Por: Roberto Garrone

Todo lo demorado que viene la novela por el uso del varadero de la Base Naval para el desguace de barcos inactivos que hoy ocupan áreas operativas en el puerto marplatense, avanza viento a favor el operativo para poder hundir alguno de esos barcos que ya no salen a pescar porque transfirieron sus permisos de pesca y quedaron abandonados, en el parque submarino “Cristo Rey”, a unas pocas millas frente al Faro del Punta Mogotes.

El varadero parece territorio de otro país, ajeno al acuerdo que firmaron el Ministerio de Defensa y el Ministerio de la Producción bonaerense allá por marzo del 2019 mediante el cual el Consorcio tenía que ponerlo en valor.

Martín Merlini, el entonces Presidente del Consorcio, firmó cosas de imposible cumplimiento que al día de hoy todavía impidieron que el convenio se cristalice. Varales y cabrestante nuevos y una serie de exigencias de la Base Naval que no tenían cuando Mariano Pascual cortaba barcos con un malacate.

La nueva adenda que está a la firma del Ministro ya tuvo el visto bueno de la Base, de la Armada. Es la propuesta de máxima a la que pudo arribar la nueva gestión del consorcio que se apoyó en la colaboración de los tres astilleros y la UTN para presentar una propuesta superadora.

Más allá del plan, la firma no llega y ningún barco se pone en seco para ser desguazado. “Ahora son ellos los apurados porque se les viene el encuentro de veleros en febrero y quieren tener todo limpio”, dicen en el Consorcio. Limpio es quitar los tres viejos remolcadores que hoy ocupan el varadero.

Mientras tanto, a otro ritmo y en otro tablero, se juega la batalla naval que contempla el hundimiento de tres barcos que hoy forman parte de esa colección de embarcaciones inactivas. Un atajo para resolver el problema de falta de espacios que sufre el puerto local.

Problema generado por las propias empresas pesqueras, las mismas que se quejan porque el estado no realiza inversiones en la terminal marítima.

“Se informa fehacientemente que no se encuentran observaciones que formular en el marco de las competencias de este Organismo, resaltando la conformidad para realizar las actividades que potencien y fomenten el acercamiento recreativo de la sociedad a los recursos naturales”, señala el párrafo principal de la nota que la OPDS le envió a Thalasa, Escuela de Buceo, en el marco del expediente iniciado por la Asociación Civil.

Thalasa había iniciado solicitado la conformidad del Organismo Provincial de Desarrollo Sostenible con el fin de dar cumplimiento a un requerimiento realizado por Prefectura Naval Argentina para la ampliación del espacio destinado a las actividades deportivas de buceo, ubicadas en el “Parque Submarino Cristo Rey”.

«Es un gran paso”, destaca Carlos Brelles. El referente de Thalasa impulsa desde el año pasado todo el proyecto para que los barcos “Don Romeo Ersini”, “Sirius” y “Simbad” terminen hundidos en el fondo del mar y se conviertan en un atractivo turístico para la comunidad amante del buceo.

Brelles busca documentos y papeles en las empresas pesqueras y el Juzgado que entiende en la quiebra del “Sirius” y los aporta en Prefectura para que los trámites avancen. “El que primero se hundirá será el ‘Simbad’ donde hay un astillero trabajando exclusivamente en acondicionarlo para el traslado y posterior hundimiento. Los planes están aprobados por Prefectura y esperamos poder cristalizarlo pronto”; dice el buzo.

El “Simbad” cedió el permiso al “Niño Jesús de Praga” con el compromiso de la empresa armadora (Ritorno-Sallustio-Cicciotti) de desguazarlo y retirarlo del espejo interior del puerto en un plazo no mayor al de dos años. “Se viene trabajando bien. Calculamos que el mes que viene ya lo tendremos terminado”, reveló Cesar Cicciotti.
“Se ha desguazado bastante: se le sacaron los mástiles, el guardacalor, el guinche, se limpiaron los tangues, se retiraron los dos generadores auxiliares; faltan algunos trabajos pero se avanzò mucho en estos meses”, aseguro Brelles.

El barco mide más de 46 metros de eslora y 8,50 de manga. Fue botado en 1953 en AG Wesser Seebeckweft. un astillero alemán y lo que queda de él se observa en un sector de la Escollera Norte donde es intervenido por los obreros navales de De Angelis. Cuando se hunda no se permitirá la penetración de los buzos. Se lo cerrará con rejas.

En Thalasa creen que una vez que puedan hundir el primer barco, con los otros dos será más fácil. Advierten que el Juzgado que lleva adelante la quiebra de Loba Pesquera pone reparos con el hundimiento del “Sirius”, pensando que el barco tiene algún valor todavía. El barco mide casi 60 metros de eslora y se construyó en Italia hace 56 años.

El Don Romeo Ersini fue el primero que tuvo el plan de hundimiento aprobado por Prefectura hace un año atrás pero la empresa armadora (Mattera) lo acondiciona con obreros propios. El barco mide 27,60 metros de eslora y se construyó en Argentina en 1973.

“Vienen más lentos porque estuvieron trabajando en otros barcos para que puedan volver a salir a pescar, pero lo van a hacer. Lo importante es que tenemos el visto bueno para poder ampliar el Parque”, destacó Brelles.

Desguazarlos, hundirlos, retirarlos del puerto… cualquier opción es válida para ganar espacio en un puerto donde casi el 30% de sus muelles operativos hoy lo ocupan barcos inactivos.


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