Por: Roberto Garrone
A más de 100 días de aquel análisis que fomentaba el Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación y planteaba una reducción de los derechos de exportación para bienes finales, de 5% a 0%, y de los insumos elaborados, del 4% al 3%, como aumentos en los reintegros con un esquema escalonado en el que las alícuotas aumentan en la medida que crece el valor agregado, nada se ha cristalizado ni oficializado.
La industria pesquera es uno de los principales polos exportadores de la industria nacional y como tal, requiere de la implementación de este tipo de políticas que buscan incentivar la diversificación y complejización de la canasta exportable y desincentivar la venta de materias primas como comodities. Un país en el que faltan dólares requiere que sus exportaciones tengan el mayor valor posible. Los van a necesitar para comenzar a pagar deuda en los próximos años.
Las exportaciones pesqueras en los primeros 8 meses del año muestran claramente una realidad distinta a las intenciones del gobierno. De ahí la urgencia por modificarla. Según cifras oficiales del último informe de Coyuntura que elabora Pesca Nación, en ese período se exportaron 336 mil toneladas que generaron 1106 millones de dólares.
Pasando la zaranda por estos números queda en evidencia la primarización que existe en la industria pesquera. Del total de toneladas exportadas, 223 mil, un 66% del total son pescados, moluscos y mariscos enteros. En divisas ese volumen representó 591 millones de dólares, un 52% del total.
Fueron 70 mil toneladas de pescados que se vendieron tipificados como excepto filetes, por 134 millones de dólares. La mayoría es tronco de pescado producido por barcos congeladores. El langostino entero representó 25 mil toneladas aportado mayormente por la flota tangonera congeladora y una porción minoritaria de los costeros de Rawson, por 127 millones de dólares. La abundancia de calamar en la zafra 2020 acentúa este fenómeno. Se exportaron 128 mil toneladas de illex por 320 millones de dólares.
El langostino reprocesado en tierra, hecho cola y exportado en bloque, o con mayor valor agregado, los subproductos como pelado y desvenado, es la especie que generó mayor trabajo en tierra. Fueron 38 mil toneladas, 12% del total del volumen, que generaron 276 millones de dólares, 25% del total en valor. La merluza hubbsi acumuló 35 mil toneladas exportadas como filet, aunque no hay una segmentación entre la producida a bordo y en tierra, que generaron 97 millones de dólares.
En octubre de 2018 la gestión de Mauricio Macri lanzó el plan “Argentina Exporta”, cuyo objetivo era triplicar el volumen exportado para el 2030, de la mano de cuadriplicar las 9500 empresas exportadoras.
Unos meses antes el mismo gobierno había reducido por decreto en un 66% el monto total aplicado a la política de reintegros a la exportación.
“Esto perjudicó sensiblemente al sector industrial que en 2019 registró los niveles de reintegros más bajos para los últimos veinte años, con un ratio del 0,6%”, señalaron en el área de Producción cuando se filtraron los planes oficiales para reactivar el valor agregado a las exportaciones de manufacturas.
Este verano el gobierno redujo los derechos de exportación a los principales productos que exporta la pesca y con el nuevo esquema los enteros y sin elaborar bajaron del 9% al 7% y los elaborados al 5%. Para los industriales exportadores de productos con valor agregado, la medida fue un estímulo insuficiente y solicitaron que se implementen un conjunto de otras medidas que abarcan temas laborales, de costos de producción, financiamiento y relaciones internacionales entre otros.
En CAFREXPORT, la cámara que agrupa a los frigoríficos exportadores, demandan una diferenciación más aguda en el segmento de los filetes de merluza para revertir una tendencia que creció y se consolidó en los últimos años: que la flota congeladora sume más descargas de hubbsi en puerto Mar del Plata que la flota fresquera que alimenta los frigoríficos en tierra y toda la cadena productiva atada al reprocesamiento de merluza.
El valor agregado es recompensado por el mercado. Mientras una tonelada de filet de merluza interfoliado se paga menos de 2300 dólares la tonelada, el filet empanado, envasado en bolsitas individuales de medio kilo, se paga más de 3400 dólares la tonelada.
También pugnan para que haya un mayor incentivo a la exportación de langostino con valor agregado que la cola en bloque, que si bien genera trabajo en el descabezado y clasificación del marisco en distintos tamaños, termina sumando actividad en terceros países como Perú, Tailandia y Vietnam.
A partir de la abrupta caída de los precios que registró el langostino entero, afectado por la pandemia, en los primeros 8 meses del 2020 se exportó más volumen de langostino como cola, que entero. Eso se sintió en Mar del Plata donde más de mil puestos de trabajo se mantuvieron con el marisco fresco.
Los 525 millones de dólares que se resignarían de ingresos fiscales al aplicar el plan llevarían al gobierno a meditar su implementación, pero es una cifra que puede suplirse con el aumento de las exportaciones y el ingreso de divisas que generaría una promoción de este calibre.