Por: Roberto Garrone
La férrea defensa de la oferta del 30% en dos cuotas que las empresas reprocesadoras de pescado fresco adheridas a CaIPA han venido haciendo en las últimas semanas de conversaciones casi cotidianas con los dirigentes del SOIP para cerrar el primer tramo de la paritaria 2022, encierra el principal problema para un sector netamente exportador como la industria pesquera.
La inflación en dólares que se repite en los últimos años y que tuvo en el electoral 2021 el punto máximo de asimetría entre la evolución del tipo de cambio con que se vende al exterior y los costos en pesos de salarios e insumos básicos, erosiona la rentabilidad del sector.
«En los últimos 12 meses la inflación en dólares fue del 32,7%. Desde que asumió Alberto Fernández la devaluación fue del 79,4% y la inflación del 123,5%, no hay duda que el dólar oficial está atrasado y que el exportador perdió poder de compra», sostiene el economista Salvador Di Stefano en un paper que lleva su firma titulado “El dólar pierde poder de compra” publicado en su sitio web.
Superados los riesgos de la pandemia tras la vacunación masiva y la recuperación de sus principales mercados en España, Italia y Estados Unidos, pudiendo sustituir la abrupta caída de la demanda China y encontrando alternativa para el pescado entero que ya no compra Rusia, la inflación en dólares es la máxima preocupación del sector, un faro que encandila y que todos buscan atemperar.
Según Di Stefano la política cambiaria y monetaria que despliega el Ejecutivo «busca que la inflación sea la locomotora, la tasa de interés la siga y el dólar el furgón de cola», es decir, «un tren fantasma para la producción argentina».
En estas condiciones de la coyuntura política y económica argentina asistimos a una pelea constante entre quienes tratan de no fundirse produciendo y obreros calificados que tratan por todos los medios de no perder poder adquisitivo y no ser pobres teniendo un trabajo formal.
Una aclaración con las principales empresas adheridas a CaIPA. Integradas con barcos que pescan tanto calamar como langostino y merluza congelada, son dueños de algunas licencias que de la mano de falta de controles, les permiten sacarle mucho jugo a los cupos de merluza por ejemplo.
Pero ahora en la mesa paritaria con el SOIP se colaron los asociados a la cámara de frigoríficos exportadores, que sin barcos de fresco ni congelado, dependen del pescado entero que llega a muelle. Sus costos pero sobre todo sus posibilidades de rentabilidad son completamente distintas.
Sin voto, ni siquiera una silla en la sala de reuniones, desde este sector buscan persuadir a los asociados de CaIPA de que el aumento se acerque lo más posible a ese 30% en dos cuotas.
Ajenos a esta disputa cotidiana, desde el Ministerio de Desarrollo Producctivo lanzaron esta misma semana el Plan Argentina Productiva 2030 en el que esperan crear 2 millones de puestos de trabajo, sacar de la pobreza a 9 millones y crear 10 mil empresas nuevas.
“Con este plan queremos cuidar a quienes trabajan y también a quienes producen” dicen el Ministerio. Si se mantienen estas condiciones de alta inflación y el pie sobre el tipo de cambio, será casi más difícil que desguazar un barco abandonado en muelle 2 en el varadero de la Base Naval.
«El resultado de esta política es una inflación en dólares que fue del 28,8% durante el año 2021 y que sigue siendo muy elevada en el año 2022, ya que en los primeros dos meses la inflación fue del 8,8% mientras que la tasa de devaluación fue del 4,6%, resultado la inflación en dólares llegó para quedarse», continuó.
Así como el gobierno decide seguir emitiendo dinero para financiar los nuevos bonos para que jubilados no pierdan contra la inflación y generando las condiciones para que la inflación no se retraiga y los jubilados sigan perdiendo poder adquisitivo, podrían pensar en medidas que oficien de salvavidas para la industria.
Todos ponderan la reducción de derechos de exportación registrada el año pasado más allá que fue una decisión bien intencionada que llegó tarde y no terminó generando el efecto deseado de incentivar la mano de obra y el reproceso con valor agregado porque son esos eslabones donde mayor impacta el aumento de los costos en pesos.
La pesca sigue siendo una industria que no genera más trabajo –formal muchísimo menos, menos que menos en Mar del Plata- y la falta de señales para corregir el rumbo acentúan el modelo prevalente de exportador de materias primas, no de alimento.