Por: Roberto Garrone

Por estas horas ya pasaron seis días desde que el SICONARA decidió demorar la zarpada de la flota pesquera en todos los puertos marítimos con vistas a la asamblea general extraordinaria que celebrarán este lunes en Buenos Aires. Habrá que ver luego cuántos de los trabajadores terminan asistiendo al encuentro en el club Bohemios de la Boca.

Por estas horas ya quedó paralizada la flota fluvial como para sumar más afiliados al encuentro que marcará, muy posiblemente, el comienzo de una medida de fuerza ante la ausencia de una propuesta oficial para aliviar el pago del impuesto a las ganancias, en este caso a los oficiales de máquinas de la marina mercante.

Al cierre de esta columna al menos en la pesca de Mar del Plata no había alumbrado ningún acuerdo que permita siquiera poner un parche y volver a poner la rueda productiva en movimiento de la que dependen miles de trabajadores.

La semana pasó también sin que los defensores del laburo local siquiera abran la boca para referirse al conflicto. Tan propensos a adoptar mascotas, descubrir gliptodontes o fomentar el consumo de cerveza artesanal, ni una declaración de circunstancia por la parálisis de la industria que exporta por casi 900 millones de dólares anuales. No fueron los únicos, pasó Axel y tampoco dijo nada. Cuando no es relato, a muchos se les terminan las palabras.

Quizás las cámaras patronales piensen que la demora concluirá luego que la asamblea defina un paro nacional. La decisión de los trabajadores les dará lugar para que puedan acudir al Ministerio de Trabajo y solicitar la conciliación obligatoria.

Cuánto pagan los maquinistas por ganancias. Varía de acuerdo a las empresas y el grado de periodicidad con que circulan por el camino negro, que en Mar del Plata tiene muchos fanáticos aunque en Patagonia también brotan fieles.

“El problema no es por hoy sino por lo que viene”, reconocía un oficial en la semana. La trazabilidad en la pesca supone el blanqueo de toda la actividad. Hoy ya es posible saber qué y donde se pesca, lo que se almacena en bodega y dónde se reprocesa y con cuántos trabajadores.

En el gremio creen que no falta nada para calcular el ingreso de toda la tripulación en función de las capturas. Por eso decidieron plantarse ahora como el último intento para modificar un esquema confiscatorio.

Los armadores ya deben ir contando hasta 100 en estos días de inactividad. Ver la flota parada por un conflicto del que son ajenos no deja de ser paradójico. Si pensamos que ocurre en la semana en que acordaron entregar un 55% de reajuste salarial para el tramo marzo/septiembre de la paritaria 2023, sobre los ítems fijos del convenio, para algunos es un verdadero despropósito.

Todos ven fantasmas detrás del reclamo de los maquinistas navales. Sobre todo por el momento en que decidieron demorar las zarpadas. Luego que terminara la temporada de langostino en aguas provinciales de Chubut y antes de la pretemporada de Nación, con la apertura de langostino al norte del área de veda, en cuya línea de largada estaban anotados buena parte de la flota marplatense.

También hay una grieta en el frente gremial que profundizó la reciente paritaria. Pablo Trueba en “Desde el Muelle” reconoció que no habían sido consultados por los oficiales de máquinas y si bien acompañaba la medida, no la compartía. Del otro lado lo cuestionaron por haber querido cerrar con las patronales cuando la oferta llegó al 50%.

Más allá que la medida cayó justo en medio de ambas temporadas de pesca, también hace una semana el Gobierno anunció el plan de alivio fiscal para 600 mil trabajadores pero excluyó a los obreros marítimos. A esta altura deberían saber que no es lo mismo trabajar en una oficina que en medio del mar.

Para este lado también debería mirar la patronal. La responsabilidad de un Estado indiferente por casi 20 años, pasivo al reclamo que los gremios marítimos han realizado por mayor atención a la actividad, su régimen laboral e impositivo. Autoridades que después de meses y meses de dilatar respuestas cuando tuvo cara a cara a los referentes sindicales les pidió sus recibos de sueldo.

A medida que corren los días y sube la bronca de los armadores también crece la bronca de los trabajadores. Su hartazgo por no poder devengar casi nada para reducir su impacto. Hasta ahora el Gobierno lo que no emparchó lo ignoró y permitió que engorde la evasión.

Hablando de engorde, la idea de aumentar la incidencia de las horas extras en el recibo, una de las medidas de alivio promovidas por Massa, para aliviar la base imponible de la “Producción” se ha quedado en eso. Pero ya se cumple una semana de la flota parada y a nadie se le cae otra idea para devolverla al agua.

Todas las miradas ahora se centran en lo que hará SICONARA luego que la asamblea defina la medida de fuerza el lunes. Acatarán la conciliación que pedirán las cámaras o decidirán ir a fondo para que el gobierno reaccione con toda la flota, pesca, petróleo, empuje, arena, remolcadores, atornillada al muelle.


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