Por Santiago Gutiérrez (*)
Los datos recientes de las últimas semanas marcan de raíz la crisis que estamos viviendo en Argentina. Aumento de la pobreza, fuerte caída de la industria, parálisis de la construcción y baja significativa del turismo son algunos de los malos resultados de la cosmovisión de este gobierno nacional que quiere que nos detengamos y que miremos para otro lado. Allí, debemos recuperar el sentido común para poner en agenda un horizonte nacional.
Según el Observatorio Social de la UCA, la pobreza aumentó a un alarmante 55,5% de la población en el primer trimestre de 2024, casi once puntos porcentuales con respecto a fines del 2023. Ni que hablar del estudio reciente de UNICEF: un millón de niños y niñas en Argentina se van a dormir sin haber comido. Es imposible acostumbrarse a estas cifras. Cuidar a las infancias y garantizar su crecimiento con acciones concretas que contribuyan a una sociedad menos desigual y menos violenta es recuperar el sentido común.
También alarmante es el panorama en el sector industrial y de la construcción. La industria cayó un 20,1% interanual en junio, mientras que la construcción se desplomó un 35,2% en el mismo período. Estas no son simplemente estadísticas aisladas. Lo estamos viviendo a diario: suspensiones y despidos a trabajadores; menos consumo y aumento de tarifas que generan dolores de cabeza para empresarios y comerciantes; obras paralizadas que dejan sin resolver la vida de los vecinos. Poner sobre la mesa un horizonte económico y productivo de los que creemos en una Argentina con trabajo e industria es recuperar el sentido común.
Otro dato: en julio, los consumidores pagamos $3,1 por cada $1 que recibió el productor, según el Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD) elaborado por CAME. Esta distorsión en la cadena de valor no solo perjudica a nuestros productores, especialmente a los pequeños y medianos, sino que también incrementa el costo de vida de las familias argentinas. Poner en agenda la brecha entre lo que pagamos los consumidores para comer y lo que recibe el productor por su trabajo es recuperar el sentido común.
A su vez, el turismo también cae y eso lo vimos reflejado en las recientes vacaciones de invierno en nuestra ciudad, que tuvo una ocupación hotelera por debajo del 50%. Eso, directamente, repercute en otro dato: según la UCIP, las ventas cayeron un 17% con respecto a las vacaciones de invierno del 2023. El Gobierno Nacional, mientras tanto, ya anunció que no volverá el PreViaje, una política modelo en el sector. Poner en agenda la importancia de las políticas de incentivo al turismo que repercuten en menos trabajo para los comerciantes es recuperar el sentido común.
Ante este panorama desesperante, la política tiene que ofrecer un horizonte de carácter nacional y unirse en torno a los valores esenciales de nuestro espíritu para apuntalar un modelo de desarrollo. La autocrítica se genera haciendo, debatiendo, saliendo de la inercia en la que nos quieren encapsular, aprendiendo de los errores. Tenemos que asumir la responsabilidad con la legitimidad de la acción, del ejemplo y de la coherencia política. Estar preparados para hacer frente a este nuevo tiempo para organizar la esperanza es recuperar el sentido común.
(*) Presidente de la Asociación Civil Encuentro y Comunidad