Por: Roberto Garrone
No debe haber un sector productivo que muestre brotes verdes tan crecidos y sólidos como los de la industria naval marplatense. De la mano de políticas públicas que primero fomentaron el recambio de flota pesquera y luego impidieron la importación de barcos usados, por citar solo los dos pilares claves donde se recuesta la recuperación del sector, la industria no para de sumar personal calificado, ampliar instalaciones e incorporar herramientas y maquinarias para acortar tiempos de construcción.
Sin embargo bajo la superficie la industria vive momentos convulsionados que esta semana se hicieron visibles con la manifestación y posterior movilización que realizaron obreros navales en reclamo de a unificación de las escalas salariales para que no haya obreros navales de primera y de segunda.
Si bien es un reclamo nacional, Mar del Plata es un polo naval trascendente y el epicentro de los recamos. Los vínculos laborales de los trabajadores, afiliados al Sindicato Argentino de Obreros Navales (SAON) varían según los convenios colectivos que suscribieron con las tres cámaras patronales que entran en juego en este escenario.
El convenio nacional que rige la actividad en astilleros y talleres navales es el 518/07 y establece los valores más altos para las categorías de oficial, medio oficial y la del ayudante, tres de las principales que tiene el escalafón. La hora para el oficial se paga 411,94 pesos. La del medio oficial, 385 pesos y la del ayudante, 372 pesos. Nadie en Mar del Plata paga por ese convenio.
La Cámara de la Industria Naval que agrupa a muchas de las empresas del sector, rubricó con el SAON, el CCT 603/10 que, si bien se ha ido acercando a los valores del convenio nacional, muestra diferencias. El Oficial encuadrado en el CCT 603 cobra 372 pesos la hora, el Medio Oficial, 323,12 pesos y el Ayudante, 290 pesos por hora.
La Asociación Bonaerense de la Industria Naval (ABIN) tiene en SPI a su principal adherente del CCT 696/14. Es el que más se acerca al convenio nacional en valores horarios. El Oficial recibe 410,41 pesos por hora, el Medio Oficial 383,78 pesos y el Ayudante 369 pesos.
Si bien tiene valores más altos, luce una pirámide achatada. Apenas un 10% de diferencia entre el oficial y el ayudante no parece un estímulo para que nadie se preocupe por ascender en el escalafón. También hay que decir que en la mayoría de los casos, los valores son un piso no un techo. Muchas empresas pagan más por sobre el convenio como una forma de incentivar la productividad y retener a los trabajadores más capacitados.
El SAON tiene otro convenio con las empresas pesqueras para los obreros que trabajan en sus talleres navales y el que luce más retrasado. Es el CCT 239/94. El Oficial cobra 340 pesos la hora, el Medio oficial 385 pesos y el Ayudante, 264 pesos, menos del 40% de lo que marca para esta categoría el Convenio 518.
Entre los armadores reconocen esas diferencias, pero aseguran que esos talleres para reparar barcos propios no prestan un servicio que puedan trasladar a precio como los astilleros o talleres de la actividad naval.
En el SAON aseguran que ese retraso se generó por promesas incumplidas por parte de la patronal y que ahora la paciencia se les terminó, según reconoció Roque Vargas, el prosecretario de Organización. De todos modos en estos años nunca hemos visto una manifestación ni medida de fuerza del gremio por equiparar esa gruesa asimetría.
En la Cámara de la Industria marplatense sostienen que cada sector tiene una realidad diferente. Lo planteó el propio Domingo Contessi en la botadura del sábado pasado cuando reflejó que no todos los astilleros del país vivían la realidad de los marplatenses.
El gremio presentó a principios del mes pasado un borrador de convenio único para que lo analicen las empresas. La respuesta llegó hace poco y despertó el enojo de los dirigentes sindicales porque entienden que no es una alternativa superadora sino un acuerdo a la baja.
Obviamente que hay convenios vigentes y no parece el sector dispuesto a resignar más posiciones. Sería un golpe duro para los obreros navales que ya vienen de soportar desde hace unos años la pérdida del plus por refrigerio y presentismo, y el regreso del período de eventualidad.
En el gremio van por la reivindicación del derecho constitucional de una misma remuneración por igual tarea pero esa búsqueda de igualdad no la exhibieron apenas 3 meses atrás.
El 29 de abril suscribieron con la flota costera una actualización salarial para las categorías de los prácticos de muelle consignadas en el “convenio colectivo en trámite” pero distinto, a los que mantiene el convenio que el SAON firmó por los serenos de la flota fresquera de altura con CaIPA y Armadores.
Si pueden reconocer la disparidad de realidades en la flota pesquera por qué no la pueden distinguir entre las gradas de talleres y astilleros donde hasta ahora la convivencia ha sido armoniosa y los retrasos con los valores del convenio nacional se han ido puliendo sin necesidad de movilizaciones ni amenazas de medidas de acción directa.
Acá entran en juego varias razones, que no salen del terreno de las especulaciones. Hay quienes piensan que es una jugada de SPI para elevar los costos laborales de sus competidores. En ese escenario advierten la estrecha relación que siempre tuvieron Juan Speroni, el secretario General del SAON, con Horacio Tettamanti, fundador de SPI.
Más que sospechas, en los últimos días hubo muestras tangibles que ese vínculo sigue intacto. El SAON avaló la candidatura de Horacio como diputado nacional por la corriente Peronismo de la Soberanía, y desde la agrupación se adhirieron a la marcha del gremio y su lucha por unificar la escala.
«Sostenemos que la dignidad del trabajador se basa en la igualdad de salarios, de condiciones de trabajo y de derechos como lo marca nuestra Constitución Nacional, Ley de Trabajo, tratados internacionales, etc”, afirmó el documento de adhesión de la Agrupación que impulsa a Tettamanti.
Pero hay otras muestras tangibles, un tanto más lejanas, de esa cooperación entre el empresario naval y el dirigente sindical. En abril del 2003 la obra social de los obreros navales, OSPENA, a través de su representante en Mar del Plata, Héctor Veliz, acordó brindarle cobertura a los socios y grupo familiar de la cooperativa “Valmet 20 de Abril Ltda”.
Fue una de las cooperativas de trabajo naval que por esos años prestó servicios en las gradas de SPI y sus diques flotantes. El presidente de Velmet que firmó el acuerdo de cobertura fue Ramón Angel Gómez, en ese entonces, secretario de Actas de la comisión directiva del SAON a nivel nacional y estrecho colaborador de Speroni.
Era hora que Tettamanti se acuerde de la dignidad de los trabajadores navales. Y tan estrecho es el vínculo con Speroni que hoy Ramón Gómez es secretario de Organización y Asuntos Gremiales del SAON.