Por: Roberto Garrone
La XII cumbre de la Organización Mundial de Comercio (OMC) se extendió más allá de los tres días fijados para el debate en la sede que la organización tiene en Ginebra, Suiza. Importantes avances respecto a la pesca ilegal.
Presididos por Timur Suleimenov, los representantes de los 164 países socios de la OMC no durmieron en las últimas 50 horas de la cumbre hasta que lograron aprobar un documento de consenso tras más de 20 años de negociaciones infructuosas.
Sobre todo hubo que convencer a India, que no aceptaba quitar las pequeñas subvenciones que aplica sobre su flota. Hasta última hora amenazó con un veto que finalmente no llegó y se pudo arribar a un acuerdo histórico.
Si bien la OMC determinó respuestas de emergencia a la inseguridad alimentaria, una declaración ministerial sobre las patentes de las vacunas del covid y una decisión sobre el programa de trabajo referido el comercio electrónico, lo trascendente para esa columna fue el “Acuerdo sobre subvenciones a la Pesca”.
Básicamente no se podrán conceder subvenciones a la pesca en alta mar no regulada, “sin excepción”, y tampoco para la captura de especies ya sobrepescadas. También prohíbe las subvenciones a la pesca en alta mar -zonas más allá de las aguas nacionales- si las operaciones quedan fuera de la jurisdicción de una organización regional de ordenación pesquera (OROP).
Y es importante porque impacta en la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada que aplican países como China en esta región del mundo y que ponen en riesgo la sustentabilidad de especies como el calamar. Toda la operatoria de más de 300 barcos pescando calamar al borde de las 200 millas es rentable a partir de los subsidios que recibe.
Se calcula que cerca de 35.000 millones de dólares se destinan cada año a subsidiar la pesca a nivel global y que, de estos, 22.000 millones son negativos para la propia actividad pesquera, al fomentar la sobreexplotación de los caladeros y acelerar el declive de las poblaciones de peces, según los conservacionistas.
La pesca ilegal provoca una pérdida de entre 11 y 26 millones de toneladas anuales de pescado, según la ONU, lo que equivale a entre 10.000 y 23.000 millones de dólares (9.350 y 21.500 millones de euros).
Pero los riesgos no son solo biológicos o medioambientales sino que encierran un riesgo más peligroso. A bordo de esta flota no se respetan los derechos humanos básicos y es frecuente el maltrato, la esclavitud o directamente la muerte, como es testigo el propio puerto de Montevideo, de acuerdo a lo revelado por Milko Schvartzman miembro del Círculo de Políticas Ambientales.
“Llegar a un acuerdo ya es un avance” dijo Schvartzman en declaraciones a Revista Puerto. “El mismo acuerdo manifiesta que se debe seguir trabajando en las cuestiones que quedaron pendientes de los borradores de 2021, por lo que es más probable que se endurezca y no que se ablande, por eso lo celebramos”, subrayó.
Hay un par de puntos ambiguos en la decisión de la OMC. No se plantean sanciones para quienes sigan aplicando subsidios aunque deben informarlos. Veremos el caso que haga China de estas nuevas normas regulatorias.
El otro es que su entrada en vigencia no será inmediata. El texto deberá ser ratificado por al menos dos terceras partes de los miembros de la OMC, algo que, con suerte, podría ocurrir en los próximos dos años, poco antes de lo que sería habitual según los procedimientos de la OMC, en vista de la «urgente» necesidad de alcanzar la sostenibilidad oceánica.
La declaración tiene 12 artículos y durante el debate se eliminó una propuesta más audaz contra la pesca ilegal que era la prohibición de subvencionar el combustible y la que planteaba la exigencia de notificar el uso de mano de obra forzada. Ambas iniciativas correspondieron a Estados Unidos y, obviamente, abrieron una grieta con China, el promotor de estas prácticas en su flota de lejanía, que no generaron el consenso suficiente.
El freno a los subsidios en la pesca parece un punto de partida, el primer paso de un camino muy largo. Como dice el ambientalista, “el acuerdo por sí mismo no va a resolver nuestros problemas”.
Hará falta que haya un mayor reclamo diplomático y un control efectivo sobre la milla 200 que podría comenzar cargando gas oil en las nuevas patrulleras oceánicas para separarlas del muelle de la Base Naval Mar del Plata.