Por: Roberto Garrone

Primero la historia de las empresas tenedoras de cuota de merluza, el 68% de la cuota que se asignó este año de la captura máxima permisible establecida por el Consejo Federal Pesquero (CFP). Fueron 319 mil toneladas para el efectivo sur, el principal de la pesquería.

El esquema de ponderación para la reasignación del Régimen específico de Cuotas Individuales Transferibles de Capturas (CITC) pasa por saber quiénes la pescaron y si justificaron la inactividad comercial; luego revisarán sanciones y más atrás empleo registrado e inversiones.

Así aseguran fuentes consultadas en las últimas horas se piensa el reparto del principal recurso, por volumen, del Mar Argentino y que debe renovarse a partir del 1 de enero del 2025. En el Consejo hubo taller esta semana y Juan Antonio López Cazorla avisó que la intención es tenerlo definido para el 15 de septiembre.

Luego vendrá el análisis de la cuota social de las provincias y más tarde lo que quede de la torta, la porción de la Reserva de Administración. Buenos Aires tiene el 0,6269 de cuota social, Rio Negro, 1,03%, Chubut, 4,8525% y Santa Cruz 1,72%.
En el 2009 Buenos Aires tenía de cuota social el 7,56%. La diferencia con el año pasado es que ya asignó el 6,99% a 59 barcos pesqueros.

Los miembros del Consejo estuvieron revisando justificaciones de inactividad comercial para determinar si los tenedores cumplieron con lo que marca la ley: capturar un piso del 90% de la cuota asignada todos los años o justificaron el no poder hacerlo.

La foto del 2023 es imposible que sea parecida a la del 2011 cuando se tuvo el primer informe de gestión de lo ocurrido en el 2010, cuando arrancó el sistema. El inicio de la cuotificación marcaba la existencia de 219 barcos y 90 empresas.

Doce años después la concentración de la actividad es indisimulable. La misma cuota global de merluza fue pescada por apenas 155 barcos en propiedad de 70 empresas, señala un cuadro estadístico que circula por estos días entre los consejeros.

Ya en el 2012 hay barcos que tuvieron una captura inferior a la autorizada. En esa lista aparecen barcos como el “Nuevo Gaucho”, “Sirius”, “Messina I”, “Coraje”, “Don Gaetano”. Otros que no registraron captura de la especie a pesar de tener cuota como el “Atlántida”, “Calabria”, “Galemar”, “Rumbo Esperanza”, entre otros.

El sistema contempla la devolución de hasta el 50% de la cuota que no se pesca y por la que los tenedores no tienen sanción alguna. Primero fue un paro prolongado del Simape en 2011 que retuvo a la flota durante más de 100 días en muelle. Esa excepción luego se convirtió en regla por la bonanza del langostino.

El langostino alteró completamente el proceso de CITC. Muchos barcos fresqueros con permiso irrestricto menores de 40 metros y el “José Américo” de 48 metros, digamos todo, comenzaron a cambiar de especie objetivo durante los meses de invierno.

Y los que no tenían permiso entraron a la pesquería por la ventana de las cuotas sociales de Chubut y Santa Cruz, compensación del CFP a las provincias patagónicas por vedar la pesca que ya casi no existía dentro del Golfo San Jorge.

El combo se completó el año pasado con la subastada al mejor postor de las 5 mil toneladas del Fondo de Asignación Productivo. El que pudo aplazó el compromiso de pescar la cuota. La devolvió o se apuró a pescarla en la última porción del año, donde a su vez se entrega la mayor porción de la cuota anual.

Esa devolución masiva de cuota alimentó un Fondo de Reasignación, el cual por momentos sirvió para que los buques congeladores crecieran en su porción de la torta y luego en tiempos de Liberman como Subsecretario, se priorizó que sean los propios fresqueros quienes utilizan la porción mayoritaria.

Eso no quita que al día de hoy se siga distribuyendo cuota social entre barcos congeladores. Ese fenómeno ocurre en Chubut donde sobra la merluza y antes que el recurso quede en el agua, el “máximo interés social” de la provincia es dárselo a los congeladores de Estrella Patagónica. Y no es poco: 1250 toneladas para el “Carolina P” y “Anabella M”.

La merluza en Chubut no es negocio como en casi ningún lado. Pero esta la cuota de Alpesca, cuyos restos detenta la propia Provincia de Chubut a través de una medida cautelar. Red Chamber se quedó con la flota y continuidad a parte de las fuentes laborales a cambio de nuevos permisos para langostino. Ese es el negocio de Mou.

En Chubut parece no haber necesidad de merluza al punto que le cedieron 3 mil toneladas de su cuota social a Santa Cruz para que motorice los movimientos en los puertos provinciales, sobre todo Caleta Paula. Esa merluza es pescada mayormente por barcos de Mar del Plata, que a su vez desabastecen la plaza local.

Como para que vean lo intrincado del asunto y todos los actores e intereses que entran en juego a la hora del reparto 2025 y las consecuencias que puede generar para los puertos. Porque viendo lo deprimido que esta la plaza en Mar del Plata que algunos barcos descompriman la oferta de merluza fresca permite que el precio al menos se mantenga igual que a principios de año. Una calamidad.

Menuda tarea tendrá Carlos Liberman en la mesa de negociaciones. El ex Subsecretario de Pesca y formado políticamente en Santa Cruz, promovió la migración de barcos marplatenses a los puertos santacruceños. Hoy como representante de Buenos Aires en el CFP debe desandar el camino y velar y defender intereses que hasta febrero no eran los suyos.

“Si tuviésemos menos merluza estaríamos peor”, aseveran en Pesca Provincia donde trabajan para que los tenedores de cuota bonaerenses no salgan desfavorecidos en el nuevo reparto.

A decir verdad, el esquema de reasignación, salvo el combate desde el desconocimiento supino de Sturze, no tiene grandes intereses contrapuestos dentro del sector. Fundamentalmente a partir de esta coyuntura que torna anémica cualquier ecuación del negocio exportador vinculado con la especie. Salvo que se pesque con barcos congeladores. Ahí los números cambian: sobre todo porque los coeficientes de conversión son un dibujo que nadie controla. Pero esa es otra historia.

“No es la foto sepia del 2009 la que se va a repetir el año que viene sino una que será parecida a la del 2022”, afirmaron tras la reunión del taller y donde el costo que tendrá cada tonelada asignada ni siquiera está en debate. “La prioridad sigue siendo darle pelea a Sturzenegger”, confió otro asistente a la reunión del jueves.

Volvamos a los cambios en el tablero de la industria en estos años…. Barillari, tal vez uno de los mayores tenedores de cuota de merluza en el inicio de las CITC, quebró y sus partes está tratando de juntarlas MIrabella.

Iberconsa se quedó con Valastro y priorizó la pesca de merluza con sus congeladores, viejos y los nuevos API. Vendió la flota fresquera de menor tamaño y se desprendió de cientos de obreros registrados en Giorno.

El Grupo Baldino también se desmembró. Pero Pedro a diferencia de años anteriores, ahora puede decir que sabe lo que es tener obreros bajo relación de dependencia: compró El Marisco a los hermanos Di Leva y en sociedad con Leandro Cicollela se quedaron con Taturiello, uno de los frigoríficos del Grupo Caputo. En ambos el SOIP suma obreros registrados bajo convenio colectivo.

En Arbumasa Pesca Austral no creen que la reasignación se vea afectada por sus cambios de planes. La compleja coyuntura alteró el proceso de renovación de flota y la serie de Huafeng, no terminó como lo imaginaban.

Al quinto barco de la serie lo trocaron por uno de Veraz para saldar parte de la deuda con el astillero. Ahora Contessi ya tiene listo el sexto y necesita botarlo para liberar espacio en la nave industrial y comenzar con las siguientes obras. En los últimos días se supo que tampoco quedará en manos de la empresa de capitales chinos.

Le vendieron el casco a la familia Di Bona, que reemplazará al “Insólito” y suma poder de pesca al “Antonia D”. La botadura no tiene fecha confirmada pero sería a mediados del mes que viene. No, el nombre tampoco está definido. Improvisaciones que conlleva planificar de apuro.

Buen domingo


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