La Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP) y la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires firmaron un convenio para la intervención del conjunto edilicio Villa Devoto y Quinta de Bary, ubicado en las calles Brown y Buenos Aires. El proyecto contempla la puesta en valor y refuncionalización de uno de los patrimonios arquitectónicos más relevantes de la ciudad, con el objetivo de albergar organismos judiciales y desarrollar actividades culturales abiertas a todo público, sin descuidar la preservación de ambos espacios. El evento se celebró en las instalaciones de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño (FAUD) que, a su vez, tendrá un rol central a partir de sus profesionales.
Con la participación de autoridades de los distintos orgánismos públicos involucrados, el aula 201 “Héctor Oddone” del segundo piso de la FAUD fue el escenario donde se llevó a cabo la exposición de argumentos así como también del recorrido histórico de ambas propiedades.
La mesa de apertura tuvo la iniciativa del decano de dicha unidad académica, Francisco Olivo, quien agradeció la presencia de las autoridades e instituciones involucradas y destacó el valor de articular esfuerzos en el contexto actual. “En un momento donde las vinculaciones institucionales no son fáciles, ya haber sido convocados en un proyecto que reúne a la Suprema Corte, a universidades y a la municipalidad nos parece fundamental. Por eso, asumir este compromiso para nosotros implica hacerlo en función demuestras capacidades como disciplina y profesión”, expresó.
Desde esa perspectiva, celebró que se trate de una intervención respetuosa con el patrimonio: “En una ciudad donde no siempre hemos tratado bien al patrimonio arquitectónico urbano, este proyecto pone en relieve dos villas significativas en una situación de recuperación y consideración sumamente valiosa”.
A continuación tomó la palabra el rector de la UNMDP, Alfredo Lazzeretti, quien contextualizó la articulación con el Poder Judicial en una serie de trabajos previos que también contaron con el aporte académico de la universidad.
Lazzeretti destacó que esa preocupación por el patrimonio ha sido históricamente uno de los temas prioritarios para la FAUD. “Analizar lo que hay que preservar para mantener viva la historia urbana a través de sus edificaciones es parte del trabajo de la facultad. Y en este caso, además, se trata de una obra de Alejandro Bustillo, cuya impronta es tan fuerte que muchos de sus edificios aún siguen siendo grandes espacios de encuentro para los marplatenses”.
En esa línea, valoró el alcance del proyecto: “No solo va a preservar: también va a refuncionalizar, para que puedan desarrollarse nuevas actividades junto a las que hoy ya realiza el Poder Judicial”.
Por último, enfatizó el rol que debe asumir una universidad pública: “Es fundamental interactuar con los tres niveles del Estado y con sus tres poderes. No solo con los ejecutivos, sino también con el judicial y el legislativo. Poner a disposición todo lo que se investiga y se produce en las universidades nacionales es parte de nuestra misión”.
Concluída la primera parte del acto, la segunda mesa estuvo a cargo de disertantes que, desde tres miradas miradas diferentes, aportaron al caso. El que encabezó la exposición fue el Doctor en Derecho, Pablo Slavin, que recorrió históricamente el surgimiento de las aglomeraciones urbanas para luego dar pie al derecho que tiene sus habitantes al acceso a su patrimonio y la importancia, para ello, del trabajo que realizan las universidades, el Poder Judicial y el Estado, en todos sus niveles.
Acto seguido, las arquitectas María Eugenia Millares y María José de la Fuente, recorrieron las características que posee tanto Villa Devoto como la Quinta de Bary. Allí, el relato circuló en la valoración, que surge como relación entre el objeto patrimonial y el sujeto-sociedad.
El encargado de cerrar la jornada fue el ex presidente de la Suprema Corte de Justicia bonaerense, Daniel Soria, que propuso pensar el rol del Poder Judicial en clave de “capilaridad social” y sostuvo que en momentos difíciles como el actual, “pensar en una sociedad regida por la justicia no deja de ser un acto de hechos, un deber que le pone un freno al privilegio”.
En referencia al valor simbólico del patrimonio, recuperó una anécdota que solía contar en sus clases de Derecho Humanístico, cuando enseñaba en la Facultad de Arquitectura de Rosario. Allí recordaba una nota de Nicolás Avellaneda publicada en 1883, en la que se discutía la insólita propuesta de demoler la Pirámide de Mayo. “El argumento técnico para rechazarlo fue que la pirámide fue entronizada por una decisión de 1811 para conmemorar la gesta patriótica. No podía ser alterada por una ordenanza municipal. Pero Avellaneda, además, escribió algo más: que la pirámide, por la veneración que despierta, no pertenece al patrimonio de una ciudad, sino de todas”. (PortalUniversidad)