Un efectivo de la policía bonaerense acusado de matar de siete disparos a un joven durante un presunto intento de robo en las afueras de Mar del Plata deberá enfrentar un juicio oral, luego de que la Justicia de Garantías rechazara un sobreseimiento pedido por la fiscalía, que consideró que se trató de un caso de legítima defensa, informaron fuentes judiciales.

Se trata del subteniente Pedro Arcángel Bogado (36), quien se encuentra en libertad y será juzgado por el homicidio de Brandon Romero (18), ocurrido en la madrugada del 5 de julio último en el ingreso a la localidad balnearia por la Ruta 226.

El titular del Juzgado de Garantías 2 marplatense, Saúl Errandonea, dispuso la elevación a juicio de la causa, en la que Bogado está imputado por el delito de «homicidio agravado por haberse cometido abusando de su función o cargo por ser miembro integrante de las fuerzas policiales y por el empleo de arma de fuego», el cual contempla una pena de prisión perpetua.

La resolución del magistrado hizo lugar a una acusación particular realizada por la familia de Romero, representada por el abogado César Sivo.

Rechazó en tanto el pedido de sobreseimiento para el policía que había pedido el fiscal que llevó adelante la instrucción del caso, Alejandro Pellegrinelli, y que había sido acompañado por la Fiscalía General.

Para Pellegrinelli, titular de la Unidad Funcional de Instrucción 5, Bogado actuó en defensa propia en el marco de un presunto intento de robo ocurrido mientras circulaba con su scooter y fue abordado por Romero y un amigo en otra moto.

En la misma línea, se opusieron al requerimiento de elevación a juicio y pidieron el sobreseimiento los defensores del acusado, Fernando Dasilva y Guillermo Perez Rudnik, quienes consideraron que «se dan los presupuestos de la legítima defensa».

De acuerdo a la acusación impulsada por la familia del joven asesinado, en tanto, en la madrugada del homicidio el policía «coincidió circunstancialmente con un grupo de tres sujetos masculinos que también circulaban» en otras motos en la rotonda del acceso oeste a la ciudad, y mantuvo con ellos «algún tipo de incidente, breve y fugaz, que ni siquiera motivó la detención de su marcha».

Según sostuvo el abogado del los padres de Romero, Bogado «continúo la marcha, desviándose nuevamente por la rotonda e incorporándose en contramano a la Ruta 226 con dirección a Sierra de los Padres» y se detuvo «a la altura del kilómetro 6», donde «descendió, dejando la moto sobre la vera de la ruta, apagada, sin llaves y sin luces y se apostó por detrás» de ella y disparó «la totalidad» del cargador de su pistola 9 milímetros reglamentaria.

La familia del joven asesinado consideró que el efectivo tuvo «la intención deliberada» de matarlo a él y a Kevin Farías, un amigo suyo, quien también recibió un tiro.

De acuerdo a las pericias realizadas en el marco de la causa, Romero recibió siete impactos de bala, y tras caer sobre el pavimento fue arrollado por vehículos que circulaban por la ruta.

El policía acusado declaró que él había sido baleado previamente, pero según indicó el juez en su resolución, «la investigación no ha aportado elemento cierto que dé cuenta de la existencia del arma cuya manipulación se adjudica a Farías, ni vestigios de que esta hubiera sido disparada contra Bogado».

«No obstante ello -agregó el magistrado-, sí parece confirmarse que Romero se encontraba desarmado, por lo que aún si se aceptará que avanzó sobre la persona de Bogado, la defensa emprendida se despega claramente de la racionalidad que exige la causa de justificación».

El juez señaló en ese sentido: «No encuentro justificación alguna a semejante ataque, agotando la provisión de su cargador sobre una persona desarmada y con escasas posibilidades de comprometerlo». (Telam)


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