Los médicos y las médicas miembros de la Sección Infecciones Respiratorias de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria realizaron un llamado de atención a las autoridades y la comunidad toda, acerca de la situación del aumento de casos de COVID-19 que se observa en los últimos días.
Los especialistas señalaron que la mayor proporción de contagios se está produciendo en jóvenes y en edades medias de la vida. Aunque estos grupos poblacionales sufren en su mayoría cuadros benignos, no están exentos de cuadros graves o de COVID-19 persistente o prolongado con gran impacto sobre la calidad de vida. Además, quien sufre un cuadro leve o asintomático puede contagiar a una persona de riesgo.
«Este aumento de casos se ha producido sin que medien eventos masivos, cambios en las restricciones ni en las conductas de las personas. No es claro si se debe a relajamiento de las medidas de distanciamiento, mayor movilidad por razones recreativas o vacacionales, algún grado de excesiva confianza ante la puesta en marcha del plan de vacunación o también la propagación de nuevas variantes provenientes de países limítrofes», describieron con suma preocupación.
Lo cierto es que, ante una nueva ola de contagios, los infectólogos afirman que «no nos quedan reservas. Sufrimos la pérdida de colegas, expusimos a nuestras familias, duplicamos tiempo de trabajo en todas las modalidades, ya no tenemos horas de descanso en la semana ni fines de semana, y además debemos contener la demanda justificada de atención de pacientes y sus familiares. Los médicos pedimos AYUDA».
Respescto a la campaña de vacunación, señalaron que el ritmo de vacunación no será lo suficientemente rápido como para contener una segunda ola, salvo que la población decida voluntariamente restringir las conductas de riesgo y adoptar las medidas de distanciamiento, al mismo tiempo que acepte la vacunación que le sea ofrecida.
«Aunque tuviéramos un ritmo de vacunación más rápido, el ejemplo de otros países es que esta sola estrategia no alcanza para poder volver a una normalidad total. Tenemos que aceptar que conviviremos con nuevas formas de conducta y con restricciones a la actividad durante un período prolongado de tiempo», enfatizaron.
En ese aspecto, dejaron en claro que no es una decisión que pueda forzarse desde las autoridades, sino que depende de la responsabilidad individual, aunque también ayudaría implementar medidas de restricción parcial que no comprometan bienes sociales esenciales como la educación.
«Es razonable el renunciar momentáneamente (por ejemplo) a ciertas formas de esparcimiento o limitar reuniones familiares para sostenerlos. Las reuniones sociales, fuera de nuestro núcleo de convivencia sin distanciamiento ni medidas de protección, aun en el ámbito familiar, son riesgosas», remarcaron.
«La posibilidad de un colapso sanitario es real. Estamos caminando sobre un hielo fino que en cualquier momento puede quebrarse. Evitarlo depende de todos. Como personas a las que ustedes conocen, aprecian y escuchan, queremos pedirles que juntos insistamos en las medidas que sabemos que funcionan y que podemos seguir llevando adelante. Si estas medidas se mantienen, junto con un plan de vacunación adecuado a las actuales circunstancias, saldremos adelante», finalizaron.