Por: Roberto Garrone

Ayer pasadas las 19 llegaron los datos más frescos de la prospección en las subáreas 6,10 y 11, entre el 43º y 45ºS dentro del tablero de veda permanente de juveniles de merluza.

La información que reportaron los investigadores que analizan el comportamiento del Langostino en el INIDEP marca una CPUE de entre 900 y 1950 kilos y dispar presencia de ejemplares de talla juvenil. 3,5% en la 6; 28,35% en la 10 y 15,20 en la 11.

Habrá que esperar que se sumen los datos del sábado y de hoy, último día del relevamiento, para pensar en una posible apertura al resto la flota comercial. Hay poco en todos lados. Esa es la señal distintiva de una zafra signada por los malos vientos y pobres capturas.

Hace una semana algunos barcos, navegando hacia el este, detectaron una marca importante de marisco puntualmente en la Subárea 11. Quizás lo hayan encontrado los 4 tangoneros que prospectan en dicha zona.

Tal vez el langostino siguió migrando hacia el norte. No lo podrán encontrar en la 7 porque quedó cerrada al momento en que redactaba la columna, a partir de una presencia de by catch por encima de lo establecido en la Resolución 9/22 que los Observadores detectaron entre el 13 y 20 de agosto.

Pero de eso ya pasaron varios días y el escenario parecía otro. Sobre todo porque el jueves pasado una veintena de barcos en esa zona obtuvieron muy buenos rindes y limpios, sin merluza acompañante.

Podrían haber revertido la decisión luego que lo definiera el Consejo Federal en su reunión del martes y miércoles?. Tal vez, pero no tenían datos oficiales. No había ningún Observador en esa flota ¿Cuándo se suman los 21 recién egresados?

Así de dinámico, cambiante y complejo es el escenario actual del langostino en aguas nacionales. Muchas veces da la sensación que todos los esfuerzos que ponen las autoridades, el equipo de científicos y los propios armadores para garantizar la regularidad operativa de la flota, es insuficiente para satisfacer a todos.

Este año la tensión y el mal humor entre las tripulaciones de los barcos fresqueros ha sido una constante. Entre el mal tiempo y los bajos rendimientos la temporada también fue negra para los trabajadores. En algunos barcos hubo planteos de dejar de lado acuerdos previos “por cajón” y pasar a cobrar bajo convenio, de modo de poder maximizar francos compensatorios y demás ítems fijos.

Las consecuencias de estos desacoples entre lo que ven los capitanes y patrones con las decisiones de aperturas y cierres que toman en la Subsecretaría de Pesca no solo afectan la productividad de la flota –fresqueros y tangoneros congeladores exhiben números en rojo en cuanto a desembarques- sino también lo sufren las plantas de reproceso en Chubut.

Los números comparativos entre la zafra actual y la del año pasado, son elocuentes. Con 15 días más por haber arrancado el 1 de abril, la flota el año pasado en aguas nacionales, hasta el 25 de agosto, (147 días) sumó 105.620 toneladas. Los costeros aportaron 2.816 toneladas, los fresqueros de altura 35.216 toneladas y los congeladores 67.587 toneladas.

Este año suman 78.652 toneladas, aunque los días de faena en aguas nacionales son menos porque comenzaron a mediados de abril (132 días). Las caídas en las descargas son abruptas: 1.296 toneladas declararon los costeros, 21.889 toneladas los fresqueros de altura y 55.466 toneladas los congeladores.

De las 27 mil toneladas menos de langostino pescadas en aguas nacionales, más de 13 mil corresponden a los fresqueros de altura. Por eso desde ALFA, la cámara que agrupa a los langostineros del Mar del Plata plantearon a Liberman la posibilidad de hacer una prueba piloto para mejorar las capturas.

La idea es, durante un mes, poder tener 72 horas efectivas de pesca. Hoy la Resolución 9/22 marca ese lapso de tiempo entre el primer lance y la llegada a puerto. Entienden en la cámara que ese plazo siempre ha sido una limitante a la operatoria de la flota, y que ha quedado en mayor evidencia este año a partir de las contingencias climáticas.

“Quedan muy pocos barcos fresqueros pescando, la mayoría se fue sin siquiera poder completar bodega en una marea”, dice Mariano Retrivi, presidente de la cámara.

Más allá de las presiones que ejerció Chubut en su momento en el Consejo Federal para limitar la operatoria de la flota marplatense, las 72 horas como tiempo máximo de marea buscó preservar la calidad de la materia prima que aportaba una flota que pasaba mucho más tiempo en el agua y era normal que una vez en tierra debiera descartare una porción de langostino en mal estado.

Las 72 horas por marea fue respaldada desde un férreo control por parte de la Dirección que encabeza Julián Suárez, con severas infracciones y multas, y también por procesos de concientización generados por los propios armadores para con sus tripulaciones.

Los resultados están a la vista. Desde el año pasado ya nadie cuestiona la calidad del langostino que aportan los fresqueros. “Creo que la calidad será la misma. Un día más permite incluso que la tripulación trabaje menos apurada”, cree Retrivi.

Más allá de las buenas intenciones por intentar mejorar los colores grises de la temporada, será difícil que la propuesta de ALFA pueda sortear los intrincados laberintos del Consejo. Pero será una alternativa a analizar si se repite el escenario 2023 en el futuro.

Seguramente tendrá mayores apoyos que los que la iniciativa despierta hoy en día, sobre todo en Chubut. Porque es toda una cadena productiva la que cruje cuando se empasta uno de sus eslabones como pasó esta temporada. Lo reconoció días atrás Damián Santos en la entrevista en “Desde el Muelle”.

El CEO de Pesquera San Isidro reconoció una caída del 50% en los volúmenes de langostino fresco que llegó a la mesa de sus 500 trabajadores registrados bajo convenio. La estadística oficial al menos no marca todavía semejante desfasaje.

El directivo reveló que han tenido que descongelar mil toneladas de cola para que los trabajadores hagan pelado y desvenado, lo único que hoy demanda el mercado internacional y les permite a los frigoríficos hacer caja para afrontar los costos fijos que no ayudan a erosionar la devaluación.

Todo lo contrario. La diferencia por la devaluación post PASO tuvo un incremento del 2,8% en la diferencia del tipo de cambio pero el gas oil con que llenan los tangues de los barcos se encareció un 30%.

¿Aguantarán los frigoríficos en Chubut otro año más con números en rojo, con costos fijos altísimos y langostino en cuenta gotas?. ¿Alcanzará solo con un tipo de cambio más favorable para lavarle la cara a un modelo laboral resentido bajo la inactividad dominante?

Buen domingo


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