La Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, a través de su Secretaría de Vinculación con el Medio, en conjunto con el CEDET y Desechos Tecnológicos invitan a la comunidad a participar de la segunda jornada de recuperación de residuos tecnológicos.
El jueves 5 de mayo, de 9 a 16 horas se recibirán en el Complejo Universitario (Funes casi San Lorenzo), computadoras, celulares, impresoras, monitores, mouse, cables, y diversos aparatos. Los organizadores destacaron que no se reciben pilas, tonners ni lámparas.
En la primera edición se lograron llenar alrededor de cinco camionetas gracias a la participación de la comunidad y de diversas empresas y en la segunda jornada, se recuperaron un total de 9 toneladas de residuos, entre las cuales, se contabilizan unos 250 monitores, 15 televisores, 50 cpus, 300 mouse, 150 teclados, 20 equipos de música, 40 celulares, 70 impresoras y equipos menores.
Los aparatos eléctricos y electrónicos son productos complejos que incluyen numerosas partes y componentes. Su producción involucra bienes naturales no renovables cuya disponibilidad es escasa. Para la obtención de estas materias primas, cuyo acceso es cada vez más difícil, la explotación minera e hidrocarburífera ha avanzado hacia métodos de extracción cada vez más agresivos que generan grandes impactos ambientales, destruyen ecosistemas, consumen enormes cantidades de agua y energía, y utilizan sustancias químicas que pueden ser muy contaminantes para el agua, el suelo y el aire.
Los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, también conocidos como e-waste, chatarra o basura electrónica, no son otra cosa que el descarte de un aparato eléctrico y electrónico.
A través de esta iniciativa, se busca, juntar los residuos que pueden contener materiales recuperables con alto valor de mercado, incluyendo minerales no renovables que, en su proceso de extracción, generan grandes impactos ecológicos y sociales. Al mismo tiempo, contienen sustancias que pueden ser peligrosas. Todo esto hace que el reciclaje tenga sentido desde el punto de vista económico, y también que requieran un tratamiento especial y diferenciado del de otros tipos de residuos para evitar daños al ambiente y a la salud.
Tomando en cuenta el consumo de distintos aparatos eléctricos y electrónicos y considerando la vida útil estimada, se calcula que, en la Argentina, se generan 465.000 toneladas de RAEE por año. Si se repartiera de manera equitativa por el número de habitantes, equivaldría a decir que cada persona que vive en el país descarta anualmente alrededor de 10,3 kilos de RAEE, casi 25 % más que lo que se generaba hace dos años, y un kilo por encima del promedio de América del Sur.