Por: Roberto Garrone

Todos los años para esta época en que la zafra de calamar dibuja sus primeros trazos regresa sobre la mesa de discusión en algunos grandes medios de comunicación la situación prolijamente descontrolada fuera de nuestra zona económica exclusiva.

La presencia de la flota extranjera, en su mayoría de origen chino, pescando sobre la milla 201 recursos migratorios argentinos como el calamar, de manera ilegal, no declarada y no reglamentada, con mano de obra esclava y recibiendo subsidios de parte de sus países, aparece de manera reiterada, no así la flota gallega que pesca ilegalmente en Malvinas y que tiene actores jugando de los dos lados del mostrador como hemos contado en capítulos anteriores.

El tema ya genera cada vez mayor debate interno y no solo del interés estadounidense que se filtra en los informes de Infobae. El año pasado hubo voces nacionales que se mostraron a favor de prestar servicio a esta flota –el año pasado fueron 390 barcos al sur del 44ºS y 180 al norte-. Funcionarios y legisladores de Tierra del Fuego primero y luego referentes sindicales santracruceños respaldaron la idea como una oportunidad de trabajo.

Esta semana el Subsecretario de Pesca, Carlos Liberman, las podó de cuajo para tranquilidad de las cámaras empresarias del sector que habían salido al cruce de la corriente «China Friendly», advirtiendo los riesgos que implicaba para la sustentabilidad de los recursos y las empresas que la flota pueda abasteceré y repararse a pocas millas de donde opera.

Pero hay otros riesgos un tanto solapados entre anuncios y actos públicos de inversiones millonarias que se realizarán en Rio Grande, Tierra del Fuego. El año pasado el grupo industrial Mirgor, fabricante y ensamblador de teléfonos celulares, equipos de climatización y aparatos electrónicos– presentó oficialmente el proyecto para la construcción de un complejo portuario multimodal.

El proyecto—cuyas obras arrancan en cuatro meses- contempla una inversión de US$ 380 millones y tras dos años de trabajos entraría en servicio a mediados del 2025. El lugar donde se desarrollará el complejo portuario se encuentra 17 kilómetros al norte de la ciudad dentro del predio de estancia Las Violetas.

El proyecto tiene características similares al de Caleta Paula, en el norte santacruceño. Tendrán que extraer millones y millones de tierra costera para generar un gran espejo portuario que se inundará con el avance del océano para que puedan operar barcos de gran porte.

El nombre detrás de Mirgor es la sociedad familiar que encabeza Nicolás Caputo, amigo íntimo y socio comercial, político y hasta funcionario de Mauricio Macri.

Hoy Mirgor sufre serios problemas de logística porque su fábrica está en Rio Grande pero los contenedores llegan a Ushuaia, un puerto colapsado por la falta de espacio para el buque de portacontenedores entre pesqueros y cruceros.

La duda que sobrevuela el ambiente en Tierra del Fuego es quienes son los socios de Mirgor en este proyecto de 360 millones de dólares. El gobernador Melera descartó el año pasado la presencia de capitales chinos: “Insisto, no estamos hablando en este caso de capitales de origen chino para la instalación del puerto en Río Grande», aseveró.

Pero vaya casualidad, los primeros días de este año el mismísimo gobernador, anunció una carta de entendimiento con la empresa China Shaanxi Chemical Industry Group para la construcción de un puerto multipropósito. ¿Dónde?, si, en Rio Grande. En la misma zona se comprometieron a instalar una planta química y una central eléctrica.

Si ya cuesta pensar en un puerto multipropósito en el confín del mundo que sea capaz de recuperar semejante inversión atendiendo barcos pesqueros, de cruceros y contenedores, que haya dos proyectos en el mismo lugar, al mismo tiempo, es toda una rareza.

Fuentes consultadas para elaborar este informe aseguran que se trata del mismo proyecto. En la presentación de Mirgor, su CEO, José Luis Alonso, ya mostró las cartas con las que daba.

Dijo que la obra “permitirá abrir nuevas oportunidades de desarrollo para Tierra del Fuego y en particular en Río Grande y todas sus industrias asociadas. Por su ubicación esta nueva infraestructura portuaria es un punto estratégico en todas las rutas marítimas australes hacia el territorio antártico y, en especial, para el restablecimiento del tránsito con las Islas Malvinas”.

La declaración generó un fuerte rechazo del secretario de Malvinas, Andrés Dachery. El funcionario aseguró que sería “una locura pensar que nosotros, justamente vamos a favorecer la logística de la usurpación”.

Supongamos que lo de Alonso se trató de una frase desafortunada. ¿Pensarán lo mismo de la flota china que opera sobre la milla 201 cuando son los propios chinos quienes fomentan la inversión en la instalación portuaria multipropósito, detrás de Mirgor?

Además de Dachery hubo declaraciones críticas de referentes de Juntos por el Cambio como Federico Pinero y Fernándo Gonzalez. Habrá que ver si mantienen su pensamiento cuando la obra portuaria este terminada y hayan regresado a la vereda del oficialismo.


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