Con dos muy interesantes películas, una de origen chileno y otra estadounidense, cerraron las competencias oficiales de la 37ma edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, que este sábado entregará sus premios en una gala en el Teatro Auditorium de esta ciudad.

La vuelta plena a la presencialidad en Mar del Plata, luego de un año cancelado por la pandemia y otro en formato híbrido, renovó la calidad del único festival Clase A de la región, atributo que comparte con certámenes como Cannes, San Sebastián, Berlín, Venecia y Karlovy Vary, entre otros pocos en el mundo.

El riesgo, las indagaciones personales y las nuevas formas del cine contemporáneo estuvieron presentes en una programación con perlas muy llamativas y pequeñas delicias y que tuvo un nivel interesante para un cine corrido de los repetitivos moldes de la maquinaria comercial que inunda salas y plataformas, recayendo, sabiamente, en registros de autor con firma propia.

Este sábado a las 20 será el turno de la gala de premiación de esta ya exitosa edición del festival, acompañada por un público entusiasta, con todos los ojos centrados en el ganador del Astor de Oro destinado a la Mejor Película de la Competencia Internacional, pero también en los lauros que distinguen el cine de la región, el argentino y el que se piensa desde los bordes que fue protagonista de la sección competitiva Estados Alterados. (Telam)


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