos no se salva nadie. Que así como debemos cuidar a nuestros pibes y nuestros viejos, debemos cuidar el medio ambiente, el tránsito, la limpieza. Pasar de una cultura individualista donde no me importa más que lo mío, a sentir a los demás como parte de lo mío. Pero también hay un problema superlativo que tiene que ver con la representación. Si todos sospechamos que se promete y luego no se cumple, que la política es un negocio, que quienes debieran hacer cumplir la ley, la rompen, todo parece lo mismo y frente a esa situación crece el desánimo y escepticismo.

– Pero en lo concreto del hoy, que proponés
– Hacerse cargo y salir de los despachos, encontrarte con la gente. Cara a cara. Pero no como hacen, que se juntan con sus militantes y, claro, ahí no pasa nada y termina siendo un acting para la foto. Tenés que convocar a todos y poner algunos ejes centrales a resolver en lo inmediato. Y no tenerle miedo a nada, porque si estás con la gente, ellos mismos te van a bancar. Y esto vale tanto para la seguridad como para el empresariado que coacciona. Ponernos de acuerdo en un tipo de ciudad y de sociedad. Y entre todos hacer que se cumpla. Y si hay que sancionar, se debe hacer, desde una infracción de tránsito hasta la contaminación ambiental de los empresarios, pero, claro… si ocupás un espacio de poder bancado por esos grandes grupos económicos, no podés pedir peras al olmo.

– ¿Cómo terminan este año y que proyectan al siguiente?
– Terminamos con sentimientos encontrados, entre lo que teníamos planeado para este año y lo que finalmente hicimos, que fue más que nada asistencialismo, pero se entiende desde el año atípico que nos tocó a todos. Y en lo que viene queremos incidir más directamente, sacar a relucir algunas cuestiones que están un poco tapadas y de las que no se habla. Creemos que en tanto la gente se informe, podrá presionar a los decisores.

– ¿Y en lo político?
– Nos interesa seguir en este camino, de una construcción de alternativa a este sistema. Que realmente exista una opción a todos los demás, sino, no dejan de ser variantes de lo mismo. Pero la verdad, hoy me encuentro más pensando en nuestros proyectos con la niñez.

– ¿Pero serás candidato?
– Seguramente eso se decidirá en su momento y con acuerdo de todo el equipo. Pero acá lo más interesante es generar esa opción que represente a los que aspiran a una sociedad más humana, y además, abrir las puertas a quienes son ninguneados permanentemente, gente que haría muchas cosas, que tiene ideas muy buenas, pero nadie les da la participación que se merecen. Seguramente lo nuestro pasará por lograr bancas humanistas. Para ser más de lo mismo, nos sumamos a lo que ya está.

– ¿Qué haría un concejal humanista? ¿Qué sería lo distintivo?
– Para empezar, sería un legislador de cara a la gente, en la calle. Abriendo la participación y generando mecanismos simples para que circule la información. Por ejemplo: ¿cómo es que se aumenta el boleto de colectivos? ¿Cómo son los contratos o los pliegos de las licitaciones? Esas cosas tienen que ser muy simples y ser explicadas lo más claro posible. Todos debemos entender el porqué de muchas cosas. Y, sobre todo, legislaría “junto” a quienes tienen la percepción y las vivencias de lo que sucede en los barrios. Y cuando es necesario, denunciar las contradicciones del sistema. Pero también hay que entender que no se trata solo de legislar, sino de contribuir a la creación de un gran movimiento que logre desplazar todo esto que ya no va más. Hay que discutir todo.


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