Por Roberto Garrone

“Fuimos para probar las cosas nuevas que le pusimos al barco y ni llegó a la marca, completó mucho antes”, contó esta semana un armador de un barco costero de Rawson. El testimonio grafica lo amplia que es la mancha de langostino que apareció arriba del paralelo 41°S 61°W, fuera de la zona de veda permanente de merluza y parece alterar los planes en el epílogo de la temporada del marisco en aguas nacionales.

El 2020 ha estado signado primero por la abrupta caída de precios cuando el virus brotó en China y Europa y se desmoronaron las ventas; luego por el lock out de la flota congeladora hasta que limó el valor del dólar atado a la producción en el convenio de la marinería, y ahora el aumento de contagios entre los tripulantes que llevó al SOMU esta semana a emitir una señal de alerta con forma de carta al presidente Alberto Fernández.

La concentración de marisco mayoritariamente L1 y L2, las tallas más grandes, en un área al norte del área de distribución, le permite a la flota fresquera de Mar del Plata tener la chance de, si se alinean los planetas, decidirse a descargar en este puerto donde hay una demanda sostenida de producto fresco para reprocesar en una veintena de plantas locales.

Cuando el marisco se pesca más al sur, entre el 45 y 43, los puertos que reciben esa materia prima son Madryn y Camarones, desde donde se alimentan frigoríficos de reproceso en toda la provincia. El langostino que llega a Mar del Plata cuando eso ocurre, llega por camión.

Este resurgimiento de las capturas en un área donde no es tan alto el by catch/descarte de merluza juvenil, abre un interrogante sobre la extensión de la temporada de langostino en aguas nacionales hasta fin de mes.

La demora en el inicio de la zafra de los congeladores le dio un respiro al recurso. Más allá del incremento de la participación de los fresqueros (en el 2019 los habían mandado a pescar a zonas alejadas de la costa y con concentraciones irregulares) el 2020 terminará con muchos menos desembarques que el año pasado.

Además del lock out, los casos de covid que afectan a los buques tangoneros congeladores también contribuyen a que dicha flota tenga menor participación en las capturas. Hay más de una docena de barcos fondeados en Madryn inmovilizados, cumpliendo la cuarentena por marineros sintomáticos.

La progresión de desembarques totales viene en descenso, desde el supra abundante 2018 cuando se declararon desembarcar más de 250 mil toneladas. El año pasado fueron 215 mil hasta la semana pasada, con todos los condimentos mencionados, no llegaban a las 86 mil toneladas.

En Chubut, mientras consume sus últimos días como funcionario, Adrián Awstin, ya marcó la cancha para que la zafra no se extienda más allá de mediados de octubre. El Secretario de Pesca provincial busca generar un paréntesis entre el cierre de Nación y la apertura de aguas provinciales para comenzar con la temporada tras un período de aislamiento.

En Mar del Plata los buques langostineros fresqueros buscarán permanecer en el agua lo máximo posible. Además de razones económicas (comenzó a crecer la demanda desde el exterior), y laborales (la flota genera trabajo en muelles y plantas de reproceso), también hay una cuestión social que cobra relevancia.

Que la ciudad haya quedado expuesta como la capital nacional de los brazos en jarra, donde un 38% de su población activa tiene problemas de empleo y que la mitad de los habitantes se reparte entre pobres e indigentes, demanda acciones urgentes para intentar revertir la situación.

Fernando Muro, el secretario de Desarrollo Productivo de la comuna, reconoció esta semana el rol de la industria pesquera en el sostenimiento del empleo en la ciudad. Ese apoyo podría mantenerse si la flota puede seguir aportando materia prima fresca en muelle.

No solo es por el trabajo directo e inmediato que genera el tiempo adicional de la zafra abierta, sino porque permite también acumular stock y tener disponibilidad de materia prima descongelar y reprocesar más adelante, cuando los barcos ya desmonten los tangones de la cubierta.

Hay algunas falencias que tiene la cadena del reproceso en Mar del Plata, que de solucionarse, podría incrementar el empleo en tierra. El langostino es un producto perecedero; cuando se lo descarga es necesario que se lo reprocese rápido. Y en ocasiones, los barcos llegan en vísperas del fin de semana, viernes o sábado, y cuesta encontrar manos dispuestas a manipularlo.

En eso la Patagonia se adelanta varios casilleros. Frigoríficos y trabajadores entienden esa urgencia para descabezarlo, pelarlo y desvenarlo. Allá se trabaja de lunes a lunes. Pagando un adicional o las horas extras correspondiente por hacerlo domingos o feriados, pero se lo reprocesa.

“Hoy el langostino tiene margen para absorber ese costo, Pero necesitamos tener la certeza que tenemos en el sur, que el langostino se descarga y se reprocesa”, confiaba un armador que si ese punto se resuelve se anima a traer más producto a reprocesar a Mar del Plata.

El aumento de contagios en Mar del Plata también se refleja en los frigoríficos donde el covid ha mermado las plantillas de personal. El desborde de contagios también genera incertidumbre entre armadores que al mandar la carga por camión deben rezar para que en los mil kilómetros del viaje no haya más contagios que obliguen a cambiar los planes y el destino de la materia prima.

Cristina Ledesma parece comprender la situación y necesidad de los trabajadores. Dos empresarios distintos destacaron sus nuevos buenos modales, más próxima al diálogo que a la confrontación. Diego Mattera fue uno; registró 35 obreros entre peones y fileteros y ahora tiene a todo su personal en blanco.

El otro fue Oscar Poletti, de Pampa Fish, quien Incorporó más de 60 obreros justamente para descabezar y pelar langostino que exporta en bolsas de 800 gramos.

“No lo han planteado”, asegura la Secretaria General del SOIP, quien cree que los obreros no tendrían problemas de trabajar sábados a la tarde o domingo, siempre que se abone lo que corresponda.

Pensar que lo pida CaIPA, la signataria de convenio, es impensado puesto que sus asociados no tienen ese problema. Iberconsa, el principal productor de cola en bloque o pelado y desvenado de la pesca marplatense, tiene capacidad de reproceso y congela lo que no alcanzan a producir sus casi 150 obreros registrados.

Deberían ser acuerdos individuales entre los frigoríficos y sus trabajadores. Como el que firmó la propia Iberconsa y Pampa Fish para acordar los valores de producción ya que el CCT 161/75 no contempla el valor para el marisco.

En esta postal gris que regala Mar del Plata en materia laboral, el langostino patagónico es una luz naranja que puede alumbrar el camino para la generación de más puestos de trabajo de los que ya genera.


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