Por: Roberto Garrone
Los gremios vinculados con la industria pesquera, tanto los tripulantes que intervienen en su captura desde la flota comercial en alta mar como los obreros del pescado que lo procesan en los frigoríficos de tierra, enfrentan por estos días la presión de sus bases por conocer detalles de la reapertura de paritarias.
Los acuerdos del primer tramo vencieron en julio para los obreros del pescado y en agosto para oficiales de máquinas, patrones, capitanes y marineros. Los trabajadores afiliados del SOIP firmaron un 50% en tanto los tripulantes acordaron un 45% en dos cuotas para los ítems fijos de los convenios colectivos, es decir, sueldo básico, francos, acomodada de pescado, comida, etc.
La producción para el caso de la merluza y el langostino se liquida con valores referenciados con el dólar, aunque es común que muchos paguen por viaje y ahí dentro de esa suma conformada incluyen básicos y producción. Y una porción de la torta, en negro. Nada nuevo…
Como también ya es una costumbre en el sector, las cámaras patronales abonan buena parte de los reajustes salariales con sumas no remunerativas. Con lo que se ahorran desfinanciando las obras sociales y cajas previsionales las empresas pagan parte de los aumentos. Otra costumbre que quedó para quedarse.
La revisión prevista en todas las actas firmadas a mitad de año estipulaba que en septiembre las partes debían volver a sentarse en la mesa de negociaciones para reajustar los nuevos porcentajes que permitan poner a tiro los salarios con el nivel inflacionario.
El gobierno se esfuerza en tratar de dejar la inflación anual del 2022 en dos cifras pero el precio de los alimentos será inexorablemente de tres y esa pérdida del poder adquisitivo se nota cada vez que los trabajadores van al supermercado.
Massa en su reciente paso por la vidriera del Coloquio de IDEA en Mar del Plata aseguró que “la política tiene que ceder y dar un ejemplo de austeridad”. Por ahora nada de nada. Los marineros siguen reclamando no ser bolsiqueados por el impuesto a las ganancias por los tres meses de la zafra de langostino.
Austeridad, hubiese sido bueno aplicarla en la reciente feria de Vigo. Cuando otros países, verdaderas potencias pesqueras como Canadá se vio representada por un solo miembro del área pesca, Argentina expuso una lista casi tan larga como la de Scaloni para Qatar. Vergüenza ajena y tercermundismo al palo.
Volvamos a la paritaria… Estamos a mitad de octubre y todavía las cámaras patronales y los gremios no solo no han rubricado los nuevos acuerdos sino que con algunos sindicatos ni siquiera se han reunido, caso el SIMAPE y el SOMU, los dos sectores que agrupan a la mayoría de los afiliados entre los barcos fresqueros pesqueros que amarran en el puerto.
Este lunes en su sede de calle Olavarria, CaIPA jugará de local en la reunión con representantes del SOIP que encabezará Cristina Ledesma. Estrenando nuevo mandato, la dirigente quiere cerrar hasta febrero del 2023 cuando vence el acta y los cálculos no pican lejos del 100%.
Con los conductores navales del SICONARA se volverán a reunir el jueves y para ese entonces los oficiales ya tendrán el porcentaje en la mira. Ellos no van a tan largo plazo sino que buscan cerrar el tramo septiembre/diciembre y el porcentaje ronda el 35% en dos mini tramos.
Hay que ver qué dice Frías, el secretario General de la Asociación de Capitanes, aunque nunca fue un escollo. Es más, cuando en el primer tramo los otros gremios firmaron por el 45% el Secretario General de los Capitanes, en una asamblea, intentó persuadir a sus afiliados para aceptar bastante menos.
Las cámaras patronales parecen no querer tropezar dos veces con la misma piedra mientras aguardan alguna certeza del plan de estabilización a partir de noviembre, que Massa anunció en la secreta tapa de Ambito Financiero.
A principios de año acordaron primero con el SIMAPE un 30% en dos cuotas que luego no fue aceptado por el resto y tuvieron que zambullirse a un conflicto que terminó con la flota parada por más de una semana y la entrega del 45% hasta agosto.
Ahora la estrategia es inversa. Arreglar primero con oficiales de máquina y puente y luego acomodar los porotos con la marinería. A diferencia de los primeros meses del año, a esta altura todos tienen un par de certezas: la inflación luce descontrolada y el Gobierno solo ha cosechado fracasos en sus intentos de ponerla en caja. Ambas contribuirían a pensar en un acuerdo rápido para que los precios no le sigan ganando a los salarios.
Pero esa negociación sencilla ya arrancó con muchas dilaciones.