Al igual que en otros tipos de tumores, para el cáncer de cabeza y cuello existen factores de riesgo vinculados a la alimentación, a lo físico y a lo ambiental. Particularmente, en este tipo de tumores, hay dos hábitos que poseen una alta incidencia en su desarrollo: el tabaco y el alcohol, que consumidos juntos se potencian mutuamente. De acuerdo con datos oficiales, durante el año 2019 casi mil personas (946) fallecieron por esta causa en nuestro país, cifra que se mantiene casi inalterable año tras año y que representa en promedio casi 3 decesos cada día.

En oportunidad del Día Mundial del Cáncer de Cabeza y Cuello, que se conmemora este martes 27 de julio, la Sociedad Argentina de la Voz refuerza la necesidad de acudir de forma temprana ante la aparición de síntomas, ya que -detectada a tiempo- es una patología con una tasa de cura cercana al 80 por ciento. La recomendación cobra todavía mayor importancia, ya que debido a la cuarentena y al confinamiento mucha gente postergó sus controles médicos de rutina.

“Sabemos que durante las primeras etapas de la pandemia y de las restricciones propiciadas por la cuarentena, mucha gente concurrió menos a controles médicos. Si bien todavía no existen estudios serios o estadísticas que nos hablen de un aumento de la incidencia de cáncer y, sobre todo, de su diagnóstico en estadios más avanzados, no sería extraño que esto esté sucediendo”, sostuvo la Dra. Iris Rodríguez, médica otorrinolaringóloga y miembro y fundadora de la Sociedad Argentina de la Voz (SAV).

Cada año, se calcula que a nivel mundial unas 350.000 personas en el mundo fallecen por cáncer de cabeza y cuello y, si bien antiguamente los varones eran quienes más presentaban esta enfermedad, actualmente las mujeres, a partir del aumento de consumo de alcohol y tabaco, presentan una prevalencia de casos casi al mismo nivel.

Los cánceres de cabeza y cuello son aquellos que se originan en la vía aérea digestiva superior. Son los que se ubican en la laringe, garganta, labios, boca, nariz y glándulas salivales y glándulas tiroides y paratiroides. Se estima que cerca del 75% de este tipo de tumores aparece como consecuencia del excesivo consumo de alcohol y tabaco.

“Como ocurre con otros tumores, hay factores de riesgo ambientales, alimentarios, químicos y físicos; de los hábitos con mayor incidencia, encontramos el tabaco y el alcohol, siendo mucho más importantes como riesgo cuando se dan juntos”, señaló la Dra. Rodríguez.

Existen trabajos epidemiológicos que muestran que quienes ingieren alcohol y fuman tabaco poseen un riesgo mucho mayor de presentar cáncer de la cavidad oral, de faringe (garganta) y de esófago que las personas que consumen solo alcohol o solo tabaco. De hecho, los riesgos que están asociados con el uso del alcohol y del tabaco se multiplican en los cánceres de boca y de faringe.

Aquellas personas que tienen una ingesta de alcohol ‘moderada’ presentan aumentado en 1,8 veces el riesgo de cáncer de cavidad oral (excluyendo los labios) y de faringe, y tienen 1,4 veces riesgo mayor de cáncer de laringe en comparación con quienes no beben. En tanto, quienes consumen alcohol ‘en exceso’ tienen 5 veces más riesgo de cáncer de cavidad oral y de faringe y 2,6 veces más riesgo de cáncer de laringe.

Esta información adquiere relevancia en el contexto actual, ya que el consumo de tabaco y alcohol, de acuerdo a estudios locales, se incrementó en el último tiempo en la Argentina como consecuencia de la pandemia por Covid-19. Así, y según un relevamiento del Conicet realizado en 2020, durante la cuarentena crecieron los dos polos de la frecuencia de consumo: se duplicó el número de quienes no toman bebidas alcohólicas, pero se triplicó la cantidad de personas que tomaba todos los días. Un incremento muy notorio fue sobre todo en el grupo de 35 a 44 años, entre quienes casi se cuadruplicó (de 4.6% a 18.1%) . Otro estudio, realizado en mayo de 2020 a nivel nacional , señala que 1 de cada 5 argentinos (20%) reconoció haber fumado con mayor frecuencia durante la última semana, situación más común entre los ciudadanos de 30 a 49 años de edad (26%).

Pero también existen otros factores de riesgo importantes, como por ejemplo la infección por el virus de papiloma humano (HPV), que se ha configurado como un creciente factor de riesgo en los últimos años. Hay identificadas más de 100 cepas de HPV, pero las más asociadas al cáncer de cabeza y cuello son las 16 y la 18. Por este motivo, se recomienda la profilaxis en la práctica de sexo oral tanto para hombres como para mujeres.

“Sabemos que las lesiones por HPV podrían llegar a ser más cancerizables. Es fundamental el diagnóstico temprano, ya que para muchos de estos tumores es posible la curación en un 80 por ciento de los casos si se los detecta a tiempo. El diagnóstico puede ser realizado por médicos clínicos, otorrinolaringólogos, oftalmólogos y dermatólogos. Si bien los estomatólogos y los cirujanos bucomaxilofaciales son los más entrenados para su detección temprana, el odontólogo de práctica general tiene también que estar muy atento a variaciones en el color, aspecto y volumen de los maxilares de los pacientes que los consulten, para poder detectar tempranamente la existencia de un cáncer”, afirmó la Dra. Rodríguez.

Entre los tratamientos disponibles, se encuentran la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia, que pueden ser utilizadas individualmente o en combinación, dependiendo del tamaño del tumor y de acuerdo a la indicación médica luego de evaluar cada caso en particular. Para los estadios más avanzados, hoy existen alternativas innovadoras que han demostrado excelentes resultados en ralentizar el avance de la enfermedad y en mejorar la sobrevida y la calidad de vida del paciente.

“Es fundamental que las personas no dejen de hacer la consulta con los profesionales, están dados todos los protocolos para prevenir el contagio de COVID 19: ante la aparición de úlceras, llagas que no curan dentro de los primeros 15 días, aumentos de volumen en algún punto dentro de la región anatómica, alteraciones de la voz que duren más de dos semanas, sangrado de nariz frecuente, adenopatías (ganglios) y cambios de coloración de los tejidos, deben realizar una pronta consulta para -de este modo- llegar a un diagnóstico precoz. Detectado a tiempo es una enfermedad que puede ser curada en un porcentaje alto de casos”, concluyó.


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