Por: Roberto Garrone

Son estos de comienzo de año nuevo tiempos en que la industria pesquera transita casi que entre paréntesis. Con la mayoría de los obreros de tierra en Mar del Plata de vacaciones y la flota pesquera amarrada a muelle, demorará unos días en ponerse en marcha.

El rebrote de covid que exhibe la ciudad convalida la idea de autoridades y actores pesqueros de abrir un período de aislamiento tras las fiestas de fin de año. La estadística oficial que rompió el subibaja de casos positivos de los últimos 10 días consolidó la curva alcista. Y eso que todavía no contabiliza los brindis. Estamos mal con tendencia a empeorar.

El laboratorio Fares Taie sumó más de 10 mil hisopados el año pasado entre los esenciales de la industria pesquera. En estos días habrá que tener paciencia para aguardar los resultados en este reinicio de la actividad mientras las tripulaciones se mantienen aisladas.

Algunas empresas dispondrán controles médicos adicionales para prevenir una ola de contagio en sus filas. El bajo nivel de reservas del verano turístico facilita encontrar lugares disponibles para las tripulaciones.

El inicio de la temporada de calamar una semana más tarde que el año pasado, el 16 de enero, infiere esa necesidad de contar con una burbuja de aislamiento previo para embarcar a la primera marea del año sin síntomas y PCR negativo.

La abundancia del stock desovante de verano y del bonaerense sudpatagónico en la unidad de manejo al sur del paralelo 44°S, marcará el primer paso del 2021 en términos pesqueros. Los científicos del INIDEP están terminando de confeccionar el informe técnico de la campaña que completó sobre el filo de la Navidad el “Victor Angelescu”.

Por primera vez en muchos años la flota potera nacional saldrá a pescar sin tener los ojos vendados sobre el panorama que se encontrará en zona de pesca. La campaña prevista para febrero regalará certezas sobre el sudpatagónico cuya abundancia ha decrecido en las últimas temporadas.

El año exitoso del calamar en el 2020 sirvió para maquillar de verde las estadísticas de desembarques en Mar del Plata y patinar de normalidad las cifras de exportaciones en torno los 1800 millones de dólares. Pero la abundancia provino de la unidad de manejo al norte del 44”S, un área que la flota incursiona recién en un par de meses.

La incertidumbre sobre la abundancia del molusco no es el único interrogante en este comienzo del 2021. Las nuevas exigencias sanitarias chinas para los frigoríficos habilitados a exportar a aquel país encienden luces amarillas.

Con el antecedente de varios frigoríficos y hasta buques pesqueros a los que les suspendieron por unos días la habilitación por haber detectado la presencia de covid en las cajas con que se embalaron los productos pesqueros, muchos temen que el problema se agudice y trabe las ventas al principal destino de las exportaciones pesqueras argentinas.

Fuentes del sector reconocen que las nuevas obligaciones para mantener la habilitación –incorporar detectores de metales en los frigoríficos y realizar testeos periódicos al plantel de trabajadores- no es otra cosa que represalias por la decisión de la Subsecretaria de Pesca de obligar a los armadores a cumplir con el compromiso al momento de otorgársele el permiso de pesca y reprocesar en tierra un porcentaje de las capturas.

Este compromiso no es nuevo pero hasta el año pasado podían saltearlo inventando ventas al mercado interno. Ahora, supuestamente, ese vericueto ha quedado al margen y deben efectivamente descargar y reprocesar en tierra una parte de la captura.

Quienes deben cumplirlo tienen tiempo hasta el 28 de febrero próximo. El objetivo fue promover el empleo en tierra, especialmente en Mar del Plata donde se desembarcaron la mayoría de las capturas de calamar.

Los armadores comprometidos -no todos los permisos de pesca tienen esa obligación y difiere en cada buque el porcentaje a reprocesar en tierra-, pudieron hacerlo desde el momento en que terminó la zafra, en agosto del año pasado y si bien no hay cifras oficiales del grado de cumplimiento, hasta ahora el trabajo que generó el calamar ha sido el aportado mayoritariamente por los buques fresqueros.

Lo curioso es que desde China no mostraron ninguna prueba de las cajas contaminadas que denunciaron. Mucho menos una contraprueba de la existencia de covid en los embalajes Las nuevas exigencias serán fiscalizadas por zoom en las próximas semanas aunque por acá nadie parece dispuesto a testear al personal cada 15 días como dejaron entrever en contactos oficiales.

Mientras China eleva exigencias sanitarias a empresas argentinas, su flota de altura lejana, compuesta por más de 300 barcos, sólo en esta región del Atlántico Sur, ha comenzado su faena de calamar en zona adyacente a la zona económica exclusiva argentina, área donde viola derechos humanos de sus tripulaciones y realiza pesca ilegal, no declarada y no reglamentada sobre los mismos stocks de calamar que pesca la flota comercial, con absoluta impunidad

Año nuevo y miserias viejas. Lo constante es la pasividad de las autoridades argentinas de turno para frenar este saqueo que pone en riesgo la sustentabilidad de sus recursos pesqueros.


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