El presidente Alberto Fernández subrayó la necesidad de «garantizar que los precios internacionales no se vuelvan en desmedro de los argentinos», a la vez que rechazó las especulaciones de quienes afirman que el Gobierno promueve «una nueva pelea con el campo».

«Cuando digo que quiero preservar la mesa de los argentinos ellos leen ‘promueven una nueva pelea con el campo’. Cuando uno dice ‘queremos revisar la ley de biocombustibles’ ellos leen ‘quieren terminar con los biocombustibles´», afirmó el mandatario al encabezar en la provincia de Tucumán un encuentro entre funcionarios nacionales, representantes empresariales y sindicales del norte argentino.

Fernández recordó que apenas comenzada su gestión, cuando se estaba «encendiendo la economía», llegó una pandemia de coronavirus que debió afrontarse con un «sistema de salud que había sido abandonado por los que gobernaron antes, que habían eliminado el Ministerio de Salud, que habían dejado vencer vacunas».

El mandatario señaló que, aún en ese escenario, se volvió a «poner en marcha la economía» y afirmó que «en el ultimo trimestre» se empezó «a notar una recuperación clara».

Fernández, quien antes del acto recorrió un polo textil, se refirió así al aumento de la productividad industrial, a la suba de precios internacionales de las materias primas y a su correlato en el mercado interno.

«Les marcaba (a los industriales textiles) que me encanta verlos crecer, pero me preocupa que los precios de los productos crezcan como crecen», afirmó para luego describir un ciclo que describe la economía nacional repetidamente: «Crece la producción, crece la demanda, aumentan los precios».

Sin embargo, desestimó que la solución sea una apertura indiscriminada de las exportaciones, una receta ya aplicada con acotados efectos para limitar el alza de los precios y, al mismo tiempo, devastadora para la producción local.

Por otra parte, Fernández dijo que «el problema es mucho más grave aun» cuando se trata de la industria de los alimentos.

«No podemos seguir con las mismas lógicas de siempre. Me criticaron porque lleno mis discursos de demandas morales: la política es moral y ética, y apelo a la moral y a la ética de los argentinos para que entiendan que no podemos caer en el mismo problema que siempre nos ha complicado», añadió.

Dijo además que hay que «garantizar que los precios internacionales no se vuelvan en desmedro de los argentinos» y subrayó que no quiere «ejercer la espada del poder».

También dedicó un párrafo a la necesidad de resolver las «asimetrías» que complican los perfiles productivos de las economías regionales y provinciales a medida que se alejan del puerto de Buenos Aires.

Finalmente, apuntó que «la Argentina que mejor funciona no es la que ajusta, sino que es la que contiene a todos y les da un lugar para crecer».

Antes del presidente, había hablado el gobernador de Tucumán, Juan Manzur, quien destacó el valor del encuentro de trabajo en el que estuvieron representados «los 10 presidentes de las uniones industriales del norte», el Banco Nación, la CGT y los ministros del gabinete nacional.

Manzur destacó el diálogo con el Gobierno central, recapituló las políticas implementadas en conjunto y colmó de elogios al Presidente: «A los dos meses, se sentaron los ministros y el mundo se frenó. En los momentos más difíciles te vimos sostener el timón con mano firme, creemos en vos, Alberto. Después de ver este encuentro estoy más convencido que nunca que vas a poner a la Argentina de pie».


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