Por: Roberto Garrone

El jueves a la noche los tenedores de cuota de merluza pudieron, por fin, apoyar la cabeza en la almohada y dormir un poco más tranquilos. Antes de todo, las resoluciones y actas con todas las cuentas que sacaron para ponderar captura histórica, inversiones, mano de obra e infracciones… parece un material que hecho para el Acta 15, que confeccionado en apenas 48 horas.

Nunca sabremos por qué el gobierno nacional demoró casi 100 días en aprobar por unanimidad la asignación de las cuotas por otros 15 años como había hecho con la renovación de la CITC de merluza negra, polaca y cola.

Sí lo sospechamos, claro. Más allá de todas las desmentidas posteriores, la lista de las empresas comprometidas a pagar la coima por la cuota, cuánto cada uno en función de las toneladas a renovar, y así poder recaudar algo más de 10 millones de dólares, existió. ¿Apareció la música a último momento?. Nadie lo confirma. Nadie lo descarta.

La flamante cuotificación encierra un alivio jurídico y presupuestario para los tenedores de cuota. El derecho de asignación se pagará a valores actuales, unos 6 mil pesos por tonelada, por 15 años y quedó a criterio del Subsecretario establecer la forma de pago. Circuló un mensaje interno que hablaba de un anticipo y 36 cuotas, con un 50% para los barcos fresqueros.

También encierra una paradoja, que excede a mantener como cartón pintado el artículo 1 de la Ley Federal de Pesca a partir de la concentración de cuota en pocas empresas y sobre todo, esa cuota pescada por una docena de buques congeladores, bien alejado a fomentar el trabajo en tierra.

El gobierno libertario que proponía la licitación internacional al mejor postor, terminó avalando que un par de provincias manejen una mayor porción de la captura máxima permisible. El estado que tanto dice combatir salió fortalecido. Hasta este año la cuota que mantenía la autoridad de aplicación entre reserva artesanal, de administración y reserva social alcanzaba el 27,07%. Con el nuevo esquema supera el 31%.

En la nueva reconfiguración el claro ganador es Santa Cruz. No atendieron su reclamo por las 30 mil toneladas pero no quedaron tan lejos. Porque es un hecho que el 2025 traerá un aumento en la CMP. Como mínimo 330 mil toneladas, aunque los más optimistas piensan en 339 mil toneladas.

Si hace un par de semanas cuando fue convocado al Consejo Otto Wöhler les dijo que había crecido la abundancia de hubbsi al punto que estimaban que la flota extranjera había pescado un 20% más sobre la milla 201. Los más optimistas creen que el del año que viene no será el único salto en la cifra. Ya veremos.

En el contexto actual no deja de ser un problema para los tenedores de cuota tener que pescar más merluza. Al menos para los que la pescan con barcos fresqueros, que operan con rentabilidad negativa todas las mareas, según expresaron desde las cámaras representativas de este segmento de flota.

La administración de Claudio Vidal tenía el 1,72% de la cuota social, con una fuerte porción que se servía de la reserva artesanal. Justificada a partir que desde Caleta Paula opera una flota artesanal que pesca merluza.

Para el 2025 estrenará un 4,8% de cuota social: parte ganada y parte expropiada de esa porción artesanal. Los riesgos para la sustentabilidad de la merluza en el Golfo San Jorge ya no solo los dibujará la exploración sísmica sino el propio esfuerzo pesquero.

Chubut pasó de 4,3% a 4,85% porque en estos 15 años se quedó con parte de la cuota de Harengus y de Alpesca. Lo importante para la provincia fue no haber perdido el resto de la cuota que está judicializada y no había sido explotada. Igual lo de cuota social es una parodia en este caso. La van a pescar los buques congeladores de Estrella Patagónica.

Rio Negro duplicó, pasó de 1% a 2% su cuota social -habrá sido la recompensa para que no se trate su pedido de transparentar los coeficientes de conversión de la flota congeladora- y Buenos Aires mantuvo el 7,56%. Todo un mérito si pensamos que el gobierno libertario podría haber aplicado el mismo recorte que aplicó a la coparticipación bonaerense.

“No nos dieron ni una silla para sentarnos”, dijo entre risas uno de los tres representantes de la Provincia que coincidieron esta semana en la reunión clave. El consuelo era haber podido mantener lo que ya tenía Mar del Plata. El 7% de la cuota ya está asignada a 62 buques fresqueros.

Lo del aumento del Derecho Único de Extracción (DUE) se veía venir pero igual muestra algunas hilachas que infiere cierta improvisación. Atar el valor del coeficiente base al valor promedio de las exportaciones de las especies al 31 de octubre de cada año termina de completar la invitación a que la industria evada todo lo que pueda. Puerta que ya había abierto la quita de los valores de referencia.

La estadística de exportaciones pesqueras será otro cartón pintado que exhibirá la industria, como los partes de pesca y las actas de descarga. Pero después hay legisladores nacionales que intentan legislar sobre trazabilidad… una risa.

Por qué el coeficiente base del langostino casi que se duplicó –pasó de 49 UP a 89 UP-, el de merluza casi se triplicó -de 5.1 UP a 14 UP- y el de calamar voló de 6.4 UP a 39 UP, no tiene ninguna explicación lógica más allá de la Resolución 10/24 que la respalda.

Lo peor es que las consecuencias de este impuestazo no solo lo sufrirán los balances de las empresas. Recordemos que en abril la UP volverá a actualizarse y ya no serán 1244 pesos por litro de gas-oil. En seis meses se arrimará a 1500 pesos.

Los nuevos DUE también alimentarán la subdeclaración, que de por sí en Mar del Plata fluye sin diques de contención. La justicia tarda pero llega, sino que lo diga el “Turco” Salomón, procesado por enriquecimiento ilícito la semana pasada. Si tiran del hilo del ex jefe del Distrito descubrirían que la caja aceitaba con dinero negro una larga cadena, tanto para arriba, para abajo y hacia los costados.

Un esquema no muy distinto al vigente pero con la gravedad que el actual se potenciará con la apatía a controlar y fiscalizar que muestra Bonicatto, el sobreviviente, y la voracidad de los administrados por encontrar hendijas donde sacar ventajas.

Nadie va a declarar haber pescado pez ángel, que pasó de 19.8 UP a 54 UP. Mucho menos salmón, cuyo coeficiente base saltó de 5.4 a 24 UP. Tampoco tiene mucha explicación lo que hicieron con el gatuzo. Es una especie protegida pero sin embargo tuvo uno de los aumentos más bajos. Pasó de 44.8 UP a 54 UP. Todo un incentivo a pescarlo. Igual la flota ya tiene una nueva especie objetivo: la pescadilla, cuyo coeficiente es de los más bajos del variado costero: 8 UP.

Todas estas contradicciones no hacen mella en Juan Antonio López Cazorla. El Subsecretario tuvo una semana de contrastes. La renovación de cuota oxigena una gestión que venía cascoteada desde el frente externo. Al punto que este domingo dicen que asistirá a la botadura del “Leonilda” en gradas de Contessi.
Le queda por resolver la batalla interna…

En estos días no solo tuvo que dar marcha atrás con la renuncia de Alejandro Bonicatto, sino que hasta debió pedirle perdón. Decirle que se vaya, que deje el cargo, “fue un exabrupto”, como él mismo admitió.

A esta altura de los acontecimientos y después de ver como se plantó, queda claro que el Director Nacional de Coordinación y Fiscalización Pesquera llegó al cargo de la mano de Bellarmini y ADPA pero hoy lo sostiene el ejército de los libertarios más fascistas del mundo. Desde ese espacio lo respaldaron en funciones.

Después del desahogo, de explotar contra Bonicatto y su ineficiencia extrema, ser obligado a pedir perdón… Más humillante no se consigue. Igual ya sabemos que la dignidad y López Cazorla son dos calles paralelas.

Conociendo la profunda grieta que separa al Subsecretario con el ex cabo de la Bonaerense, y al tanto de la pertenencia de su hijo, Isidro Bonicatto, al ejército libertario que da la batalla cultural desde redes sociales, nadie apuesta a que un día de estos el “Gordo Dan” abra X y le dedique al aliviado Juan Antonio, una fulminante.

Buen domingo.


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