Por: Roberto Garrone

El artículo 3 de la Resolución 9 del 2018 del Consejo Federal Pesquero limitó la captura de abadejo (Genypterus blacodes), por viaje de pesca, a 10 toneladas por buque, o al 3% de la captura total, lo que resulte menor. Esto significa que no se puede pescarlo como especie objetivo sino que puede formar parte de la pesca acompañante principalmente de merluza hubbsi.

El artículo 1 de la Disposición 26 de SSPYA, del mismo año, estableció una tolerancia administrativa en las capturas de la totalidad de las especies de raya, abadejo y langostino de hasta el 6%, sobre las cantidades máximas fijadas en las normas de administración de cada especie.

En diciembre del 2022 desde CaIPA y CEPA solicitaron elevar el límite de capturas de 10 a 15 toneladas pero el CFP lo rechazó a partir de la opinión técnica del INIDEP, desde donde sugirieron mantener un enfoque precautorio a la precariedad biológica en el que se encuentra.

Los armadores aseguran que la realidad del recurso en la zona de pesca es otra muy distinta a la que observan los científicos. Que hay mucho más abadejo del que se cree y que se lo encuentran bien lejos de los pozones y fondos rocosos, donde se concentra y reproduce.

Se han hecho prospecciones comerciales un par de años en verano pero el INIDEP no pudo recabar mucha más información a la que ya tenían. Muchos de los barcos sorteados carecían del personal idóneo para ir a pescarlo y desistieron tras dos días de redes vacías.

Desde CAPEAR ALFA pidieron que el INIDEP salga con una campaña de investigación dirigida especialmente al recurso para tener mayores certezas sobre su condición y a partir de ahí analizar con información actualizada la chance de flexibilizar alguna de las medidas de manejo establecidas.

Como argumento para rechazar la petición de CaIPA y CEPA los investigadores explicaron que la modificación solicitada, de subir de 10 a 15 toneladas por marea podría implicar un aumento de las capturas del orden de las 500 toneladas, si se consideran 100 viajes de pesca por año.

Pero la flexibilización se da de hecho en alta mar y se observa estas últimas semanas en los muelles donde la presencia del abadejo es mucho mayor a la que marcarían las restricciones. Es tanto el abadejo que ingresa sin declararse que ya bajó el precio. Al principio de septiembre se pagaba 2100 pesos el kilo y esta semana se vendió a 1300.

El barco “Marisco II” tiene una capacidad de bodega de 6200 cajones. Un estibador de Pequeña Marina que participó de las últimas 4 mareas del barco aseguró que llegó con mucho más abadejo que el permitido.

Memorioso o detallista, la fuente asegura que descargó junto con sus compañeros la friolera de 9150 cajones de abadejo en estas últimas mareas; algo así como 320 toneladas cuando como máximo podría haber traído 40. El INIDEP ya debería incorporarlas al modelo de evaluación. “Lo que nosotros protegemos lo pesca la flota extranjera sobre la milla 201”, se quejan los armadores.

A un precio promedio de 1800 pesos por kilo, Pedro Baldino y Leandro Cicollela, los dueños del barco, facturaron 576 millones de pesos. Cómo hacen los compradores para exportarlo es un misterio porque para iniciar el trámite es necesario contar con el certificado de captura legal. Mandan de contrabando a Brasil o inundan el mercado interno. Las dos opciones pueden ser correctas.

El “Marisco II” no es el único que pesca sobre el 42°S – 59°W, al borde de la zona de veda de uno de los pozos de abadejo. En los muelles dicen que idéntico derrotero realizan el “San Pascual”, “Virgen María”, “María Inmaculada” “San Andrés Apostol”, entre otros. Todos con el mismo propósito: hacer pesca dirigida hacia una especie protegida.

Hoy el sector armatorial aguarda con expectativas la definición del proceso de renovación de CITC de merluza hubbsi mientras desde el gobierno los tratan de ladrones. Cuando la espuma baje y se calmen las aguas será necesario poner en foco al abadejo y determinar su verdadera potencialidad de captura. Mientras dure la veda, varios se harán millonarios.

Porque esta fiesta de subdeclaración es promovida desde el propio Distrito de Pesca que encabeza Miguel Angel Vega y Emilio Puerto. Fuentes portuarias aseguran que el costo por cajón camuflado de otras especies, generalmente merluza pero puede ser lenguado o calamar, llega a los 2 mil pesos para el inspector de turno en muelle y otros 2 mil para la cúpula del Distrito. Saquen la cuenta: 36 millones de pesos de coima, solo del “Marisco II”.

Un poco más… porque en las tres últimas mareas “El Marisco II” salió con inspector a bordo. Queda claro al revelarse la descarga en muelle que la tarea de Jorge Alberto López y Roque Marcelo Gutiérrez, (estuvo en las dos últimas) los hombres encargados de controlar la faena en zona de pesca, implicó un costo más para la empresa armadora que un garante de la sustentabilidad del abadejo. “En uno de los viajes se llevó tres millones”, reconoció otra fuente consultada.

Alejandro Bonicatto, el director Nacional de Coordinación y Fiscalización Pesquera debería cortar de cuajo la podredumbre que carcome el circuito de control en Mar del Plata. Si lo sabe y no hace nada es cómplice. Si no lo sabe, es un inepto.

López Cazorla tampoco puede hacerse el distraído y queda salpicado con el descontrol que encierra la pesca encubierta de abadejo. A falta de otros candidatos, como en varios otros estamentos del Estado el gobierno libertario se rodeó de funcionarios que más que antecedentes tenían prontuarios.

Quienes conocen la interna entre Juan Antonio y el ex cabo de la bonaerense aseguran que a tal punto se quebró esa relación que hasta hace una semana atrás sonó con fuerza el regreso a la Subsecretaría de Juan Carlos Pita, quien seguía con un cargo menor en la Subsecretaría de Alimentos.

Pita es un apellido conocido en el ambiente pesquero porque dirigía/recaudaba en el Distrito Pesca Mar del Plata en tiempos que Norberto Yahuar ocupó el sillón mayor de la Subsecretaría. No, si esto del baile de disfraces en los pares de pesca no es algo nuevo. Casi es una marca distintiva en el principal puerto pesquero del país.

Fuentes de la propia dependencia confirmaron la presencia de reuniones en las que participó Pita junto con López Cazorla. Queda la duda sobre qué funciones cumplirá en Pesca. ¿Será que llega poco de todo lo que recauda Vera, Puerto y sus discípulos voraces a Paseo Colón? La libertad recauda.

Buen domingo


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