Expertos de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN) advirtieron que el aislamiento prolongado que demanda la pandemia, genera angustia y ansiedad y reduce la disponibilidad de alimentos saludables para consumir. Todos estos factores, agregan, no hacen más que exacerbar las condiciones que vienen determinando que nos encontremos dentro de otra pandemia: la de obesidad.

Por otro lado, según datos aportados por el NHS del Reino Unido, el exceso de peso puede complicar los cuadros de personas infectadas con el coronavirus SARS-CoV-2: el 74,5% de los pacientes en cuidados intensivos debido a complicaciones por COVID-19 tenía sobrepeso u obesidad.

“Seguramente, el mayor riesgo frente al Covid-19 que afecta a las personas con exceso de peso se origina en que la obesidad, como una enfermedad crónica de origen multifactorial en la que interactúan factores psicológicos, biológicos y medioambientales, se caracteriza por ser básicamente una enfermedad inflamatoria. En otras palabras, produce un estado inflamatorio crónico generalizado de leve a moderado, con exceso de grasa corporal, cuya cantidad y distribución confiere distintos grados de riesgo,” afirmó la Coordinadora del Grupo de Trabajo de Obesidad de la Sociedad Argentina de Nutrición.

En la pandemia de COVID-19 no contamos con una vacuna, por lo cual la mejor estrategia es la PREVENCION, y para esto, se deben tener en cuenta varios factores que influyen en el sistema inmunitario, incluida la nutrición. Mantener una alimentación balanceada, equilibrada y variada, mantenerse activo, evitando el sedentarismo y realizar un buen descanso es fundamental para mantener en alto nuestras defensas.

Por todo esto, desde la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN) recomiendan considerar 3 aspectos fundamentales para lograr sobrellevar exitosamente este período, ellos son la alimentación, la actividad física y el manejo de las emociones.

En una situación de cuarentena, las opciones se reducen, aumenta el estrés, acecha la rutina y se está siempre cerca de los alimentos. Si bien el ideal es que cada persona lo consulte con su nutricionista, en líneas generales, se recomienda:

– Realizar 4 comidas diarias: desayuno, almuerzo, merienda y cena, aunque los horarios no sean los habituales.

– Si entre las comidas principales pasan muchas horas y quiere realizar alguna colación, elegir preferentemente alimentos saludables; como frutas frescas o desecadas, frutos secos, un vaso con leche descremada, un yogurt descremado, un trozo de queso bajo en grasas.

– Desvincular la comida de las emociones, por ejemplo, por aburrimiento y de las situaciones de estrés. Comer solo un plato por comida.

– Incluir durante el día, gran variedad de tipos de alimentos. Por ejemplo: verduras y frutas de estación, legumbres, cereales integrales, carnes, huevos, pastas, lácteos descremados, garantizando así el consumo de suficientes de vitaminas y minerales.

– Como medida preventiva, para no salir de manera frecuente para hacer las compras y realiza una compra grande, se recomienda almacenar los alimentos siempre fijándose fecha de vencimiento y tratando de solo preparar lo justo para poder manejar el control de la porción.

– Evitar el picoteo.

– Hidratarse preferentemente con agua potable. Agua mineral o agua corriente.

– También se recomiendan las infusiones sin azúcar agregada.

– Incluir alguna comida que resulte placentera, algo rico, dulce o salado según se prefiera y si no tiene contraindicado. Una porción chica. Por ejemplo: un alfajor chico, un bombón, un bloquecito de chocolate, un sándwich con jamón y queso, preferiblemente con pan integral. 

– Aprovechar este tiempo en el hogar para realizar una alimentación variada y equilibrada, como base para un estilo de vida saludable.

En cuanto a la actividad física, “ante la falta de disponibilidad de gimnasios, parques o clubes, debemos encontrar en nuestro hogar nuevos espacios para movernos y desplegar todos los efectos positivos que podemos conseguir con la práctica de actividad física regular. Y si antes no se hacía actividad física ¿qué mejor que usar este tiempo para comenzar?”, afirmaron desde el Grupo de Trabajo de Obesidad.

Entre otros consejos, se recomienda interrumpir cada 30 minutos las conductas que impliquen sedentarismo, parándose y moviéndose al menos 2 minutos, empezar lenta y gradualmente con el movimiento desde pocos minutos por semana hasta el recomendado de 30 a 60 minutos por día; y también, por qué no, buscar un curso online de baile, yoga u otra actividad que nos guste y requiera mover el cuerpo.

“En el aislamiento, cuantas más horas se pasa sentado, recostado o acostado para realizar actividades de distracción (juegos, mirar televisión, usar dispositivos móviles), menos ejercicios se hace y, por lo tanto, más se deteriora nuestro estado físico, conduciendo a un mayor riesgo y posible empeoramiento de las condiciones de salud crónicas”.  Por lo tanto, existe una sólida razón de salud para continuar la actividad física en el hogar para mantenerse saludable y conservar la función del sistema inmunitario en el entorno precario actual.

Realizar actividad física regularmente en estos momentos es muy bueno porque levanta el ánimo, reduce el estrés y la ansiedad, fortalece la autoestima y ayuda a ser más productivo. ‘La actividad física es natural, es algo simple y contribuye a mejorar la calidad de vida en esta difícil situación’ subrayan los expertos.

Otro aspecto para contemplar es el manejo de las emociones: podemos tener pocas ganas de hacer cosas o llenarnos de pensamientos negativos. “Nuestra actitud puede generar peleas o conflictos con quienes comparten el aislamiento y, peor aún, en los casos en los que se aprendió a buscar el equilibrio emocional con comida, puede ser que lleve a elegir mal la cantidad y calidad de los alimentos”.

“Para lograr el manejo de nuestras emociones y motivarnos, se recomienda pensar en positivo, meditar, dejar fluir las emociones y utilizar la tecnología disponible para comunicarnos con amigos y familiares”, agregaron.

Finalmente, respecto de la importancia de una motivación positiva, las especialistas de la SAN coincidieron en afirmar que estar motivado significa llevar a cabo las tareas diarias manteniéndonos activos sin que supongan una carga pesada. Pero no sólo eso, la motivación tiene relación con otras variables psicológicas, como el nivel de estrés, la autoestima y la concentración, y tiene un efecto en la salud y en el bienestar


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