Según el relevamiento mensual que realiza el Instituto de Investigación Social Económica y Política Ciudadana (ISEPCi) en comercios de cercanía de los barrios populares de Mar del Plata y Batán, una familia de dos personas adultas y dos niños/as, para adquirir la Canasta Básica de Alimentos (CBA) requirió en el mes de octubre de $394.162, representando un incremento del 3,76% respecto del valor de esa misma canasta en el mes de septiembre.
De acuerdo al relevamiento mensual de los 57 productos de la Canasta Básica de Alimentos (CBA) que realiza el Isepci en negocios de cercanía de los barrios populares de Mar del Plata y Batan, en octubre pasado los precios de los alimentos aumentaron un 3,76%, destacándose los incrementos en el rubro carnicería, con un 9,4% de aumento con respecto al mes de septiembre. El incremento interanual de la CBA alcanza el 183%.
Rodrigo Blanco, director a nivel local del Isepci, expresó: “El valor de la CBA para una familia de dos adultos y dos hijos/as pequeños/as, en octubre alcanzó los $394.162 contra $167.313 de noviembre pasado. En los 11 meses de mandato del actual gobierno, el aumento de los alimentos llegó al 135%. En noviembre del año pasado, con $167.313 la misma familia de cuatro integrantes, se alimentaba conforme los requerimientos nutricionales mínimos que determina el Indec. Este octubre tuvo que sumar $226.849 a su presupuesto para sostener igual dieta.”
Este mes de octubre, el rubro carnicería lidero las subas mensuales, alcanzando un 9,4%, seguido por el rubro verdulería (5,4%) mientras que los productos del rubro almacén presentaron una leve baja de precios del 0,33%. Especialmente, los productos que más aumentaron este mes fueron, en carnicería, el pescado, el hígado y el espinazo; en verdulería, la naranja (60%), la banana (30%) y el tomate (25%), muy por encima de la media mensual; por último, en el rubro almacén, pese a que hubo un leve descenso promedio, se presentaron importantes incrementos en la harina (10%), los fideos (21%) y la manteca (12%).
Rodrigo Blanco consideró que la situación observada se trata lisa y llanamente de un continuo traslado de recursos de los sectores populares hacia los sectores más concentrados de la economía, y que el ajuste principal sobre los presupuestos de los trabajadores y trabajadoras en los últimos meses viene la mano de las subas que el propio gobierno impulsa en los servicios regulados que controla, trasladándose en cadena a los productos en góndola.
“Es quizás en la comparación de los distintos rubros que componen el Índice de Precios al Consumidor (IPC) que publica el INDEC todos los meses, con la variación del Índice de Salarios que también publica el mismo INDEC, donde se puede constatar la brecha entre los incrementos de los servicios regulados por el gobierno y los aumentos de sueldos que obtienen los asalariados de los diferentes sectores», añadió.
En la observación desagregada para el período que va de diciembre 2023 a julio 2024 (última publicación del Índice de Salarios del INDEC) se puede ver que los incrementos salariales a los trabajadores registrados (105%) y no registrados (98,5%), y a los empleados públicos (84,9%) cubren las subas de los alimentos (76%), pero están lejos de equiparar los aumentos en los gastos de agua, electricidad, gas (161%), transporte (104,4%), y comunicación (143,7%).
«Durante el presente año la llegada de las boletas a los domicilios de los hogares se ha convertido en una pesadilla mensual cada vez más difícil de absorber. Si la misma observación de la variación desagregada entre los salarios, los alimentos y los servicios en el período de doce meses de julio 2023 a julio 2024 la brecha es proporcionalmente mayor, con el agravante de que en este caso las subas salariales tampoco cubren los aumentos de los alimentos”, expresó el dirigente.
Finalmente, Blanco opinó: “El gobierno anuncia con bombos y platillos que nos encontramos en plena recuperación económica, y que estamos cada vez más cerca del crecimiento. Difícil compartir el entusiasmo ya que hasta el momento todos los esfuerzos y recortes sufridos por los argentinos no son consecuentes con una mejora en la calidad de vida, las cifras del continuo crecimiento y expansión de la pobreza son fiel reflejo».