Por: Pedro Maximiliano Casademunt.

«Si quieres derrotar la corrupción debes estar listo para enviar a la cárcel a tus amigos y familiares»
Lee Kuan Yew, Singapur 1965

Siempre hay que tratar de realizar un ejercicio para entender otras posturas políticas, otras formas de encarar los problemas estructurales de nuestras ciudades tercermundistas.

También es cierto que todos los problemas económicos y urbanísticos no tienen una respuesta por solución sino varias, incluso más de una a la que se pueda arribar con similares resultados.

Dicho esto, vale recordar la frase de Albert Einstein “Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”, ya le regalamos dos manzanas públicas a Don Florencio Aldrey Iglesias para construir un gigantesco shopping comercial en tierras públicas, también con promesas de cultura e inversión privada. Con excepción de alguna feria del libro organizada por la Universidad local o muestra muy puntual, la nave histórica fue explotada por espectáculos privados, animatronics de dinosaurios y hasta la troupe de circo Fuerza Bruta tuvieron temporadas en cartel para beneficio del “generoso” Don Florencio y la productora.

Ni que hablar de haber perdido la posibilidad de un pequeño pulmón verde en una zona que aumenta su densidad día a día.

Las ideas de Carlos Grosso, el exintendente de Buenos Aires, el de la tristemente famosa escuela shopping triunfaban por entonces y quieren volver a torcer el brazo a los marplatenses.

La ciudad no se convirtió en la New York del Atlántico Sur después de la entrega casi gratuita del edificio Dormal y sus dos manzanas al dueño de multimedios La Capital, lejos de eso, los sueños de descentralizar la ciudad están cada vez más postergados, de volver a un cine en los barrios (Puerto, Don Bosco por traer dos al recuerdo) o incluso por qué no: complejos comerciales en enclaves como la cantera del puerto o ese pozo fantasma luego de otro cuento y promesa de inversión en la avenida Constitución y Gorriti.

Entonces, si adherimos a la afirmación: “Plaza del Agua está abandonada, dejemos que la privaticen” o con el eufemismo de “intervención público privada”, ¿habría que privatizar todo lo que no funciona bien o lo que no está en condiciones?, ¿todas las plazas están descuidadas, entreguemos todas las plazas?

Si todo lo que no funciona, que por cierto es mucho, entonces podríamos pedirle que algún buen samaritano se haga cargo y así invierta en hospitales y bacheo, incluso algún buen promotor o lobbysta nos prometa asfaltos y arenas radiantes para tener verano los 12 meses, porque si hay algo cierto, es que en estos días se leen y oyen mentiras y promesas que no resisten análisis.

¿Por qué quieren Plaza del Agua? La respuesta es clarísima y es una ecuación de negocios perfecta. apropiarse de un edificio cuyo alquiler de mercado supera las 7 cifras mensuales, está claro que lo quieren sin poner siquiera el 10% de ese monto.

La Municipalidad tiene un déficit inmobiliario alto, que lo lleva al alquiler de dependencias, algunos de ellos también son contratos millonarios como lo es la nueva sede de ARM de calle Salta casi Belgrano. ¿Por qué un Estado que se ve obligado al alquiler de inmuebles debería de desprenderse de un edificio que incluso hoy alberga muchos trabajadores de distintas áreas?

El argumento más risueño de la militancia “privatizadora», encabezada de manera temeraria, por exfuncionarios de Arroyo, un actual miembro del EMTUR y algunos periodistas asalariados, es que el Municipio no puede afrontar los gastos de mantenimiento. Una mentira flagrante, la actual gestión que posee el récord en designaciones en la planta de personal político y que por estas horas vemos una contratación directa cercana al millón de pesos para publicidad en redes sociales u otro llamado, este por 1.5 millones de pesos para adquirir el uso de tres pantallas leds. muestra clara que pintar y parquizar la Plaza del Agua es una nimiedad.

Un cuestionamiento que hemos recibido quienes nos oponemos a la privatización de una plaza y enorme edificio público, es: “esto es personal”, no puedo contestar por otros, no conozco a Marcelo González salvo por su alto perfil, las noticias y las entrevistas públicas, si bien algunos lo refieren como el prestanombre de Luis “dejemos de robar dos años” Barrionuevo, cuestión incomprobable, es cierto que en más de una nota ha declarado que el famoso sindicalista es como su padre. Todo un dato esa familiaridad putativa para entender algunos negocios, por ejemplo, que los contribuyentes de CABA solventen la estructura de profesores pública de la Ciudad de Buenos Aires y su teatro Colón para sostener la inversión privada hecha en el teatro Tronador de Mar del Plata, vale aclarar que bienvenida sea la misma en un teatro de dominio privado y dejemos a consideración de los contribuyentes porteños si está bien esa carga del Colón, que bien pudo ser direccionada su homónimo Colón de Mar del Plata o al Auditórium, y no privilegiando un negocio por sobre una colaboración entre Estados provinciales o ciudades.

También nos suelen decir a quienes defendemos el patrimonio público “dejen de poner palos en la rueda” y ahí va donde tenemos que dar propuestas superadoras para no caer solo en la crítica.

Si existiese un filántropo dispuesto reacondicionar un espacio público que sea para beneficio de la ciudad toda y no de unos pocos, si lo que pretenden es un lugar para recitales, de artistas populares como Los Palmeras o Valeria Lynch, por qué no cederles el ex museo de las comunicaciones y una porción del parque Camet, que fue una de las pocas grandes ideas en el brevísimo paso de Emiliano Giri por el super ente de “deportes, cultura y turismo”, y los recitales que logró traer desde la administración provincial fueron un éxito.

Pedirle como cargo la culminación del Polideportivo Las Dalias, la reparación de las baterías de baños y fogones, la reforestación y hasta hermanar nuestro parque insignia con las playas del norte puede ser un desafío mucho más interesante y por cierto mucho más transparente, porque la corrupción no es de derechas ni izquierdas, la corrupción es siempre pre ideológica.


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