A partir de una recategorización de centros médicos introducida por el PAMI recientemente, personas añosas que llegan a las guardias con cuadros cardiovasculares complejos que requieren tratamiento médico urgente, no pueden ser intervenidos como se venía haciendo habitualmente en estas instituciones y deben ser derivados, con la demora y los riesgos para la salud que ello representa. Esta medida afecta fundamentalmente a los centros con servicios de hemodinamia, neurointervencionismo y cirugía cardiovascular.
Entre otras condiciones médicas, estamos hablando de pacientes con rotura imprevista de la arteria aorta (técnicamente denominada aneurisma de aorta abdominal o torácica), infarto agudo de miocardio, arritmias complejas que requieren colocación de marcapasos y reemplazos de válvulas programados. Son todos procedimientos por cateterismo mínimamente invasivos que requieren intervención urgente en las salas de hemodinamia habilitadas hasta la nueva resolución y acreditadas fehacientemente por el Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI); hoy el PAMI no está autorizando su realización y los pacientes deben ser trasladados en ambulancias hasta alguno de los centros elegidos por el instituto.
En una carta dirigida por el CACI a las autoridades del PAMI y de la que no se obtuvo respuesta, se afirma que esta recategorización además de ser arbitraria e inconsulta ‘aumenta considerablemente el riesgo de muerte de los afiliados del PAMI’ Y agrega: ‘Todos los centros habilitados por el Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas y todos sus asociados tienen la capacidad para realizar las prácticas y tratamientos de intervencionismo requeridos y que ya lo estaban haciendo antes de este cambio’.
“Las intervenciones médicas de los servicios de hemodinamia prácticamente se han detenido. Hay provincias como Córdoba que a partir de este nuevo esquema solo cuentan con 4 centros para la realización de algunas de estas intervenciones. Es importante aclarar que todas las salas de hemodinamia, que son los quirófanos en los que se realizan los procedimientos por cateterismo, trabajan con la correspondiente habilitación de la autoridad sanitaria, el equipamiento médico es sometido a permanentes controles y todos los cardioangiólogos intervencionistas cuentan con título universitario que los habilita como especialistas en esta disciplina”, expresó el Dr. Diego Grinfeld, presidente del CACI.
Entre los requisitos impuestos por el PAMI para la determinación de las nuevas categorizaciones y habilitaciones, se encuentra por ejemplo la disponibilidad de equipamiento de resonancia magnética nuclear (RNM), aunque desde el CACI responden que no es necesario este tipo de estudios para ninguno de los procedimientos de la especialidad.
“Otro parámetro que contempla la nueva normativa es el número de camas existentes en la institución o el número de procedimientos realizados, pero ninguna de las dos variables determina ni influye en la aptitud del servicio y la capacidad del hemodinamista para realizar el procedimiento”, refirió el Dr. Martín Cisneros, vicepresidente del CACI.
“En el marco de una pandemia que todavía no terminó, la nueva normativa obliga a los centros a derivar a pacientes con urgencias médicas, los que deben soportar las demoras de la derivación, llegar a una institución en la que nunca fueron evaluados, ser tratados por médicos que no conocen, toda una situación que puede generar inestabilidad emocional en el individuo y en su grupo familiar y riesgos concretos sobre su salud; mientras que el centro original que recibió el paciente tenía todo como para llevar adelante con éxito el procedimiento”, afirmó por su parte del Dr. Javier Woscoboinik, secretario gremial del CACI.
Para el Dr. Maximiliano Giraudo, cardioangiólogo intervencionista, delegado provincial en Córdoba del CACI, “toda esta situación complica en primer lugar a los pacientes, que no reciben la atención que merecen en tiempo y forma, también a los médicos, que ven limitadas sus posibilidades de trabajar y ejercer su especialidad, y finalmente a las clínicas, a las que se las restringe de un servicio para el que estaban perfectamente capacitadas,ya que cuentan con el equipamiento, la tecnología y el recurso humano requerido para hacerlo”.
Desde el CACI insisten para que se dé marcha atrás con esta nueva categorización que -afirman- pone en riesgo la salud de los pacientes. “No queremos ser responsables de que no se cumplan ni garanticen los estándares de calidad que requiere el cuidado de la salud de la población”, concluye la carta enviada al PAMI.