Por: Roberto Garrone

La versión oficial señala que la medida de cerrar por una semana la zona de pesca en aguas provinciales de Chubut se tomó en función de los últimos resultados que aportaron los 34 observadores con los que cuenta Pesca provincia en la flota costera de Rawson. El L1 ya se encuentra casi desaparecido de la planilla de los observadores y el L2 y L3 aparecía en escasa proporción en relación a un L4 y L5.

La versión extraoficial cuenta que hubo uno o varios llamados desde algunos frigoríficos en que advertían sobre el tamaño que llegaba a la mesa de reproceso de los peladores.

En una semana los bichos no crecerán mucho de tamaño pero Andrés Arbeletche aspira a que ingrese un poco más de pescado grande de nación por el norte y el mezcladito pueda ser más equilibrado entre las tallas más grandes y de mejor valor comercial y las más chicas, que a nadie le sirve.

En realidad a los frigoríficos hacer cola del L3 no los entusiasma para nada porque es un tamaño que compite con el vanamei y si ya es tetánica la lucha por vender las mayores tallas, las menores es una misión imposible.

Por eso en la reunión del miércoles por la mañana entre la CaFACH y CAPIP para ver cómo se seguía con la zafra –se reanudará de manera automática sin prospección- quedó a la vista la grieta entre algunas plantas que quieren podar el precio del marisco en banquina de 2 dólares a 1,80 porque el negocio no daba más.

“Hace un año recibíamos 2,70 dólares, somos el eslabón que más ha cedido; algunos lo entienden y otros parece que no”, confió un armador costero.

Iberconsa, ESPA son dos de las tres empresas con las tijeras de podar en mano que no se comprometieron, reanudada la zafra, a mantener los últimos valores vigentes.

Tal vez respondan en la reunión prevista para mañana lunes. En CAPIP están más que preocupados con los compromisos salariales que se vienen a fin de mes, cuando impacta el bono no remunerativo acordado con el STIA, que cambia a condición de remunerativo en marzo.

“Ya pescaron 70 mil toneladas y sabían que la evolución de la temporada dependía del tamaño del recurso. No nos sirve el L3 y es lo que están pescando ahora. Los desembarques van por ascensor, las ventas por la escalera y los precios se quedaron estancados en sala de máquinas”; responden del otro lado de la vereda.

“No es tan así…”, refutó un armador que la semana pasada recibió el informe de la planta y de las 14 toneladas entregadas, la mitad de la producción fue de entero L2. Algunos creen que se podría haber dejado abierto entre el 43° y 43°25´donde se registraba la proporción más alta de L2.

En la CaFACH saben que sostener el precio en los 2 dólares será complejo si las tallas no mejoran aunque les llama la atención que los frigoríficos no busquen aumentar stock con la incertidumbre que genera la zafra en aguas nacionales. Sobre todo a partir del intento de las patronales de flexibilizar convenios colectivos con las tripulaciones.

Los primeros en sentir el ajuste si el precio del entero baja serían los estibadores del SUPA ya que la flota evalúa no pagar el 5% de reajuste en el valor del servicio el mes que viene.

Esta semana la zafra entró en un impasse por decisión de la autoridad de aplicación. Es probable que en un par de semanas se vuelva a paralizar por los reclamos sindicales ante el incumplimiento de los acuerdos firmados por la patronal.

Como queda a la vista, la grieta entre los que querían seguir pescando y los que deseaban abortar porque los números no acompañan al negocio exportador, reflotó a la superficie. Ante estas necesidades opuestas el cierre temporal no dejó contento a nadie.

Solo al Secretario de Pesca. Andrés Arbeletche, inmune por ahora a las necesidades cruzadas, asoma independiente a las presiones sectoriales. Para colmo el anuncio del cierre temporal se dio horas después que la autoridad pesquera provincial decidiera visitar el muelle de playa Unión y controlar la descarga de la flota.

En tierras donde los inspectores de Pesca Nación son más difíciles de encontrar que los coeficientes de conversión de los congeladores merluceros o la lista de barcos que cumplieron efectivamente el reproceso de calamar en tierra, la pesada de los cajones monitoreadas por los inspectores de provincia mostró excesos obscenos.

El promedio de cinco barcos inspeccionados mostró una carga de 21 kilos. Uno de los artesanales de Tomás Oliver marcó 25 kilos. El único que salió airoso de la inspección sorpresa y promedió menos de 18 kilos fue el Alarcón, el referente del grupo de artesanales.

Es inocente pensar que los controles aleatorios de Arbeletche fueron casuales. Al no tomar estado público, la visita pareció un mensaje para desalentar críticas. El llamado de atención surtió rápido efecto. Los cajones de los días posteriores mejoraron sustancialmente.

Habrá que seguir de cerca el problema del encajonado. La estiba tira langostino en bodega en la operatoria de descarga para cobrar doble a los armadores. No sancionar la infracción implica para la autoridad de aplicación el riego de darle luz verde a la flota para traer pescado a granel, lo que ya agravaría el problema de la subdeclaración.

A 75 días del inicio de la temporada en aguas provinciales de Chubut no sabemos cuál será el futuro de la zafra, el precio que tendrá el langostino entero las próximas semanas ni si la próxima veda temporal la dictará la autoridad de aplicación, un reclamo sindical o un lock out patronal. Pero de algo estamos seguros: las 70 mil toneladas desembarcadas son otro dibujo, de los tantos que regala la industria pesquera.

Buen domingo


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