El Premio Nobel de la Paz en 1980, Adolfo Pérez Esquivel y el Dr. en Filosofía Santiago González Casares brindaron la charla abierta y gratuita «La Espiritualidad en tiempos de incertidumbre», en un colmado SUM del Faro de la Memoria, en el marco de las actividades que allí se realizan cada fin de semana.

González Casares es Docente de la USAM y egresado Doctorado en Filosofía en la Universidad Sorbona, es al igual que Adolfo, vecino de San Eduardo del Mar, y tras compartir muchas caminatas reflexivas, decidieron sumarse a este espacio e intercambiar estos pensamientos con el público general. 

El también docente de la UBA, comenzó reflexionando sobre lo bueno que es «convocar a la gente a este espacio y poder compartir, conversar, en un momento muy particular: hay mucha desesperanza, decaimiento, como falta de perspectiva. Y siempre está la posibilidad de no perder la esperanza y recuperar los espacios». 

Más puntualmente, Esquivel señaló que «siempre fue difícil conversar, a veces por miedo, por incertidumbre. Pero creo que a los jóvenes les robaron la sonrisa y la esperanza. Ahora hay que trabajar para que la recuperen, para que entiendan que este mundo no lo construyen los demás, sino cada uno. Los jóvenes hoy esperan de afuera y no saben que ellos tienen toda la potencialidad de poder hacer, de poder construir, de poder comunicarse».  

En este marco, las tecnologías son el punto de inflexión: «Terminamos condicionados, porque si bien nos aportaron mucho también nos quitaron mucho, como por ejemplo la comunicación, el hacer juntos. Las tecnologías nos hicieron perder la capacidad de ser humanos». 

«La espiritualidad en tiempos de incertidumbre» es el nombre del libro que Adolfo se encuentra escribiendo «más allá de las religiones. El hombre es un ser humano,desde que tenemos conciencia la espiritualidad está presente, con distintos rostros, distintas influencias culturales» 

Por su parte, Santiago -redactor de la revista Hechos e Ideas- se mostró a gusto de poder «hablar de espiritualidad en esta época tan convulsa, tan atea, tan incapaz de pensarse a sí misma, bombardeada por medios de comunicación, por una ciber racionalidad muy ajena al espíritu y al alma. Y a pensar en cosas como la belleza, el bien y la verdad». Y sobre el uso actual de la palabra «espiritualidad», analizó: «Hay una trampa en la espiritualidad hoy, que se puede convertir en mercancía por la utilización que se da del concepto».


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