Por: Roberto Garrone
«Quiero ser el ministro de sus sueños», dijo el jueves Julián Domínguez, casi en su estreno como máxima autoridad de Ganadería, Agricultura y Pesca de la Nación en un auditorio del INIDEP colmado de de referentes del sector pesquero entre empresarios, lobbystas y dirigentes sindicales.
El ministro llegó para recibir al nuevo buque de investigación del INIDEP, el «Mar Argentino» pero construido en Vigo como su hermano mayor el «Angelescu», que evaluó la abundancia de langostino en aguas del sur de la Provincia de Buenos Aires.
El langostino milagroso que resiste el crecimiento desmedido del esfuerzo pesquero se las ingenia para mostrar signos de nuevos episodios singulares. Si se cuidan y protegen las concentraciones de reproductores halladas en el área durante la campaña de investigación, la pesquería ofrece nuevas opciones de captura lejos del Golfo San Jorge,
La presentación formal del nuevo Ministro con los referentes de la actividad pesquera fue a puertas cerradas y sin acceso a la prensa. Pero no cuesta nada imaginar la cara de Antonio Solimeno ante la revelación del Ministro.
Si a Tony lo dejan cumplir los suyos seguramente deseará que las nototenias regresen a los partes de pesca como una manera tramposa de subdeclarar merluza. La maniobra la pulió y extendió durante el último gobierno de Cristina Fernández. Ahí tiene un ancla para ilusionarse.
Que decir de la avaricia de José Moscuzza. Si a «Pototo» lo dejan cambia todos los fresqueros que le quedan por tangoneros de 47 metros de eslora como tiene el «José Américo» y los «reduce» con la eslora de arqueo y otros cuentos, avalados por esta gestión. Otro que tiene motivos para soñar.
Lo más trascendente que dijo Domínguez tal vez haya sido la intención de duplicar las exportaciones pesqueras para el año que viene. El dato que aportó, que a marzo la industria había exportado un 59,2% más que el primer trimestre del 2020 resultó toda una sorpresa.
Convivo casi a diario con las estadísticas pesqueras y no recordaba un aumento tan significativo porque en el 2020,hasta que comenzó la pandemia, la actividad no había caído en un pozo: por el contrario, se desarrollaba una excelente zafra de calamar.
Por eso fui a la estadística oficial a ver qué reflejaba el comparativo interanual del primer trimestre del 2020 con el primero del 2021. Los números parecen contradecir al Ministro. Entre enero y marzo del año pasado la pesca exportó por 125 mil toneladas que generaron 450 millones de dólares. Calamares y langostinos dominaban la escena con 134 y 194 millones de dólares respectivamente en su participación total de la generación de divisas.
El chequeo sirvió para comprobar que habían incluido el detalle de la captura de langostino barco por barco de la zafra 2020 con el informe de coyuntura de Abril. Juraría que no estaba cuando subieron el informe en junio pasado sino que lo subieron después. Cierro paréntesis…
Este año hubo un crecimiento en el volumen exportado pero se generaron menos divisas. Esto se explica por la caída de precios que mostró el calamar. En total fueron 132 mil toneladas exportadas entre enero y marzo 2021, que generaron 423 millones de dólares.
Las principales especies volvieron a ser el marisco y el molusco que aportaron 204 y 120 millones de dólares respectivamente. Ninguna cifra parecida a lo que dijo Domínguez. Ni por asomo….Empezamos bien.
El desafío de duplicar los ingresos por exportaciones pesqueras parece un gesto para la tribuna. Sin chances de duplicar las descargas de las principales especies pesqueras, la merluza tienen fijada una captura máxima permisible, el calamar depende de factores ambientales y ciclos reproductivos exitosos, y exterminarían al langostino si desembarcan 400 mill toneladas, la clave pasaría por sumarle valor a los actuales niveles de captura.
Y esto es algo que todos los gobernantes anuncian pero pocos llevan a la práctica. Y eso que Liberman intenta sumar trabajo en tierra con el mayor porcentaje de calamar para reproceso y el incremento del by catch para la flota merlucera que opera sobre el 41°S. Pero el sector de tierra sigue pagando la falta de estímulos al agregado de valor.
Domínguez podría haber arrancado con metas más modestas pero cumplibles. Tirar cifras inexactas y proponer objetivos imposibles no parecen la mejor estrategia de presentación.