Juan Carlos Saravia, histórico líder de Los Chalchaleros y uno de los máximos representantes del folclore en la Argentina, murió el viernes pasado a los 89 años. La noticia fue confirmada por Gustavo Sáenz, el gobernador de su provincia natal, Salta.
Nacido en Salta el 14 de mayo de 1930, la primera aparición pública de Saravia se produjo el 16 de junio de 1948 en el Teatro Alberdi de su provincia, cuando se presentó junto a la banda de folclore que había fundado con un grupo de amigos, a la que bautizaron Los Chalchaleros. Ese día se inauguró un formato musical que no existía hasta entonces y que luego se hizo habitual: tres guitarras y un bombo.
En ese momento eso fue novedoso y original. Luego, rápidamente, el modelo cundió y fue imitado, hasta convertirse en casi obligatorio en el género. Pero Los Chalchaleros fueron los primeros, los fundadores de un sonido y un estilo.
Un año antes, en septiembre de 1947, en la fiesta de los estudiantes del Colegio Nacional de Salta, habían actuado dos dúos folklóricos. Uno, integrado por Juan Carlos “el Gordo” Saravia y su primo Aldo “Chivo” Saravia. Otro, con Víctor “Cocho” Zambrano y Carlos Franco “Pelusa” Sosa.
“Éramos todos amigos… parientes y compañeros además. Así que no había pica ni competencia. Por eso se nos ocurrió unirnos y cantar juntos en cuarteto. Pero como buenos provincianos, nos tomamos nuestro tiempo. Recién unos meses después nos encontramos otra vez y empezamos a ensayar. En mi casa, en la casa de Cocho. Pensamos un nombre para el conjunto y le pusimos Los Chalchaleros porque en Salta se le dice así al zorzal, que come los frutitos colorados de una planta que se llama chalchal”, contó Saravia en una entrevista.
A lo largo de su trayectoria de 54 años (el grupo se disolvió en 2002), Los Chalchaleros tuvieron 10 integrantes: Juan Carlos Saravia, Aldo Saravia, Víctor Zambrano, Pelusa Sosa, José Antonio “Chango” Saravia Toledo, Ricardo “Dicky” Dávalos, Ernesto Cabeza, Eduardo “Polo” Román, Francisco “Pancho” Figueroa y Facundo Saravia.
Si bien cada uno aportó su talento y su personalidad, Ernesto Cabeza fue fundamental para que el conjunto alcanzara su máxima jerarquía musical. Juan Carlos Saravia no dudó en subrayarlo: “Cabecita nos dio todo musicalmente todos los matices. Los silencios que hacía con la guitarra eran incomparables. A él lo trajo Dicky. ‘Yo conozco a un guitarrero en Salta, da clases de guitarra’, dijo. Pero Ernesto no quería, él se dedicaba a lo suyo, tenía otra vida. Y nosotros ya éramos conocidos, vendíamos muchos discos. Al final ingresó en 1953, en lugar del Chango, que siguió con su carrera de abogado”.
En septiembre del año 2000, en una conferencia de prensa en el Bauen Hotel, Los Chalchaleros anunciaron su despedida. No habría más giras ni grabaciones ni escenarios.
De todas formas, el público quizás esperaba una continuidad sin límites. Iba a quedar un vacío, para miles y miles de admiradores de un estilo de canto aún invicto. Por eso Saravia, propietario de la marca del conjunto, le propuso a su hijo Facundo que asumiera la continuidad y se pusiera al frente de una nueva formación. Pero “Facu” prefirió iniciar su propio camino: “No me pareció digno aprovecharme del prestigio de Los Chalchaleros, ni tampoco usufructuar mi apellido. Yo no tenía derecho a explotar la trayectoria de mi papá.
En aquella entrevista, mientras continuaba con su actividad sindical en la Asociación Argentina de Intérpretes, Saravia se mostró agradecido: “Cantamos durante 54 años, hice todo lo que no debería haber hecho y lo que debía hacer. El público nos dio todo su cariño y aún hoy lo sigue haciendo. En la calle, en todas partes recibo el afecto de la gente. Sigo queriendo al público y no dejo de agradecerles esa admiración permanente que se pasa de padres a hijos”.
Los restos de Juan Carlos Saravia serán velados este sábado desde las 8 hasta las 13 en Congreso 1757. A partir de las 14 se realizarán las exequias en Jardín de Paz.