Las trabajadoras del Hospital Bernardo Houssay de Mar del Plata encontraron una forma casi artesanal para reforzar la comunicación con los pacientes internados por coronavirus, y superar la distancia física impuesta por las capas geológicas de barbijos y camisolines del equipo de protección personal: transformar los individuales de las bandejas en las que llevan la comida en pizarras con entretenimientos y mensajes de aliento.

Además de encargarse de las tareas de limpieza y de la alimentación de las personas hospitalizadas por coronavirus, las mucamas del tercer nivel de la institución marplatense, perteneciente al Programa Médico Asistencial, decidieron incorporar adivinanzas, sopas de letras, frases para levantar el ánimo y emoticones dibujados en colores a los manteles de papel, para acompañar meriendas, almuerzos y colaciones.

«La idea surgió originalmente para hacerle llegar mensajes a Mauricio, un paciente divino, muy charlatán, con el que se habían encariñado enfermeras y trabajadoras de otros sectores. Y como vimos que eso le levantaba mucho el ánimo, empezamos a hacerlo con todos», explicó a Télam Alexia Zoe Moyano, una de las trabajadoras.

Moyano es una de «Las mucamas de la tarde», como se llaman a sí mismas, junto a su mamá, Nancy López, y a sus compañeras Silvana Sanzone y Laura Báez.

Ellas llegan cada día al edificio ubicado en Juan B. Justo al 1700, se colocan el equipo de protección y cubren un turno que termina con una desinfección total y una ducha, ocho horas más tarde.

«Una se da cuenta de la necesidad que tienen los pacientes de hablar o interactuar. Están solos todo el día, durante semanas en algunos casos, y a nosotras nos ven apenas unos minutos y siempre atrás de todo el equipo de protección. Y cuando entrás a limpiar no te quieren largar, te cuentan su vida. De esta forma, encontramos una manera de ayudar desde lo emocional y de entretenerlos», aseguró.

La idea, que comenzó con algunos mensajes y frases sueltas escritas en cada individual, se fue reforzando con sopas de letras, dibujos, y en las reuniones entre las trabajadoras en los pocos minutos libres de cada turno surgen nuevas propuestas.

«Ahora queremos llevarles mandalas con lápices de colores para que puedan pintar. Pero tenemos que conseguir colores para cada uno, porque lo que entra a cada habitación no puede salir de ahí», explicó López, y contó que también están terminando de definir cómo hacer rompecabezas de cartón para los pacientes.

En el Houssay hay una decena de internados por coronavirus en terapia general, otros aislados a la espera de resultados, y seis que permanecen con respirador artificial en cuidados intensivos.

Moyano aseguró que la respuesta de los pacientes a los mensajes que les escriben a mano alzada funciona «como un abrazo» para ellas mismas: «Algunos lloran. Se emocionan mucho. Y algunos como Irma, una paciente que recibió el alta de Covid y la derivaron a otro piso, se llevó todos los individuales, como un souvenir».

«Esto no figura en ningún protocolo, pero te sale del alma y también te ayuda a descomprimir la cabeza, después de estar ocho horas como una máquina. Nosotras también estamos muy cansadas, y esto nos da un poco de energía», dijo López, en sintonía con el cansancio expresado por muchos trabajadores de la salud de la ciudad, en el peor momento desde el inicio de la pandemia, con más de 2.400 casos activos. (Télam)


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