Por: Gustavo Pulti – diputado provincial

Mar del Plata, la Costa Atlántica y la Provincia de Buenos Aires están en el mismo país que Coronel Suarez, donde la empresa Dass que fabrica calzados para marcas internacionales despidió 360 personas. En el mismo país que Llavallol, donde Dánica despidió 150 trabajadores y trabajadoras. Están en la misma Argentina en la que la construcción cayó 28.5% durante 2024, respecto de 2023, en promedio anual; la industria manufacturera el 10.7 %, la automotriz el 11.9% y la metalmecánica el 18.5%.

Es el mismo país en el que los productores agropecuarios reclaman por la abrupta caída de su rentabilidad debido al incremento de sus costos junto a la disminución de un 13,3% de precios internacionales de los cereales en 2024 respecto del 2023.

Argentina es el país donde las empresas textiles, que cayeron el 11,5% en 2024, ya han manifestado su desazón frente a la apertura importadora y el incremento de sus costos locales en dólares. O la pesca, cuyos productos en el mercado internacional tienen precios que fija el mundo, más allá de la voluntad de las empresas, mientras sus costos argentinos, en dólares (gasoil, aceite, sulfitos, etc.), han tenido incrementos del 37%.

¿Qué es el TIPO DE CAMBIO REAL MULTILATERAL?

«Martinez de Hoz» es una experiencia que no debiéramos repetir.
La hostilidad de la política económica actual contra el trabajo y la inversión productiva ofrece múltiples evidencias. Pero una de las más corrosivas es el atraso del valor actual del tipo de cambio real multilateral (TCRM). Ese valor hace, de manera artificial, que la Argentina tenga un peso super apreciado y un dólar muy barato. Así se favorecen los negocios financieros que benefician el oportunismo especulativo por encima de todo proyecto productivo.

La mayor apreciación histórica de la moneda nacional se dio en octubre de 2001 donde el TCRM arrojó un valor de 66,5. Este 8 de enero último, ese índice dio 79. (Fuente BCRA-INDEC, base 2015 = 100). Es decir, apenas un poco por encima de la apreciación del peso que desembocó en eclosión del 2001.

CUANDO EL MUNDO SE HACE -artificialmente- MAS BARATO, ARGENTINA ES MÁS CARA

El Indice de TCRM mide la relación que tiene el peso argentino respecto de las monedas de sus principales socios comerciales. Entre otras cosas, el índice permite saber cómo se comportan nuestros precios y nuestros costos en términos relativos con otras economías.

Se puede decir que el mundo se hace más barato y más cara la Argentina, cuando el índice está por debajo de 100. En consecuencia, los productos extranjeros y los destinos turísticos del exterior cuestan menos que los argentinos. Así, se destruye la industria y se nos va el turismo, mientras todos los costos del país se vuelven altos en dólares. A la inversa, Argentina se hace más barata y el mundo más caro, cuando el índice está por encima de 100. De esa manera se fortalecen nuestras exportaciones y la competitividad de nuestra industria. Este índice no es ideológico. Se calcula de manera diaria y está disponible en la página del BCRA. Es técnico y objetivo.

Pero refleja las consecuencias de una ideología económica que va en contra de los intereses legítimos del trabajo y la inversión de la economía nacional. Por debajo de 100 dio el TCRM con Martínez de Hoz, con Cavallo, con Macri ahora con Milei.

UNIR ESFUERZOS PARA DEFENDER EL TRABAJO

Es imprescindible que el conjunto de las actividades productivas de Mar del Plata y de la Provincia, así como el entramado empresarial y laboral relacionado con los servicios turísticos, se puedan proteger frente a la orientación de la política económica para que la lluvia ácida del modelo no nos vuelva a arrojar, por ejemplo, a indicadores de desempleo del 24,5% como el que tuvo Mar del Plata a la salida de la convertibilidad.

Juntos, los sectores que participamos de la misma visión, debemos impulsar la constitución de Foros de Defensa del Trabajo y las Empresas, donde los sectores puedan volcar su experiencia actual de economía libertaria. Es solo a través de una ciudadanía activa que vamos a poder evitar que se produzcan mayores daños en el entramado social, laboral y productivo de nuestra ciudad y de nuestra Provincia.

El monitoreo sistemático en base a estadísticas transparentes, así como la evaluación de las tendencias objetivas de la economía, reflejando sus principales indicadores de manera científica, pueden permitir un diálogo diferente entre los sectores y los representantes públicos. Por la inversa, el aislamiento y la peripecia individual de cada sector impiden crear un dique de contención en tiempo oportuno para evitar males mayores.


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