El Gobierno nacional avanzó con la creación de un nuevo sistema de contrataciones para la obra pública, flexibilizando las condiciones y algunos requisitos para incentivar una mayor participación, a través del Decreto 206/2025 publicado este jueves en el Boletín Oficial.

La normativa dispuso que la Oficina Nacional de Contrataciones diseñará, implementará y administrará una base de datos denominada “Sistema de Información de Cocontratantes” (SICO), para concentrar la información de la inscripción de los interesados en contratar con el Estado.

El SICO tendrá bajo su órbita tres categorías de agentes que pueden asumir compromisos con el Estado: Proveedores (SICO-PRO), Contratistas de Obra Pública (SICO-COP) y Concesionarios de Obra e Infraestructura Pública y Servicios Públicos (SICO-CON).

En lo que respecta al segmento vinculado a la obra pública, el texto oficial estipula que tendrá a su cargo la tarea de registrar información relativa a los contratistas y además deberá clasificarlos y calificarlos.

Entre los datos que recopilarán están la capacidad económico financiera, antecedentes, historial de procedimientos de selección en los que se hubieren presentado como oferentes, historial de contratos, incumplimientos contractuales y extracontractuales, en ambos casos por causas imputables al contratista, y sanciones de apercibimiento y/o suspensión.

En lo que refiere a la calificación de los contratistas, determinó que “se deberán prever criterios que contemplen de igual modo a las empresas nacionales y extranjeras y los antecedentes de obra pública o privada, a los fines de la determinación de la capacidad de ejecución referencial; y que no ponderen los compromisos de obras asumidos, eliminándose la capacidad de contratación referencial”.

Al destacar la medida, el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, recordó en su cuenta de X que anteriormente en el Registro de Constructores “el mecanismo era ‘ponderar las obras realizadas para el Estado’, con lo cual siempre ganaban los mismos independientemente que mantuvieran a sus empresas con patrimonios exiguos, cosa de nunca asumir pasivos relevantes (Baez, ¿se acuerdan?)”.

Además, expuso que “si a eso le sumamos el concepto de capacidad constructiva que iba eliminando empresas a medida que se iban adjudicando las obras, teníamos un cóctel ruinoso para los argentinos pero que era fiesta para la patria contratista”.


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